Isabel lo dejó hacer un instante eterno antes de apartarlo suavemente.
—Lamento decirte que es un poco tarde— dijo, relamiéndose la boca —. La oportunidad ha pasad…
Pero, contrario a lo que pensaba no pudo terminar su oración pues la boca de Lucas se estrelló contra la suya, ayudada de su mano que le sujetaba la nuca.
Isabel, sorprendida pero excitada, se encontró cediendo al contacto. Ricardo, incentivado por el arranque de Lucas, se acercó y comenzó a besarle el cuello. Ella se dejó hacer, mientras de fondo seguían sonando los suaves gemidos de Samantha. Pasaron unos minutos en que el ataque descoordinado pero increíblemente eficiente de los chicos continuó; Lucas, de nuevo en un arrebato de locura o valor, comenzó a manosear las piernas de Isabel, cubiertas solo por el suave pijama.
