La escena, sin embargo, había causado un fuerte impacto en Alma, quien temblaba suavemente sin quitar la vista de nosotros. —Bien, ahora empieza la… dinámica— dije, relamiéndome la boca y volviendo a mi lugar, había decidido ser un espectador al inicio — bésense, comiencen con ternura y después aumenten la pasión. Alma y Alejandra se miraron por un momento, la tensión palpable entre ellas. Lentamente, como si estuvieran moviéndose a través de agua espesa, acercaron sus rostros. Sus labios se encontraron con timidez, apenas rozándose al principio. El beso era mecánico, forzado, sus cuerpos rígidos por la incomodidad y los nervios. Pero poco a poco, algo comenzó a cambiar. Quizás fue el calor de sus cuerpos desnudos, o la suavidad de sus labios, o simplemente la tensión s****l que había e

