AMÉRICA Estoy tocando el infierno y no me importa quemarme con sus brasas. Las manos de Bryce rasgan mi piel; tras amenazarme con romperme, lo tengo desnudo frente a mí, devorando mi cuello como si fuera su dulce favorito. Tal vez este sea el mejor momento para decirle la verdad, para hacerle saber que soy gemela de la mujer que ama, pero la voz se me va. Sus manos se dirigen hacia el broche de mi sostén detrás de mi espalda, lo suelta y libera mis pechos. Las luces están encendidas y me pregunto por qué, pero no digo nada; dejo escapar un gemido en su lugar. —Me encantan estas —dice, tocando mis senos. Sus labios vuelven a los míos, y mis bragas desaparecen en el proceso, llevándome a la cama. —Joder —su mirada es intensa. Me observa el cuerpo con detalle crítico, como si qu

