Abismo 3

1377 Words

El amante de Natalia cambió de posición, levantándola con fuerza hacia una de las paredes. La sostuvo allí, con una destreza que parecía ensayada, mientras sus dos afiladas montañas quedaban al descubierto, marcando cada movimiento de su respiración agitada. La pasión se encarnaba en su cuerpo como un fuego imposible de apagar, y Daniel, desde las sombras, no pudo evitar la expansión involuntaria de sus pupilas. Su mirada era un prisma de emociones: un hombre roto que contemplaba, en medio del dolor, la belleza cruda y desgarradora de su mujer. Era la misma mujer que siempre había deseado ver así, en su estado más puro, más vulnerable, más exaltado. Y, sin embargo, no era él quien desataba esa versión de Natalia. Esa realización le perforaba el alma, pero el placer visual se mezclaba con

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