Sentados en la sala de estar, el silencio se mueve con avidez entre nosotros.
¡Qué bonita es! parece una princesita salida de un cuento de ensueño. Todo lo que mis padres hubiesen deseado; una niña delicada, refinada, de esas que ponen primero sus caprichos y exigen.
De las que hablan todos los idiomas y usan ropa de marca, las que valoran el estatus y mencionan su apellido cada vez que pueden.
No debo juzgarla por unas cuantas horas a su lado.... sin embargo sus actitudes dicen a gritos que es una niña mimada.
Su piel también fue abrazada por el sol como la de Jhan y en ella resaltan sus enormes ojos almendra. Aunque su estatura está unos cuantos centímetros debajo de la de su novio, lo compensa con un cuerpo estilizado y perfectamente proporcionado.
Nirvana ¿Por qué tenías que ser tan dulce y cariñosa?¿Por qué tenías que ser mejor que yo?
Todo lo que eres hace que duela aún más.
No es que tenga algo contra ti, pero nunca voy a perdonarte que me hayas robado su amor.
La puerta se abre generando un estruendo en la sala y paso de la tristeza al fastidio instantáneo.
El repiqueteo de los tacones hacen eco en nuestros oídos anunciando su presencia. La cartera que cuelga de su brazo es transferida a las manos de Karla con un movimiento brusco y soberbio.
— Qué hijos tan ingratos tengo. ¿No pensaban invitarme a esta pequeña reunión?
Aguanto la respiración y miro en dirección a Jhan, su madre es el origen de todos sus males emocionales y de su eterna disputa con Marco.
— ¿Cómo podríamos? jamás permitirías que lo hiciéramos — esboza Jhan dejando a un lado el café para saludarla. Intenta abrazarla pero en su lugar recibe una tosca caricia en la mejilla.
¿Tantos años sin verlo y eso es todo lo que hará? No sé por qué me sigo sorprendiendo cada vez que la veo, si ya entendí hace tiempo que esta mujer no tiene corazón; solo alguien sin uno podría rechazar a Jhan.
Cuando la madre de Marco falleció su padre se casó con Dorah, que hasta entonces había sido su amante entre las sombras.
Y a diferencia de lo que todo el mundo creyó, ella amó con todas sus fuerzas a su hijastro, lo acogió como si fuese suyo.
No obstante, el hijo de su propia sangre no corrió con la misma suerte. No importa cuánto se esforzara Jhan por agradarle, siempre habría una barrera invisible separándolos.
— ¡Qué hermosa criatura! Tú debes ser la novia de Jhan.
— Así es Señora
—No, no, para ti soy Didi querida. Es un gusto conocerte al fin. De hecho mañana vendrás conmigo a una salida de nuera y suegra. Compraremos ropa y nos pondremos al día. Es lo mínimo que puedo hacer para agradecerte, bueno... — suspira y hace un gesto hacia Jhan.
Lucho con todas mis fuerzas para no levantarme y darle una bofetada.
Estoy acostumbrada a sus continuos desplantes y frases hirientes. Las puedo soportar y hasta perdonar, pero si hay algo que no voy a tolerar es la manera en que lo trata. Eso realmente logra sacarme de mis cabales.
—Será un gusto acompañarla. Si es una salida de mujeres podríamos incluir a Nissa ¿No cree?
— Oh no será posible, ella tiene muchas actividades que hacer, estoy segura — dice con ese tono espantoso suyo.
—Lamentablemente — susurro agradeciendo no tener que ir.
Marco se acerca y me planta un beso en la mejilla — Claro que estará muy ocupada — su risa traviesa rebota en mi piel.
Levanto los ojos solo para confirmar la furia que ya anticipaba en mi suegra.
— Cada día más apuesto. Te pareces tanto a tu padre — lo abraza haciéndome a un lado.
Percibo como se le rompe el corazón a Jhan en ese simple gesto de amor; su mirada se torna oscura y llena de sentimiento. Si pudiera evitarle este dolor lo haría sin pensarlo.
—No es para tanto madre — suelta Marco en seco— Aunque también me alegro de verte.
Como era de esperarse pasa por mi lado y me ignora por completo. Una mujer con una familia en quiebra como la mía, no merece ni su respeto ni su atención.
—Marco me comentó que las cosas no marchan bien en la viña — suelta con un veneno perspicaz.
— No.. no fue exactamente lo que dije — se defiende Marco.
— Veo que las hay cosas que no cambian — dice Jhan levantándose.
—Siéntate y deja el drama — ordena su madre con fastidio
— Ya no soy el niño tonto al que dominas. Cuando quieras pasar un momento agradable me avisas.
Abandona la habitación a grandes zancadas y mi cabeza también lo hace.
Observo a Nirvana disculparse con Dorah por el comportamiento de su novio y cotillear sobre idioteces sin sentido.
Marco intenta ponerse de pie para seguirlo pero su madre se lo impide, alegando que no debe apañar sus berrinches.
—Jhan nunca entendió de etiquetas y modales — Le dice para terminar de obligarlo a quedarse.
Miro a Marco furiosa. Es su hermano y permite que lo hieran de esa forma. No es más que un cobarde.
Me levanto furiosa de mi asiento y mi esposo toma de mi mano para frenarme, no obstante me safo del agarre y subo corriendo las escaleras. No me quedaré un segundo más soportando la maldad de esa mujer.
Apresurada recorro el pasillo y cuando llego a la puerta me freno en seco. El corazón me late desbocado dentro del pecho; debo ser valiente, sé muy bien lo mal que la está pasando.
Golpeo dos veces y me detengo.
Una parte de mi quiere salir corriendo a esconderse; le temo tanto a su desprecio...
—Jhan — sale de mis labios su nombre con voz temblorosa.
— Pensé que eras Nirvana — responde mirando a un punto fijo detrás de mi.
Teniéndolo tan cerca mío se me hace sumamente difícil pensar, recordar aquello que iba a decirle.
—Sabes cómo es Dorah no tienes que..
— No tengo nada que hablar contigo — sentencia de manera fría, carente de emoción — Lo mejor es que te vayas.
—No te dejaré solo
Se ríe por lo bajo tocando su sien —¿Es un poco tarde para eso no?— pronuncia mientras comienza a cerrar la puerta.
—Aguarda — llego a decir mientras tomo de su brazo para evitar que continúe.
Cierra los ojos y exhala con fuerza.
— No me toques — hace el pedido aún con los ojos cerrados.
Doy unos pasos lejos suyo. Nunca imaginé que guardara tanto rencor contra mí.
Sé que lo herí y no espero que todo sea como antes, estoy consciente de que eso ya no es posible.
Sin embargo podríamos...
¿Qué podríamos? Si no logro estar cerca suyo sin desear sentir el sabor de sus labios otra vez.