La mañana del 26 de diciembre tenía un aire prometedor. Paolo había soñado con Adele, la había visto en sus sueños riendo y lanzado una moneda en una fuente de los deseos.
Aunque eso no estaba en su itinerario turístico, Paolo sabía que esa idea le gustaría a Adele.
Pensando en eso Paolo tarareaba su canción favorita mientras elegía la camisa qué llevaría puesta ese día
Mientras Paolo terminaba de arreglarse frente all espejo para salir con Adele a desayunar en un lugar icónico de Nápoles, Paolo recibió una llamada telefónica.
No pensó en revisar de quién se trataba, sólo contestó.
Para su sorpresa escuchó una voz familiar, la voz le decía: Abre la puerta por favor… Déjame entrar…
Sabiendo que en cuestión de unos minutos Adele estaría frente a su puerta, Paolo se apresuró a abrir.
Tomando del brazo a la chica, ella sonrió pensando que Paolo la llevaría dentro de su habitación, pero no fue así.
Arrastrándola escaleras abajo hasta la puerta principal, Paolo la arrastró hasta la acera, una vez allí abrió la puerta del auto de la mujer y le dijo: ¡Lárgate!
Ella empezó a hablar: Paolo, vine hasta aquí para que hablemos, he sido una tonta al no valorar tu amor, ¡pero me di cuenta que no puedo vivir sin ti! Por eso después de que hablamos por teléfono decidí venir a verte para pedirte perdón…
Paolo, perdóname, yo te amo…
La mujer puso sus manos en el pecho de Paolo mientras acercaba su boca cada vez más cerca de la de Paolo para besarlo, pero él volvió su rostro y la alejó.
Ella insistía pidiéndole perdón y diciéndole que lo amaba, con sus ojos llenos de lágrimas
Justo cuando la mujer se colgó del cuello de Paolo apareció Adele detrás de ellos. De momento aquello le pareció extraño, pero la respuesta a su pregunta de: ¿Quién es esa mujer? Salió del mismo Paolo al soltarse con fuerza del agarre de la mujer y decirle: ¡Se terminó! Y eso significa para siempre…
Ella empezó a llorar y decirle: ¡Pero tú me amas Paolo, lo nuestro no puede terminar así! La mujer tenía sus mejillas bañadas de lágrimas
Adele miró fijamente a la mujer entendiendo sin lugar a dudas de quién se trataba, enojada rodeó sus ojos diciendo para sí misma: Ufff, no se cansa de mentir…
Solo le falta sacar la lengua para sisear.. ¡Es una serpiente mentirosa! Dijo Adele arqueando su ceja derecha y arrugando su nariz.
Mirando la forma en cómo se agarraba de la camisa de Paolo suplicando su perdón, Adele dijo en voz baja: ¡No le creas nada de lo que dice Paolo! Esa mujer es pariente de los cocodrilos… ¡Solo mírate sus lágrimas! Son tan falsas como las de los cocodrilos …
Adele no quería intervenir en lo que estaba pasando entre Paolo y su ex novia, pero la mujer se abrazó a Paolo diciendo: Ningún hombre ha significado nada para mí…
Solo tú… Mi amor perdóname, te amo Paolo…
La cara de Adele se puso roja hasta las orejas del enojo, en especial al ver a Paolo flaquear ante las lágrimas de aquella mujer, Adele un su gesto de victoria en la cara de la mujer y dijo chasqueando sus dientes: ¡Mentirosa! Dices amar a Paolo mientras calentabas tu cuerpo en otra piel…
¡Pero ya verás bruja traicionara… Te daré un poco de tu propia medicina!
Caminando hasta donde estaban, Adele abrazó por la espalda a Paolo, él se sobresaltó al sentir los brazos de Adele rodearlo.
Paolo no deseaba que Adele se enterara de la presencia de su ex novia en el hotel, por eso la había arrastrado hasta fuera del hotel para que subiera en su auto y se fuera de allí antes de que Adele la viera.
Pero para su sorpresa Adele no solo se había enterado de la presencia de su ex novia, sino que había visto lo que pasaba.
Para sorpresa de Paolo y de su ex novia que
con asombro y sorpresa miraba lo que pasaba, vio a Adele ponerse frente a Paolo sin soltarlo.
Ignorando por completo a la ex de Paolo, con un movimiento sensual Adele besó en la boca a Paolo, jugando con los labios de Paolo rozandolos suavemente dijo: Anoche fue maravilloso… Te esperé en la cama pensando que volverías, pero como tardaste pensé que lo mejor era en venir a buscarte…
Adele lo volvió a besar, su forma de hacerlo simulaba que entre ellos había existido mucho fuego y pasión.
La ex novia de Paolo estalló de furia y de celos al verlos besarse ante ella, con gran enojo dijo: ¡Eres un hipócrita Paolo! ¡Yo me sentía miserable por engañarte, imaginando lo mal que estarías por mi culpa, mientras tú estabas en este hotel pasándola bien con esta mujer!
¡Hipócrita, mentiroso e infiel! ¡Eso es lo que eres realmente, Paolo… Dijo la mujer señalando a Paolo. Su mano temblaba, era obvio que deseaba darle una cachetada a Paolo y arrancarle el pelo a Adele.
Al escucharla, Adele se volvió de frente para mirar a la mujer, luego tomó los brazos de Paolo para que la rodeara en un abrazo.
Luego mirando a la furiosa ex novia de Paolo le dijo: Es fácil ponerse una máscara de inocencia, ¿no lo crees querida? Tu mascarada no duró mucho en ser descubierta… No fuiste muy hábil en esconder tus secretos…
La puerta de tu teatro se cerró y esta vez para siempre…Ya no queda espacio para ti en la vida de Paolo, así que despídete querida…
Abrazando a Paolo, Adele dijo mirando el rostro furioso de la mujer: Por suerte para Paolo se cayó el telón de tu teatro, así que olvídate de él, Paolo ahora es mío…
Adele se colgó del cuello de Paolo para darle un intenso beso que él correspondió.
La ex novia de Paolo lloraba de rabia al ver a Paolo con los ojos cerrados disfrutando de un intenso beso con la mujer que supuestamente la había engañado.
Enojada y llorando dijo antes de subir a su auto: ¡Esto no te lo perdonaré nunca Paolo!
¡Contamos con eso querida!. Dijo Adele sin mirarla, ella tenía sus ojos clavados en los ojos verdes de Paolo qué no dejaba de mirarla.
Luego Adele le dijo a la furiosa e indignada mujer: Te aconsejo que te apresures querida, el tráfico es muy denso en éstas fechas, y tu nuevo amor debe estar esperándote…
Besando de nuevo a Paolo, Adele quería provocar que él no viera a su ex novia irse, sabía lo que dolía una despedida, a pesar de que Paolo tenía roto el corazón por culpa de esa mujer.
Adele sabía que una despedida así significaba un desprendimiento, y eso le dolería a Paolo a pesar de saberse traicionado.
Después de que la ex novia de Paolo se fue, Paolo abrazó dulcemente a Adele y le susurró al oído: ¡Gracias Adele!
Luego acarició la mejilla de Adele diciendo: Yo nunca la engañé… ¡Nunca! Ni una vez… Tuve muchas oportunidades de hacerlo pero siempre me mantuve fiel…
El hecho de qué ella me considere ahora un mentiroso infiel, en lugar de ofenderme o preocuparme, me agrada… Y todo gracias a ti…
Ella nunca podrá decir que yo fui un tonto que creyó todas sus mentiras, porque ahora piensa que el mayor mentiroso fui yo…
Te lo agradezco Adele, realmente me hiciste un gran favor…
Paolo aún tenía en sus brazos a Adele, hablaban como amigos. Amigos muy cercanos, aunque a la vista de las personas del hotel, Paolo y la bella extranjera eran más que amigos, ellos parecían ser una pareja de enamorados.
Algo que también pensó el inquilino de la habitación de al lado de la de Adele, el sujeto al verlos abrazados en la entrada del hotel y hablando bajito, con sus caras demasiado cerca, como para besarse cuando quisieran, miraba a Paolo con envidia, al ver la forma en cómo lo miraba Adele y en cómo sonreía cuando Paolo le hablaba.
Recordando su sueño con Adele, Paolo le propuso a Adele ir a una de las fuentes
más famosas en Nápoles, la Fontana del Nettuno o la Fontana della Sirena.
Esa fuente era uno de los monumentos importantes en Nápoles, que solía estar rodeada de turistas y locales, quienes también arrojaban monedas para atraer buena suerte o cumplir algún deseo.
¿Qué te parece la idea Adele? Sé que no es parte del itinerario pero…
¡Me encanta la idea! Lo interrumpió Adele. ¿Puedo pedir más de un deseo? Un deseo es muy poco, ¡Tengo una lista enorme de cosas que me gustaría pedir!
¡Tengo una idea! Dijo emocionada. Llévame a la panadería de ayer, compraré algunos rollos de canela y pan de queso y le pediré a la dependiente que me dé el cambio en monedas, así podré pedir todo lo que quiero… ¿No te parece una buena idea Paolo?
Jajaja, lo que tú digas Adele, te llevaré a la panadería, pero esta vez… No compres la mitad de la panadería, recuerda que no cabe en una canasta…
Riendo y sin percatarse de las miradas indiscretas de quienes los observaban, Paolo y Adele se marcharon en el Alfa Romeo de Paolo, escuchando música, bromeando y hablando sobre los deseos que iban a pedir.