CAPÍTULO 17

1172 Words
ANGELINA Luciana me mira con molestia. —Debes estar feliz con nuestra partida, lo lograste —Su voz suena dura. —No sé de qué hablas, no puedo pasar por encima de las decisiones de mi esposo. —Eres una ingrata y mala hija —dice, mientras sale de la casa sin despedirse. Ruedo los ojos y cruzo mis brazos mirando a mi padre. —Nos vemos luego, Angelina —Mi padre besa mi frente y sale detrás de mi madre. Estoy cansada de todo esto, si no es Andrew son mis padres, a veces quisiera estar lejos de ellos y ser feliz. Camino a la sala y me siento en uno de los muebles, tomó la revista que está en una de las mesas y la leo. Un pequeño artículo de la empresa de mi esposo aparece en la parte de economía, nunca tuve interés de los negocios de Andrew, pero no puedo negar que la empresa es una de las más importantes de México. Mi nana me interrumpe y se sienta a mi lado. —¿Qué pasó? —La miro preocupada. —La joven Cecilia está afuera, dice que desea hablar con Andrew —Paso mi mano por mi frente y mi humor cambia enseguida. —Iré yo, esa mujer no tiene nada que hacer aquí y se lo haré saber —Me levanto y salgo de la casa. Esta de espalda, carraspeo y ella se gira, dándome una mirada molesta al verme. Luce diferente. —¿Qué deseas, Cecilia? —Hablar con Andrew —me dice, altanera. —Mi esposo está ocupado, no tiene tiempo para ti. —Tu opinión en esta casa está de más, no eres nadie para decirme si puedo hablar o no con Andrew —Esta mujer está causando que la saqué de los cabellos de mi casa. —¿Así? Te recuerdo que ya no trabajas aquí porque yo… —Me señaló—. Le dije a mi esposo que te despidiera. Sus manos se vuelven puño y cruzó los brazos, esta mujer aprenderá a respetarme. —Será mejor que me dejes pasar, o si no… Cuando estoy a punto de decirle a los guardias que la saquen, Andrew aparece en la entrada y nos mira a las dos, sin entender qué está pasando. —¿Qué haces aquí, Cecilia? —Sus ojos brillan al verlo y me molesta en gran manera. —Quería hablar contigo. —Tú y yo no tenemos nada de que hablar, mi esposa te lo dejo claro —Mi corazón se emociona ante su respuesta. —Andrew… —Se intenta acercar y no se lo permito. —Será mejor que te retires —dice mi esposo, toma mi mano y entramos a la casa. Suelta mi mano y me siento extraña al no tener su contacto. —Debiste ignorarla, Angelina. —Lo siento, pero no podía permitir que llegara a esta casa como si fuera suya. —Ya se lo dejaste claro —Se sienta en el mueble y me mira—. Para la próxima solo la evitas y ya. —¿Por qué? ¿O tiene algo que decirme acerca de ustedes? —Detesto que esa mujer sea el motivo de esta discusión. —¿Nosotros? Nunca hubo y jamás lo habrá —exclama tranquilo—. No deberías darle importancia a Cecilia. —Como digas. Se inclina hacia adelante y una sonrisa burlona aparece en su perfecto rostro. —Deberías disimular un poco los celos —Me río en su cara. —No te creas tan importante, no son celos… —Me siento a su lado—. Solo que no deseo ser la burla de nuestros conocidos al tener a tu amante en mi casa. Su mandíbula se tensa y sé que le molesta mi comentario. Andrew es el tipo de hombre que jamás aceptara sus errores delante de nadie. El ama de llaves aparece y nos informa que el almuerzo está listo. Nos levantamos, y caminamos juntos hacia el comedor, cuando estoy por sentarme, me toma del brazo y me acerca a su cuerpo. —No soy el hombre que soñaste para tu vida, y mucho menos el esposo ideal. Pero me gustaría que lo intentemos, Angelina —Abro los ojos y no puedo creer lo que estoy escuchando—. Quisiera comenzar de cero contigo. Sus ojos reflejan sinceridad, y aunque quiera creer en él, no puedo, desde el comienzo de nuestro matrimonio solo escuché de él palabras hirientes que lastimaron mi corazón. —No es tan fácil… —murmuró. —Piénsalo, es momento de ser felices. No digo nada, mi mente está en blanco y mis sentimientos están a flor de piel, nos sentamos y empezamos a comer, el silencio se hizo presente, y era mejor así. No quería hablar y mucho menos sacar el tema nuevamente. Termino y me levanto. —Piensa en lo que te dije —Me recuerda. Asiento y salgo del comedor, subo las escaleras y abro la puerta de mi habitación. Llamó a Zoe. Llamada: —Dime, querida. —¿Estás ocupada? Necesito hablar contigo. —Ven a mi casa, estoy con los últimos detalles de la fiesta y quiero terminar hoy todo. —Está bien, dentro de media hora estoy allá. Cuelgo sin esperar una respuesta de su parte. Me quito la ropa y la dejó en la cama, abro el closet y saco un vestido color rojo y una chaqueta, me visto y me pongo las sandalias. Me maquillo y agarro mi cartera. Salgo de mi habitación y bajó las escaleras, no había nadie y rogaba a Dios que Andrew no estuviera todavía en el comedor, me asomo y no está, respiró con alivio, la tensión entre Zoe y Andrew es insoportable y era mejor no hablar de mi amiga delante de él. Abro la puerta y el chófer está limpiando el auto, deja de hacer lo que quiere y se acerca a dónde estoy. —¿Dónde iremos, Señora? —A casa de Zoe —Asiente y abre la puerta. Me subo al auto y dejo mi bolso a un lado, necesito hablar con alguien y la indicada es Zoe, es mi amiga a pesar de su actitud. Además, no tengo con quién hablar, el chófer enciende la radio y lo agradezco, comienzo a tararear la canción que está puesta. El tráfico está en colapso el día de hoy, me recrimino por no esperar para mañana, pero ya estoy aquí y debo esperar, pasan los segundos y vuelve todo a la normalidad. Llegamos a la casa de Zoe, el chófer me abre la puerta y salgo, camino hasta la entrada y el guardaespaldas me saluda y me hace pasar. Ya dentro de la casa, Zoe aparece y me saluda, pero me sorprende ver a Leonardo aquí. —Un gusto volver a verte, Angelina —Leonardo toma mi mano y la besa. Le doy una sonrisa fingida y retiro mi mano, si Andrew sabe que estoy con Leonardo, no quiero saber lo que hará.
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