Jeremy: —Pero yo te quiero. —Lloró Ariana histéricamente. Suspiré frustrado y la observé. —Solo estuvimos una vez y ya deja de llorar, por favor. —Susurré mirando hacia los lados, ya varias personas nos estaban observando. Incluso algunas mujeres de las que alguna vez rechacé, estaban dándome miradas de muert*. En esta empresa era querido, pero a la vez od*ado, era por eso que cumplía fervientemente mis reglas. No sostenía relaciones con mujeres dentro de mi lugar de trabajo, "ya por fuera era otra cosa", pensé burlonamente. Aunque últimamente esas reglas estaban quedando en el olvido y Verónica tenía mucho que ver. Había cumplido mi cuota de acosador con ella, la seguía hasta su casa, incluso la veía trabajar. Mandé a instalar una cámara afuera de la oficina. Cielos, estaba peor que

