Isabel se paró, frente a ellos, con el vestido hecho un desastre, pero cubriendo su cuerpo. Trataba de normalizar su respiración, mientras que los dos jóvenes jadeaban pesadamente frente a ella. Tenía que tomar una decisión, pues el acuerdo con Carlos era muy claro: no podía involucrarse de ninguna manera, con nadie de su vida, de su círculo… pero por otro lado, ¿no ella misma había roto y rehecho muchos acuerdos con el propio Carlos? Este era uno de esos momentos donde sabía que tenía que tomar el control de su cuerpo y de sus decisiones, pues si se dejaba llevar por la calentura podría mandarlo todo a la mierda. —Escúchenme bien, de esto, nunca, jamás, ni una sola palabra a Carlos, ¿entendido? — soltó, mirándolos con determinación. Sus palabras retumbaron como si hubieran sido dichas

