Escribir se ha vuelto una dolorosa manera de revisitar lo que no podrá continuar nunca. He encontrado en la literatura una puerta al pasado, donde una versión más libre y, sobre todo más feliz, de mí mismo existe sin preocuparse por lo que le deparará el destino. Esta es mi historia, y no lo digo sólo porque los hecho aquí narrados me hayan sucedido, sino porque realmente esta historia me pertenece y hoy decido compartirla al mundo. A ti, desocupado lector que buscas la chispa de la emoción y (¿por qué no?) lujuria en estas líneas no te pertenece este relato. Serás testigo, sí, pero silente, sumiso en este viaje. Espero, a pesar del rudo tono, que disfrutes de estas páginas y puedas gozar aunque sea una ínfima parte de cómo yo lo he hecho. En fin, el tono nostálgico con el que he empezad

