Carla, por su parte, había perdido toda coherencia. Sus gemidos se habían convertido en gritos ahogados, su cuerpo temblando incontrolablemente. De repente, Javier echó la cabeza hacia atrás, un grito gutural escapando de su garganta. Su cuerpo se tensó como un arco, cada músculo definido claramente bajo su piel bronceada. Con una última y poderosa embestida, se hundió completamente en Carla. Pude ver cómo los músculos de su abdomen se contraían rítmicamente mientras se corría, vaciándose dentro de Carla. Javier se desplomó sobre la cama, su cuerpo empapado en sudor y temblando por el intenso orgasmo. Su pecho subía y bajaba rápidamente mientras luchaba por recuperar el aliento. Mechones de cabello húmedo se pegaban a su frente, y sus ojos permanecían cerrados, perdido aún en las última

