Con mimo Lucía empezó a acariciar aquella estaca, sobre el pijama. La recorría toda, despacito. Miguel, en silencio, pero respirando más profundamente. Luego, al rato, metió su mano por dentro...y su manó volvió a tocar aquella polla caliente, palpitante. Su padre miraba. Veía a su niñita, con la cabeza apoyada en su hombro y su mano metida por dentro de su pijama. Y sobre todo, sentía. Sentía su delicada mano agarrando su polla. Lucía estuvo un buen rato así. Con la mano metida en el pijama de su padre, tocando su dureza. Después, la sacó de su encierro. La polla y los huevos salieron del pijama. Lucía se quedó mirándola. Le pareció preciosa. Era una barra grande, dura, venosa, caliente, suave. La empezó a acariciar, con dulzura. Le pasaba los dedos a lo largo. Le pasaba los dedos por e

