Tom me sacó la v***a del coño en algún momento de la noche, porque cuando desperté, ya no la tenía dentro mío. Qué detalle de su parte. Aceptar que Tom y yo somos los únicos humanos en el mundo me resultó liberador. No importa si lo que hacemos está bien o mal, y de hecho no importaría si todo lo que pudiéramos hacer estuviera bien o mal, porque sólo estamos nosotros dos para juzgarlo. Mientras nuestras acciones nos complazcan a nosotros, es más que suficiente. Miré a mi Tom descansar a mi lado. Se veía hermoso, su fuerte cuerpo era… un suspiro. Acaricié suavemente su piel, disfrutando de la sensación de sus músculos firmes bajo mis dedos. Tom se removió y abrió sus ojos soñolientos. Una sonrisa lenta se dibujó en su rostro al verme. —Buenos días, mami — murmuró con voz ronca. Sonreí

