«¿Qué? ¿entonces si le gusto a mi adorada fresa? ¡Como que sí!» Pensaba Ivanno quien estaba muy sorprendido con aquel beso tan inesperado. Jamás en sus veintiséis años, pensó en besar a una mujer asi tan fina como la princesa y menos que ella lo besara primero; eso fue todo un choque de emociones para él porque nunca se lo esperó. Asi que, aprovechó de esa gran suerte y abrió más su boca, para así comenzar con un beso bien intenso. Sus alientos se encontraron mezclándose con más fuerza y sus lenguas se empezaron a entrelazar mediante una energética danza ritual adentro de sus bocas. Tal parece, que ambos eran tal para cual, porque tanto como Angelica como Ivanno parecían fuego a pesar de que eran prácticamente dos desconocidos. Pero creo que las ganas que se tenían el uno con el otro de

