ALPHA ZACK
Doce años después
Estaba preparado para el ataque, habíamos encontrado a dos hombres más, de los que estuvieron aquel día cuando asesinaron a mis padres. Durante años, he vivido para cazarlos, los investigué, aprendí cada movimiento de ellos, el nombre de sus esposas, hijos, padres, hermanos, tíos, primos, donde trabajaban, los lugares que frecuentaban, actividad económica, uno a uno los he ido acabando, hasta ir destruyéndolos por completo, sin compasión, me convertí en un sanguinario, los mataba torturándolos, desmembrándolos, m*****o por miembros, mientras no dejaba de burlarme de ellos.
—Mi Alpha, ya estamos todos preparados, los dos hombres están en el mismo retiro, de paseo con sus familiares, en uno de los sitios vacacionales, cerca de la frontera del pueblo de la manada —me avisó mi beta
Respiré profundo, la sangre golpeaba con fuerza en mi interior, la ansiedad y mi sed de venganza, eran una especie de estímulo.
—Ninguno atacará, solo los van a rodear, seré yo quien se encargue de despellejarlos a cada uno de eso infelices delante de sus familiares, van a cobrarme cada gemido, dolor y sufrimiento de mis padres, luego ustedes se encargaran de los demás, no quiero ni a uno solo vivo, ni un error, ni una traición, pues esta se paga con sangre —cuando mi Beta iba a retirarse, lo detuve.
» Colin, si alguno se le ocurre tener piedad, seré yo quien acabe con él y los suyos, avísales a todos nuestros hombres, de esa manera sabrán a qué atenerse —expresé arrugando mi ceño, apretando los dientes y empuñando mi mano en un gesto de rabia.
Estaba terminando de vestirme, cuando llegó una de las muchas omegas a quienes usaba para tener sexo, sin embargo, nunca las marcaba, solo las utilizaba para satisfacer mis necesidades, pero jamás yacía con ellas estando en celo, porque como se lo prometí a mi padre, nunca mezclaría mi sangre con una mujer que no tuviera sangre de Alpha pura.
—¿Qué quieres? —inquirí malhumorado.
—Mi Alpha —empezó a decir la joven bajando su cabeza en un gesto de sumisión—. Como usted acostumbra a tener sexo cada vez que va a una pelea, pensé me necesitaría —concluyó la mujer avergonzada.
—¿Y quién te dijo que quiero revolcarme contigo? Tantas mujeres hermosas y ¿Por qué crees que te escogería a ti? —pregunté con soberbia.
La mujer levantó su rostro, y sus lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas, para luego responderme nerviosa.
—Porque yo lo amo mi Alpha, no le exijo nada más, sé cuáles son mis límites y aceptaré de buen grado, cualquier cosa que usted quiera darme —concluyó la joven con humildad.
—¡Quítate solo la falda y la pantaleta! Y gírate de espaldas a mí y frente a la puerta —de inmediato cumplió mi orden—. Ahora abre las piernas —. La chica lo hizo—, flexiona tu culo hacia mí —la mujer obedecía mis instrucciones al pie de la letra.
Cuando la tuve como quise, abrí mi pantalón y lo bajé junto con el bóxer, la tomé con una mano por las caderas, mientras con la otra tomé mi pene y me introduje en ella sin piedad, comencé a entrar y salir de su interior con violencia, mientras ella no dejaba de gemir como una posesa, fui embistiéndola más fuerte, entraba y salía de ella, sin ternura, con cuatro estocadas más, completé mi éxtasis, salí de su cuerpo y me vacié por completo en su trasero, regué mi semen en ella y le di dos nalgadas con mi mano abierta, dejando marcada las huellas de mis dedos, ella se giró viéndome con ternura, lo cual me tenía sin cuidado, porque no tenía corazón.
Tomé la misma falda que ella cargaba, la cual estaba tirada a un lado, en el suelo, limpié mi polla y mis manos, bañadas con mi semilla y se la lancé en el rostro.
—Date por bien servida, ahora, ponte la falda y desaparécete de mi vista, no vuelvas a presentarte ante mí, hasta que sea yo quien te llame, porque la próxima vez, juro que te mato ¡Fuera! —ordené y de inmediato, la chica se puso su pantaleta, la falda y salió corriendo.
Me arreglé la ropa, tomé varios cuchillos afilados de mi colección y salí al patio, donde me estaban esperando mis hombres, no pensaba llegar al lugar en mi forma lobuna, sino humana, nos subimos a los jeeps y nos dirigimos al sitio que nos habían indicado.
Cuando apenas hicimos acto de presencia, tres de los hombres ubicados en la entrada intentaron atacarnos, pero antes de poder desenfundar sus armas, me giré y con rapidez, le arrojé a cada uno un cuchillo de los que llevaba, en sus manos con la cual pensaban disparar.
—Son todos suyos muchachos, encárguense de ellos —. Les ordené a un par de mis hombres, mientras les retiraba el cuchillo y caminaba al interior del recinto.
El más joven de ellos, fue el primero en verme, comenzó a correr huyendo de mí, pero aún en mi forma humana mi rapidez era sorprendente, brinqué por encima de las mesas hasta lograr atraparlo, justo a la salida.
—¿Dónde pensabas huir? —inquirí con satisfacción al verlo con el rostro pálido y las manos temblando—. Así que tienes miedo, entonces… ¿Debo suponer que sabes quién soy yo? —ante mi pregunta el hombre llamado Donald, permaneció en silencio.
» Entiendo deseas permanecer callado, puedo ayudarte en eso —expresé con una sonrisa de maldad, saqué uno de mis filosos cuchillos y con una mano le abrí la boca e intenté tomar su lengua.
—No por favor, ten piedad, no me hagas daño, soy un padre de familia —hablo el hombre nervioso—. Yo no quería matar a tus padres, me obligaron, ese hombre Mason Lewis, amenazó con asesinar a mi familia si no lo ayudaba, ten compasión.
—¿Compasión? ¿Dime qué es eso?… Pues esa palabra no está en mi vocabulario, porque nunca la he sentido de nadie. Ustedes no la tuvieron con mis padres cuando no solo los asesinaron, si no le arrancaron sus pieles para hacerse abrigos, dime ¿Disfrutaste haciéndolo? —sin esperar respuesta le clave el cuchillo en la lengua, mientras el hombre lloraba del dolor.
Mi lobo, aullaba en mi interior, deseando tomar el control, normalmente era yo quien terminaba dominándolo, pero en ese momento estaba por completo descontrolado, sin poder evitarlo me transformé y Jack tomó el control y lo devoró por completo sin piedad, mientras yo observaba como un espectador más, sintiéndome satisfecho por haberlo desmembrado sin piedad.
Aún no había terminado de destrozarlo, cuando mis hombres me llevaron al otro, de nombre Noah, sin esperar ninguna palabra de súplica del hombre, mi lobo se le lanzó mordiéndolo en la yugular, enseguida chorros de sangre empezó a salir de forma rápida y masiva, entretanto lo seguía atacando sin piedad, hasta causarle también la muerte.
Por un momento, me quedé probando la sangre, sintiéndome satisfecho por mi obra, ni una pizca de remordimiento corrió por mí ser, porque ya estaba condenado, me había convertido en un demonio sediento de sangre, no existía el mínimo rastro de piedad en mí.
Después de estos iba por Mason Lewis, mi próximo y último objetivo.
Me transformé en humano de nuevo, sin importarme mi desnudez, luciendo de manera orgullosa mi cuerpo, sin ningún ápice de vergüenza, y le di órdenes a mis hombres.
—Encárguense de todos los demás, destruyan cada rincón de este lugar, no quiero errores, no dejen ni a uno solo vivo, tenga la edad y el sexo que sea, los humanos no son digno de piedad, son nuestros enemigos y como tal deben ser tratados.
“¡Quién necesita piedad, sino aquellos que no tienen compasión de nadie!” Albert Camus.