Liesl estaba sentada frente a Isaías en una pequeña mesa en el patio de su jardín trasero. Aún no eran ni las siete de la mañana y había un fresco frío en el aire. Estaban tomando café caliente y compartiendo el desayuno, cada uno en sus propios pensamientos. Un mensaje de texto de Merlín apareció en su teléfono y ella rodó los ojos y lo eliminó rápidamente. Parecía que él tenía un nuevo enfoque que quería intentar. No le interesaba y no iba a responder. Dolía demasiado contemplarlo. Volvió a dejar el teléfono y volvió a hundirse en su tazón de frutas. Su teléfono sonó y vio que era su exsuegra. Suspiró y contestó, sintiéndose culpable por hacerlo. —Hola, Torrie. ¿Qué pasa? —Sintió más que escuchó la impaciencia de Isaías hacia ella por contestar la llamada. —Hola cariño. Quería ve

