Isaías miró fijamente a su cliente y se rascó la sien. —Myriam, no entiendo tu lógica. —Quiero lo mejor, Isaías. —Y el diseño es lo mejor. Las ventanas que seleccionaste son de primera clase, automatizadas con controles de voz y eficientes energéticamente. Están codificadas para resistir terremotos según tu solicitud. No entiendo por qué quieres cambiarlas. —Quería marcos negros. —No. Querías marcos blancos, que, si recuerdas, confirmamos cuatro veces. El n***o creará un contraste demasiado fuerte. —Pero quiero n***o. —Sin embargo, pediste blanco, ordenamos blanco y lo instalamos. ¿Quieres que lo arranquemos todo? —Sí —Ella tocó su brazo—, y no quiero pagarlo. —Sí, eso no va a suceder. Él apartó su mano de su brazo. Desde que llegó el sábado por la tarde, ella había intentado co

