Prólogo

1646 Words
Hoy era uno de esos días en donde simplemente eres feliz porque sí, te das cuenta de que el amor verdadero existe y luchas día a día para que siga creciendo lo que tanto has cuidado con dedicación en la relación, pero es como todo, con sus altas y bajas, vamos sacando adelante nuestra relación. Hoy estaba cumpliendo tres años con el hombre de mis sueños. Él había sido mi amigo desde la universidad, pero decidimos darnos una oportunidad como pareja y ver a dónde nos llevaba el camino, y desde ese entonces, hemos estado juntos. Me ha apoyado durante toda la enfermedad de mi madre y aunque no pudiera pagar el tratamiento, siempre estaba para darme ánimos. Trabajaba desde hace cuatro años en Webtus Company, como asistente financiero y aunque la paga era buena, todavía me faltaba mucho dinero para terminar de costear los gastos de la enfermedad y cada día me recordaban por los pagos atrasados. Llegué al departamento casi a las siete de la noche como de costumbre, y encontré todo vacío. Era un poco extraño, ya que él sabía que teníamos una reserva en nuestro restaurante favorito por nuestro aniversario y no me comentó que saldría a otro lugar. De hecho, prometió esperarme para irnos juntos. Dejo las cosas en el mueble y me dirijo directo al pasillo, al escuchar ruidos bastante incómodos, risas y sonidos que no deberían existir si yo no estoy con él. Abro la puerta de nuestra habitación y ahí estaba mi novio con mi mejor amiga. Los dos me estaban engañando en mi propia casa. En mi propia cama estaban ellos sin ropa y sin remordimiento alguno. La garganta me arde, al igual que mis ojos. —¡¿Cómo pudieron hacerme esto?! —grito, sorprendiéndolos a los dos—. ¡Justamente hoy que estamos de aniversario por nuestro noviazgo! ¿Cómo pudiste traicionarme de esa manera? ¡Es mi casa, por el amor de Dios! Salgo hecha un mar de lágrimas para irme de la casa. —Amor, perdóname. Las cosas no son como parecen —se excusaba, mientras caminaba detrás de mí—. Ella estaba triste porque tiene problemas familiares y yo la estaba consolando. Me detengo en seco y le doy un puñetazo en la cara lleno de odio. —¡Yo también tengo problemas familiares y no por eso ando destruyendo relaciones! —lo veo caer al suelo, me mira con indignación y ojos llorosos—. ¡Terminamos! ¡No te quiero volver a ver en mi vida! Ni te vuelvas a aparecer frente a mí. Quiero que saques todas tus cosas de mi casa y cuando regrese, tú no estés en ella. ¡Aquí no te quiero, infeliz! ¡Largo de mi casa o llamo a la policía! Y así empezaría mi soltería… Recibo un mensaje de mi supervisor que me termina de caer como balde de agua fría. »Hola, Anastasia, sé qué estás por empezar el fin de semana, pero debo recordarte que el análisis para los inversionistas debe ser entregado el lunes sin falta. El nuevo director general debe revisar todos los informes que estaban pendientes, para así hacerle los nuevos arreglos correspondientes si así lo ameritan. Vengo trabajado en el informe y el análisis para los inversionistas desde hace meses. Mis compañeros y yo fuimos puestos a cargo de varios proyectos para optar por un ascenso o un aumento de sueldo… y pues, el problema de salud de mi madre era grande, así que no perdería la oportunidad de conseguir más dinero. Iría a beber para ahogarme en alcohol, por la traición de mi estúpido exnovio, mi supuesta mejor amiga y mis problemas económicos. Necesito una varita mágica que me haga conseguir todo lo que me hace falta. *** Unas horas más tarde, estaba en el bar más famoso de la ciudad. Era difícil entrar y muy complicado pagar por pisar ese lugar por lo costosas que eran y ciertamente, no iba a gastar un centavo cuando no los tengo. En este momento agradezco enormemente haber estudiado con el tipo que trabaja como seguridad en el local. Dos horas habían sido suficiente para respirar alcohol y aunque tenía buen aguante, me encontraba ebria, al igual que el misterioso, pero guapo hombre que tenía a mi lado. No sabía quién era y honestamente, no me importaba con tal de que esta noche me hiciera compañía y se ahogara en alcohol conmigo. Musculoso y con barba… sus ojos azules que te hacían sentir extraña, pero a la vez no te daban miedo. Era un tipo apuesto por donde lo vieras. Era un hombre rubio con nariz perfilada, rasgos fuertes, su tez blanca lo hacía parecer todo un modelo de revista. Estaba vestido con una camisa blanca que estaba doblada hasta sus brazos, un pantalón de vestir azul, su Rolex me indicaba que era un hombre de dinero… o tal vez solo le gustaba aparentar. Pero no lo creo. —¿Entonces estás aquí por despecho? —me pregunta el hombre, escucho un leve acento ruso en su voz. Suspirando, asiento a su pregunta. —Diría en estos momentos que es por todo —respondo, arrastrando mis palabras—. Es complicado conseguir una relación seria hoy en día… una en donde la fidelidad sea la base principal y el respeto hacia tu pareja sea dado. —Bueno… si es por amor, creo que mi familia no sabe de eso —se queja, tomando de su vaso de whisky—. ¿Por qué tendrías tantos problemas? Eres una mujer hermosa. Estoy muy seguro de que puedes conseguir todo lo que quieras. —No todo en la vida es el físico, genio —respondo, haciéndolo reír—. ¿Por qué estás aquí? No pareces un hombre que necesite ahogar sus penas en alcohol, pero puede ser que esté equivocada también. —Tienes razón, pero nadie te quita lo hermosa —evade mi pregunta. ¿Entonces es muy difícil de responder? —¿No puedes darme una respuesta? Si te incomodé, pido disculpas. Sinceramente, no ha sido mi intención parecer metiche —el bartender nos cambia los vasos que ya estaban vacíos. —No es difícil, solo que por los momentos voy a omitir esa respuesta, ya que hablar de mí me resulta agotador. Es mejor hablar de una linda italiana, que de un feo ruso —me giro a verlo, cuando me guiña el ojo—. Y respondiendo sobre el físico, es difícil hoy en día conseguir muchas cosas, pero estoy seguro de que eres una mujer luchadora, defiendes tus ideales y los haces valer. No eres solo un cuerpo, por tu mirada pareces una mujer pasional. ¿Qué es lo que tanto te atormenta? Yo estoy borracho, así que lo olvidaré en la mañana y puedes estar tranquila porque no me conoces. —Hoy estaba de aniversario con mi novio, era nuestro tercer año juntos, me engañó con mi mejor amiga y tengo que entregar un trabajo el lunes, pero estoy aquí ahogándome en alcohol con un extraño —limpio mis lágrimas, tomando del whisky amargo que me había dado el bartender. —¿Pero me vas a decir que no te sientes aliviada de haberle dado el puñetazo a tu ex? Porque déjame decirte que yo hubiese hecho lo mismo en tu caso —me felicita, dándome una sonrisa. Ya le había contado casi toda mi vida. —Pues sí. De verdad que él no se esperaba que yo fuera y lo golpeara. Soy una persona que no le gusta la violencia —lo veo alzar una ceja—. ¡Juro que no soy una mujer agresiva! Se queda en silencio por algunos minutos, antes de verme seriamente. —Eres interesante, hermosa y atractiva… muchísimo, diría yo —dice, arrastrando sus palabras. —Gracias, tú también eres muy apuesto —digo, con vergüenza. —¿Cómo te llamas? —pregunta, después de suspirar y pensar algo. —Anastasia, un gusto conocerte… ¿Sin nombre? —se ríe. —Como la película, ja. Un gusto conocerte, yo soy Aleksandr —extiende su mano, la miro por unos segundos antes de tomarla. Tiene unos ojos muy hermosos y expresivos. Es atractivo… —Un nombre difícil de pronunciar… —Es poco común por estos lados, pero dejará huellas. Olvídate de todo lo que te haga sufrir y cásate conmigo —me mira sincero—. Cásate conmigo, Anastasia. —¿Estás hablando en serio? Déjate de bromas… —pregunto asombrada. —Pero yo no estoy jugando —me mira con seriedad—. Cásate conmigo, Ana —volvió a pedir. —Estas son cosas que no se suelen pedir a la ligera y mucho menos cuando ambas partes están completamente borrachos y fuera de sus cabales, ¿lo sabes verdad? Lo miraba incrédula porque nos acabamos de conocer para hacer esa propuesta. Es atractivo físicamente y se nota de aquí a la luna que ese hombre es adinerado. Sería una locura de mi parte si no acepto lo que me pide, además, no tendría nada que perder. —Como te lo dije hace segundos, no estoy jugando. Sé que ambos estamos fuera de nuestros cinco sentidos, pero igualmente siento que eres la persona indicada para estar conmigo. Eres hermosa, decidida y me siento sumamente atraído por ti —decía, mientras seguía arrastrando sus palabras—. Entonces, ¿aceptas casarte conmigo, Ana? —la intensidad de sus ojos me encantaba. De alguna manera me resultaba adorable escucharlo hablar con dificultad y aunque acabo de romper una relación, casarme no me parece una idea descabellada. Además, nadie me asegura que lo volveré a ver. Así que nada de esto puede salir mal. Dos borrachos que se llevan bien en este juego... —Probablemente esto sea una completa locura. —Vivimos en un mundo que finge ser cuerdo, Anastasia.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD