Bruce
Cuando despierto me sorprende lo bien que dormí abrazado a Rache y no me rechazo, lo que es aún mejor. Pero no olvido todo lo que me dijo anoche en su estado de ebriedad, y tiene toda la puta razón.
Ella se ve como un ángel con su cabello castaño esparcido por la almohada, dejo un beso es su mejilla y me levanto para ir al baño, hago mis necesidades y me doy un ducha rápida. Hoy quiero consentir a mi esposa con un buen desayuno, aunque eso no compensará todo lo que la he hecho sufrir estos meses, bueno, por algo debo empezar si quiero ganarme su confianza. Quisiera ser alguien mejor para ella si quiero tener lo que soñé anoche.
-Bueno días Aurelia – saludo a mi ama de llaves. Lleva trabajando aquí 5 años y ha sido un alivio, mantiene la casa en pie. Y es a la única que le permito que me trate con confianza.
-Bueno día Bruce. ¿quiere su desayuno?
-Por favor y prepara también el de la señora. Ponlo en una bandeja
-Sí señor – me da la espalda y se que esta sonriendo, ya que jamás le he pedido tal cosa. Y supongo que se alegra.
Me pasa una taza de café y leo el periódico esperando a que termine.
-Bueno días – la voz somnolienta de Rache me sobresalta. La miro y ya viene vestida con ropa deportiva.
-Bueno días. Arruinaste la sorpresa de llevarte el desayuno a la cama – y pasar el resto del día a tu lado.
- ¡vaya! Tremenda sorpresa me hubiera llevado – habla con sarcasmo. Lo que me gustaría hacerle a esa lengua viperina - Aunque innecesaria. Aurelia solo quiero fruta y yogur por favor, estoy algo apurada.
-¿A donde vas?
-Obviamente iré al gimnasio con las chicas, necesito eliminar el exceso de alcohol de mi sistema -¿Qué? Donde están todos esos tipos llenos de esteroides y sudorosos. No ni hablar.
-Sabes que aquí tienes un buen gimnasio, puedes llamarlas y que vengan
-Gracias pero no. Queremos salir e ir como la gente normal.
¡Joder! Ahora me estoy enojando, no con ella si no por la cantidad de imbéciles que se le acercarán y se la comerán con la mirada. Ahora mi día se volvió n***o.
-Te llevarás a Jean entonces -digo con vos dura y sin mirarla.
-No necesito niñera
-No me interesa. Iras con él o no saldrás, punto -me mira entre sorprendida y enojada
-¿Quién te crees que eres para mandarme? No eres nadie en mi vida. – golpe bajo. Cuento hasta diez antes de hacer explotar la bomba fuera de mi
-Soy tu esposo ¿eso no te dice nada? -salta de su asiento y se acerca a mi poniéndose solo a centímetros de mi cara. Puedo oler su aroma a fresas que siempre me enloquece.
-No, no me dice absolutamente nada. No te vengas a hacer el mejor esposo del mundo conmigo porque no te queda, el hombre más miserable y egoísta del planeta ¿tratando de cuidar a su esposa? – ríe falsamente -puedes irte al infierno querido.
La sujeto del brazo bruscamente, y parte es porque me dolieron sus palabras. Tiene razón pero ya me colmo la paciencia con su grosería
-Eres un niña malcriada. Y te digo que no saldrás sin el guardaespaldas – Aurelia ha desaparecido sin darme cuenta y lo agradezco.
-Suéltame.
-Te voy a enseñar a respetar a tu marido, mi amor.
Me divertiré haciendo esto. Hace mucho que no uso el cuarto de arriba y creo que es hora de enseñarle lo que es el respeto.
La alzó en mi hombro y ella chilla, palmeo su culo y subo al segundo piso.
-Oye suéltame ¿Cómo te atreves a pegarme?
-Apenas estoy empezando cariño. – Entramos al cuarto y la llevo directamente a la cama donde la acuesto y ato sus manos para que no pueda huir después de quitar su blusa y top a fuerza dejando ver sus perfectos senos. Me pongo duro de solo verla, es una diosa con su piel Inmaculada que solo la adorna un pequeño tatuaje en su espalda que no había tenido oportunidad de verlo y es lindo.
-Bruce no… ¿A dónde me has traído? – mira todo a su alrededor con incredulidad – desátame.
-Silencio – Quito también sus pantalones y bragas, desnuda me gusta aún más. Y sus pies también los inmovilizo
Tomo la vara del estante a mi derecha y acarició su espalda hasta su trasero y la azoto, no muy fuerte pero que sienta quien manda aquí
Rachele
Abre la puerta de la habitación donde nunca había entrado, ni siquiera sabía que esto existía y apenas veo lo que hay dentro el miedo me invade. Me lastimará, lo se. Y no hay nadie que pueda ayudarme
-¿Qué me harás?
-Ya verás nena – ay Dios…
Forcejeo tratando de quitarme las cuerdas pero es inútil, las ataduras están muy apretadas. No quiero perder mi virginidad así pero si se lo digo se burlara de mi.
Me ha desnudado y atado de pies y manos a los aros que tiene la gran cama. Nunca había visto nada como esto y me asusta de sobre manera que pueda hacerme daño. Rebusca algo en los cajones y cuando da con ello se vuelve hacia mi.
-No sabes lo fascinante que te ves así, desnuda y amarrada. Nos divertiremos mucho – siento el azote quemando mi piel, no fue duro pero no me gusta
- no Bruce, suéltame
- relájate querida, te aseguro que te va a gustar y después me rogaras por más
Rezo mentalmente para que alguien me saque de aquí.
Siento sus dedos tocándome y una pequeña corriente se pasea por mi columna. Eso se siente tan bien.
No Rache concéntrate, no puede gustarte.
-Señora Wells, creo que merece un castigo por las infracciones que has cometido y si se porta bien tendrá también una recompensa
-No quiero, déjame ir por favor – estoy a punto de llorar. Primero me pegara y luego que, ¿me violara acaso?
-No puedo esperar mucho para estar dentro de ti – susurra en mi oído y la sangre se me calienta, me siento asustada pero estoy mojada ya con sus palabras y su cercanía, y me avergüenza, ni siquiera me he dado placer a mi misma. – me excitas mucho esposa mía. El castigo vendrá después porque ahora mismo solo quiero una cosa – escucho el cierre de su pantalón y luego está encima de mi, besándome y acariciándome con su lengua.
Siento la punta de su m*****o en mi entrada y tomo una profunda respiración esperando a que suceda. Entonces me penetra de una estocada y tan fuerte que mis lágrimas salen al fin
-mierda, estás tan apretada y mojada… – se mueve duro dentro de mí partiéndome en dos, duele horrores, me siento violada, ultrajada, usada y es lo que me mata por sentir lo que siento por él. El dolor ahora está desapareciendo y da la bienvenida a un sensación indescriptible. Es el clímax arremolinándose en mi vientre bajo
Acelera sus embestidas y mis piernas tiemblan, podría caerme en cualquier momento si no fuera porque estoy acostada.
-Dios no aguantaré mucho. Córrete conmigo…oh si…vamos cariño, córrete – sus palabras y jadeos son mi detonante para que un intenso orgasmo me deje sin fuerzas – Bendito placer.
Y a pesar de eso me siento mal y sucia.
-Ya conseguiste lo que querías, ahora desátame para que pueda golpearte – apenas puedo hablar
-Pero si apenas estamos comenzando mi amor
-¿acaso no te diste cuenta? – estoy tan furiosa con él y conmigo misma por no pelear lo suficiente y cederle lo que quería. Lloro como una imbécil magdalena. –
-¿De qué, que te encantó que te cogiera así? – se mueve un poco dentro de mi aún, sin embargo ya no siento nada.– sale de mi haciéndome estremecer. No lo escucho, no lo veo moverse, está como paralizado.
-Rachele - susurra - ¡MALDITA SEA! ¿PORQUÉ NO ME DIJISTE QUE ERAS VIRGEN? – grita. Me desata y me acuesta en la cama
-Ya no digas nada Bruce. Solo quiero darme una ducha y dormir para no despertar nunca mas.
-Dios, lo lamento tanto cariño. Lo siento. Perdóname – siento la angustia en sus palabras y veo culpabilidad en sus ojos – no debí hacerte esto.
-Ya no importa - Por increíble que parezca en mi corazón no siento nada por el momento, ni odio ni enojo. Me levanto de la cama y mi cuerpo protesta, me duele mi entrepierna y mis brazos
-Déjame llevarte – su voz es suplicante y llena de remordimiento. No esperaba que se sintiera mejor por hacerme esto, tal vez si hubiera hablado no me hubiera ocurrido esto.
-no, ya hiciste bastante. Solo quiero que desaparezcas de mi vida
Camino fuera de la habitación envuelta en esas sábanas negras
Entro a la habitación de invitados y me meto al baño, dejo que el agua me limpie la tristeza y se lleve mi dolor. Nunca imaginé que así perdería mi virginidad, con un hombre cavernícola y sadomasoquista que al menos fue con mi esposo pero no de la forma que hubiera deseado pero ya para que me quejo, lo que paso, paso y no pudo ser de otra manera.
Me siento violada.