“Sí, lo hago”, respondí con sinceridad, recordando el voto de honestidad total que me había hecho a mí misma. “Es algo normal y te ayuda a descubrir lo que te gusta y lo que no”. “¿Y qué es lo que te gusta?” Preguntó con sincero interés “Mmm a mí,… No, espera, eso no te lo puedo decir” “¿Por qué no?” insistió “No es asunto tuyo” Dije y me levanté, dispuesta a irme (por fin). “¡Espera! Por favor” (Pfff, nunca tengas hijos, lo digo en serio.) “¿Y ahora qué?” “¿Una última pregunta?” “Ok, pero que sea rápido y no, no te voy a revelar mis secretos” Dije bromeando. "¿Cómo lo haces si no tienes pene?" Bueno, esa era una pregunta justa y hasta inteligente. Me pareció que creo que lo mejor sería ser honesta. “Bueno... es un poco diferente para las mujeres y los hombres, pero el concepto

