Jeremy: Salimos juntos de la empresa mirándonos a cada tanto. Bueno, yo le ganaba en esta acción y las miradas fugaces que me daba Verónica, venían acompañadas de una sonrisa coqueta. Mierd**, me encantaba verla así a mi alrededor, después de meses sufriendo por su rechazo, esta era una buena recompensa. Una vez en el parqueadero, la tomo por el brazo y la atraigo a mi pecho. Ella inmediatamente frunce su ceño y me da esa mirada de reproche. —Jeremy, aquí no... Sus protestas se silenciaron cuando la puse sobre una de las columnas de la edificación y la besé como un loco. No sé qué me pasaba con esta mujer, lo único que sabía era que era adicto a sus labios, a su cuerpo y a esa aptitud tan testaruda que me encendía. Verónica, sin pensarlo, ladea su rostro como siempre hacía para d

