Desde la adolescencia he tenido un sueño que siempre se repite, no obstante me gustaba tanto que no me cansaba de disfrutar con él. Dicho sueño empezó desde que, en la clase del instituto, coincidía con una compañera especial, las clases eran mixtas, y no es por desmerecer a las otras chicas, pero aquella muchacha nos llevaba locos a todos los compañeros. Por algún motivo, los chicos siempre nos sentábamos en los pupitres traseros, mientras que las chicas quedaban delante, cerca de la profesora, y esto propiciaba que entre nosotros siempre estuviera presente la presencia de las chicas que, aunque de espaldas a nosotros, las imaginábamos desde todos los ángulos. Entre todas las chicas ésta destacaba de las demás, ciertamente lo tenía todo, era alta, guapa a rabiar y con un tipo bastante d

