Liesl entró en la cafetería y se dirigió al mostrador.
—Tomaré un mocaccino grande, con leche entera, un extra de espresso y extra de nata montada, por favor.
Una voz cálida, hizo eco del calor del cuerpo del hombre que se inclinaba para susurrarle al oído:
—Te gustan las cosas cremosas. Bueno es saberlo.
Ella se rio de la voz juguetona y giró la cabeza ligeramente para encontrarse con los ojos oscuros en los que había estado fijando la mirada durante los últimos días.
—Isaías, qué bueno verte en persona otra vez. —Observó su atractivo aspecto de pies a cabeza con entusiasmo.
—Puedo hacer que veas por completo mi atractivo —bromeó audazmente—. Trae la nata montada. No el café caliente, podría quemarme. No me gusta el dolor.
Ella rio mientras él guiñaba un ojo y pedía un café n***o grande, pagando por ambas bebidas. Apoyándose en el mostrador mientras esperaba su café, lo miró. Lo había visto entrar en el restaurante la semana anterior y había notado su altura, pero estando tan cerca de él, era verdaderamente un hombre alto.
También estaba muy bien vestido. Su traje estaba adaptado a su figura y sabiendo el gusto de Merlín por los trajes caros, sabía que el que llevaba puesto dejaba en ridículo a todos los que había en el armario de Merl.
Este hombre estaba en un plano completamente diferente. Con elegancia y pulcritud, era la versión del hombre a la que Merlín aspiraba y no había alcanzado. Se preguntó cómo se sentiría al saber que durante los últimos días había sido su musa.
—Estás mirándome fijamente, Liesl —le llamó la atención con una sonrisa burlona—. Pero no pares, me gusta.
Ella lo miró atrevidamente y suspiró.
—Soy una artista, Isaías. Aprecio las cosas finas de la vida, y tú, señor, eres fino.
Él echó la cabeza hacia atrás y rio en voz alta ante su comentario, atrayendo las miradas de los demás clientes de la cafetería.
—Liesl, eres genial, y me encanta. Vamos, vamos a sentarnos y charlar, tú, coqueta maravillosa.
Él extendió la mano y ella la tomó, colocando discretamente una memoria USB entre sus palmas. Levantó una ceja ante sus acciones, pero no soltó su mano hasta que se sentaron.
—¿Cuántos años tienes? —le preguntó mientras se acomodaban en sus asientos y ella sostenía su taza de café. El calor de la taza no se comparaba a la forma en que él la estaba estudiando.
Sabía que llevaba el pelo recogido en un desordenado moño y su ropa no era apropiada para nada más que revolver en sus pinturas, pero él la miraba como si estuviera desnuda y disfrutase de la vista.
Por primera vez desde que había conocido a Merlín McGrath, tenía un fuerte deseo por otro hombre, y era excitante.
—Tengo treinta y nueve —respondió él.
—Tengo veintiocho. —Sonrió mientras miraba felizmente su café. Pasó la lengua y lamió la nata.
—Lo sé.
Sonrió mientras se reclinaba en la silla frente a ella y estiraba las piernas bajo la mesa, atrapando sus pies entre las pantorrillas.
—Investigué.
—¿Tienes hijos? —preguntó ella.
—No. —Hizo una mueca—. No he conocido a nadie con quien quisiera formar una familia. He tenido relaciones que han llegado a su fin, pero nunca he sentido el deseo de procrear. Aunque me gusta practicar.
La miró fijamente y sonrió cuando ella se removió en su asiento.
Ella trató de no imaginar cómo practicaba y decidió que le gustaba la imagen en su cabeza.
—Yo tampoco tengo hijos. Quería una familia grande. Al menos tres o cuatro niños. Mi ex dijo que no tendríamos hijos hasta que él fuera CEO. Acordamos que si no sucedía antes de que tuviera treinta y cinco años, podríamos intentarlo. —Encogió los hombros—. Ahora estoy infinitamente agradecida de haber esperado.
—¿Familia perfecta? ¿Cuántos niños y niñas quieres? —La desvió del tema de Merlín.
—Me gustaría dos niños y dos niñas, pero en realidad no me importa. Seré madre. Primero necesito encontrar al chico adecuado.
—¿Por qué estar con un hombre que te obliga a posponer tus sueños por los suyos?—preguntó Isaías sin rodeos.
—Lo amaba.
—¿Por qué? —dijo con desprecio—. Tiene cara de rata y su personalidad es como una roca.
—La gente se enamora por diferentes razones, Isaías.
—¿Cómo lo conociste? ¿Te salvó la vida? ¿Lo salvaste tú? ¿Gratitud? Únicamente por lástima dormirías con él —la provocó mientras bebía su café.
—Elsie, Janka y yo —hizo una pausa al contar la historia—, ellas son mis mejores amigas. Fuimos a cenar para celebrar que Elsie había entrado en la escuela de derecho. Teníamos veinte años. Ella es talentosa y ya tenía su licenciatura y había sido aceptada. Lo celebramos yendo a un restaurante ostentoso que no nos podíamos permitir verdaderamente. No sabíamos diferenciar una cuchara de sopa de un tenedor para ensalada. —Se rio al recordar—. Merlín estaba en la mesa de al lado, y me dio instrucciones y al final de la noche, le di mi número de teléfono. Era todo un caballero y nada parecido a los chicos de la universidad. Yo solía pasar tiempo con artistas y músicos, y él era refinado y elegante. Me llevaba a inauguraciones de galerías, que eran mucho más lujosas que cualquier cosa que yo hubiera visto antes, y me decía que algún día sería yo la que tendría su arte en esas lujosas paredes de la galería. Al final, estaba posponiendo mis metas. Una vez que hiciera realidad sus sueños, podríamos centrarnos en los míos. Él tenía una imagen que mantener, y me compraba ropa y me enseñaba modales mucho mejores que mi madre. Solía decir que nos ayudábamos a ser las mejores versiones de nosotros mismos. La verdad era que me estaba moldeando como su esposa perfecta, y yo no era nada más que una adorno. Pero — admitió en voz baja —yo lo amaba. Habría hecho cualquier cosa por él, porque así soy como persona. Cuando amo, me entrego por completo. No amo solo las mejores partes de alguien, amo todo de ellos, lo bueno, lo malo, lo feo.
—Eres muy apasionada —dijo él, clavando sus ojos oscuros en los suyos—. No es una mala cualidad, pero puede ser peligrosa, porque puede hacerte ciego.
—Así es mi papá —dijo ella—. Soy muy parecida a mi papá. Murió cuando era joven. Se lanzaba a la vida de lleno. La familia siempre decía que sabías que él te amaba con solo una mirada. Podía hacerte sentir especial con un comentario cuidadosamente elegido. Siempre quise ser tan amorosa como él.
Sintió que sus labios se curvaban.
—Pero si lo enfadabas y te enfrentabas a él, no querías sufrir las consecuencias. Era un hombre de todo o nada. Si te enfrentabas a él, estabas acabado. También heredé esta cualidad de él. No toleraré que me hagan parecer una tonta. Su familia también es muy similar a esto.
—Deben estar encantados con tu hermana entonces.
—Todos la han rechazado. Ella y Merlín se casaron el sábado. Mi mamá fue la única m*****o de la familia presente. Ninguno de mis muchos tíos, tías o primos apareció. Ella me culpa a mí, pero saben cómo hubiera reaccionado mi papá.
—¿Tu mamá fue?
—Mi mamá se siente mal por ella porque está completamente sola ahora, pero sabía lo que estaba haciendo. Engañó a su esposo en el día de su boda con mi esposo y quedó embarazada.
—¡No! ¡No me dijiste que fue en su boda!
—Así es. —Ella sacudió la cabeza—. Morales de una gata callejera.
Miró su bolsillo significativamente.
—De todos modos, al igual que mi papá, quemo puentes. Estoy acabada con él, pero quiero que pague. Quiere convertirse en CEO a los treinta y cinco. Espero que encuentres la manera de impedir que llegue a gerente de un local de comida rápida a los sesenta.
Él rio.
—Liesl, tú y yo somos sorprendentemente similares. Yo también soy una persona altamente apasionada. Amo con ferocidad. Mi familia significa todo para mí. Haría cualquier cosa por ellos. Pero si me enfrentas, te arrancaré el corazón y te lo daré de comer mientras te mantengo con vida solo por el placer de hacerlo.
—Vaya. —Ella lo miró con ojos grandes—. Prometo no estar en tu lado malo, Isaías. Solo quiero ser amigos, no enemigos.
—Oh, Liesl, siento que nos convertiremos en mucho más que amigos.
Ella se ruborizó mientras él mantenía contacto visual y le sonreía de forma lobuna.
Su corazón se saltó un latido al considerar que ella también deseaba mucho, mucho más.
Su tema de conversación cambió a otros temas mundanos, pero su mente quedó atrapada en su comentario y todas las diferentes posibilidades.
Fue la mejor cita de café que había tenido.