Adele no esperaba esas palabras de Paolo, para ella el amor había sido solo cosa de piel, sexo y olvido. Rick había sido el primer hombre es su cuerpo, había sido él el que había dibujado esa imagen en su alma y en su cabeza, pero Paolo era diferente …
Se sentía algo mareada ante lo apasionado de las palabras de su amante, Paolo no solo era un hombre fascinante, dulce y considerado, era fuerte, intenso y lleno de amor, como una copa que se desborda y de la que deseas beber hasta embriagarte.
Pero ese chico frente a ella le estaba hablando de una vida en medio de aquella hermosa villa, Paolo era el heredero legítimo de todas esas tierras cultivadas de exquisitos viñedos.
Quedarse allí y no volver a su mundo se volvió en una visión clara, no lo había visto tan claro hasta ese momento, cuando estaba con él en la ducha todo parecía un sueño, pero ser su esposa para toda la vida era de lo que le estaba hablando Paolo.
Ser la esposa de un rico italiano, un tipo tradicional, de familia tradicional y muy unida, tan unida que ella tendría que vivir bajo el mismo techo de los padres de Paolo y donde vivían también dos tías y sus hijos.
Aquella idea le causó claustrofobia a Adele, sintiendo por unos instantes como si se estuviera asfixiando. Y no era que aquella casa fuera pequeña, era lo suficientemente grande como para que vivieran todos con completa comodidad.
Pero ella era una americana, con costumbres muy diferentes, había crecido en una casa tradicional americana, con unos padres que siempre estaban tan ocupados en sus asuntos que parecían olvidar que ella existía .
En cambio Paolo había crecido rodeado de un amor tan hermoso que le causaba una sensación de ternura al contemplar cómo lo miraban sus padres y sus parientes, a ellos realmente les importaba la felicidad de Paolo.
Y al parecer ella era parte de esa felicidad.
Para Adele un matrimonio no era un lazo tan perenne como lo era para Paolo, ella tenía en su cabeza la idea de que si la relación no funcionaba existía el divorcio como solución, lo había visto en varias relaciones.
Si las cosas no iban bien cada quién tomaba su camino, la ciencia estaba en no tener hijos para que no hubieran heridos, porque cuando había hijos todo se complicaba.
Pero con Paolo su relación tenía terceros involucrados, toda una familia viéndolos esperando niños de su relación, y no era que ella no quisiera tener hijos, lo que no quería era tenerlos pronto, ni tampoco tantos ojos sobre ella mirándola con cientos de preguntas.
Adele se imaginó a la madre de Paolo decirle: Querida, ¿cuándo tendrán un hijo? Ya soy vieja y quiero ver nietos…
Se imaginó ver a su hijo caminando con su abuela por los viñedos y por la casa mientras Paolo los seguía y ella sin voz ni voto en su crianza, y esa imagen la tensó.
Su imaginación corría a mil por segundo, en un instante Adele sintió que iba a caerse, sus piernas temblaban, por eso caminó hasta Paolo y se abrazó a él, necesitaba sus brazos fuertes y un hombro donde recostar su cabeza qué le daba vueltas.
Qué iba a decirle a Paolo que estaba deseando un feliz para siempre, después de una historia tan triste como la muerte de su hermano, la culpa, el enojo y la decepción que lo había alejado de aquel paraíso de vinos.
Ella no quería alejarlo de su familia, en especial ahora que por fin volvía a su lado, todos parecían querer que las cosas fueran como antes, y al parecer Paolo también.
Pero ella no quería tener encima la presión de la familia de Paolo, no quería ser la esposa perfecta, solo quería ser ella, pero casada con Paolo. Cuando le dijo que aceptaba casarse con él no pensó en todo el peso que eso significaba.
Con Rick ella vivía pensando en él, en cómo agradarle, en cómo satisfacerlo, en hacerlo sentirse bien, cómodo y feliz, en todos esos años ella tuvo que posponerse, olvidar lo que deseaba, lo que soñaba, lo que deseaba ser.
Se había reprimido, por eso cuando inicio su romance con Paolo ella decidió olvidar todo lo que la hacía sentir impropia, culpable o que la hiciera sentir inadecuada, se dejó caer en el río de la libertad para vivir y hacer lo que sentía.
Se sentía tan bien siendo ella misma, sin temores ni restricciones, siendo sólo Adele, permitiéndose cometer errores y dándose la oportunidad de vivir.
Con Paolo ella sentía tener la libertad de ser, pero bajo la mirada introspectiva de toda su familia no creía tener esa opción, tendría que volver a encerrarse en un modelo de perfección que solo la haría infeliz.
Nunca sería feliz siendo lo que no era, mucho menos ahora que sus alas no tenían amarras, Adele no deseaba vivir en una cárcel otra vez, había iniciado su relación con Paolo bajo un mar de intensas emociones.
El barco cargado de pasión en el que había entrado con Paolo y que la había llevado por el mar del romance era perfecto como lo era, pero si él esperaba una vida de ensueño a su lado eso era una idea equivocada y lo mejor era aclarar las cosas antes de firmar algún documento.
Apartándose de él dió dos pasos atrás y lo miró fijamente a los ojos, antes de hablar suspiró profundamente para luego decir: Paolo… Yo no soy una típica mujer italiana, una chica de hogar, sumisa y que dice sí a todo…
Durante años fui la chica a la que veían como una tonta a la que se podía engañar fácilmente, me trataron como un objeto al que se podía admirar y poner en dónde quisieran…
Me vi obligada a ser la chica perfecta que hacía feliz a su hombre olvidándome de lo que quería, de soñar y de ser yo misma…
Tenía sobre mis hombros el peso de las miradas de muchas personas sobre mí, y ellos esperaban que yo fuera lo que no soy, perfecta.
Paolo, tengo mi carácter, y mi propia forma de hacer las cosas, tengo mi propio ritmo de hacerlo todo, y por primera vez en toda mi vida me siento libre de ser yo…
De hacer lo que quiero, de vivir, de sentir, sin que nadie me haga sentir juzgada, no quiero tener esa presión de nuevo sobre mí…
Paolo… No sería feliz si tengo que caer presa nuevamente en una jaula de expectativas, yo solo quiero vivir…
Tal vez todo lo que te digo ahora suene incoherente, en especial después de que te dije que sí me casaría contigo…
Pero a pesar de que tu familia es maravillosa y muy unida… Yo soy una chica americana, con costumbres diferentes a las tuyas y a los tuyos…
Ser observada cada mañana con la expectativa de cuando les daré un nieto, o de si te hago o no feliz, me ahogaria…
Te acabo de conocer, tú no me conoces bien, tendríamos que darnos un tiempo para conocernos bien antes de traer un hijo a este mundo, estar seguros de amarnos y de respetar nuestros espacios…
Yo jamás te apartaría de tu familia, jamás Paolo, mucho menos después de saber lo que los separó…
Tampoco me alejaría de ellos, son personas encantadoras y cariñosas… Pero, no estoy acostumbrada a vivir en una misma casa con tantas familias dentro que conviven y se enteran de todas sus desavenencias y problemas …
Yo…
Lo entiendo Adele… Dijo Paolo muy sereno
¿Qué es lo que entiendes Paolo?
Sonriendo se acercó a ella y la tomó de la cintura, la rodeó con sus brazos para luego besarla y decirle: No me imagino amarte como lo hemos hecho y bajar a desayunar tarde, cuando en la casa de mis padres la hora del desayuno y de las comidas es un ritual sagrado…
Me enamoré de una mujer americana con costumbres americanas, y con una pasión que me vuelve loco…
Quiero disfrutar de lo nuestro con la misma libertad que hemos construido en estos días juntos, y cuando tú lo quieras y te sientas preparada, entonces y solo entonces tendremos familia, nuestra propia familia…
Dónde tú serás su madre, única autoridad maternal en su vida y yo el orgulloso padre de tus hijos…
Yo no pensaba en vivir contigo bajo el mismo techo de mis padres… Amo amarte a mi antojo y adoro como me seduces… Nunca cambiaría lo que nos une Adele, tú y yo aprendimos el arte de amar con libre e intensa pasión…
No cambiaría el hecho de hablar sinceramente y sin preocupaciones de lo que nos gusta y lo que no, ni permitiría nunca que nadie nos diga cómo vivir… ¡Me encantas como eres Adele!
Y para tu información, soy el dueño de una casa no muy lejos de aquí, yo la compré para cuando estaba estudiando, no subía a casa de mis padres cuando era muy tarde o llovía mucho, tampoco si regresaba cansado de la universidad...
Yo siempre fui el hijo rebelde que siempre se salía del molde, no siempre hacía lo que esperaban de mí, mi hermano Marco era el hijo ideal, yo era el hijo que no podían controlar…
Adele... Quiero apoyar a mis padres, ayudarlos en su negocio, pero no perderé mi identidad ni lo que tengo contigo, tampoco les permitiré involucrarse demasiado en nuestras vidas, ellos solo entrarán donde tú lo permitas…
Tú eres lo que quiero Adele, y no voy a renunciar ni a un milisegundo a tu lado, me enamoré de ti hasta la médula y me hace inmensamente feliz la idea de pasar mi vida a tu lado…
Adele, te aseguro que pondré todo mi ser en conquistar tu corazón y hacerte confiar en que lo que tenemos es amor del real, del bueno, del que es para toda la vida mi amor…
Un beso selló aquellas palabras y un suspiro y un abrazo alejó de Adele todo temor.