Capítulo 3 (memorias de ayer)
Llegamos a un edificio que parece que esta abandonado, el detiene la moto y me guía dentro, increíblemente es un estudio, dentro se ve completamente diferente, es tan grande que podría montar una exposición dentro
– ¿Dónde estamos? – le pregunto, aunque imagino que sea su lugar de trabajo
– Mi casa – me sorprende – prefiero vivir donde pueda pintar cuando lo desee – me saca de mis dudas – siéntate – así lo hago, en vez de sentarme en una de sus rusticas sillas, lo hago en el suelo, él se ríe
– Eres muy peculiar – me dice
– Tu vives en tu estudio, difícilmente puedas hablar de cosas peculiares – asiente, regresa con dos latas de cerveza y me entrega una
– Espero que no seas abstemia – niego
– Para nada – abro la que me entrega y le doy un sorbo
– Se que apenas nos conocemos, entendería si no me quieres decir, pero tengo tanta curiosidad que necesito preguntar – sonrío, tengo una idea de que es lo que le causa tanta curiosidad
– Pregunta – le digo – si creo que es muy personal o me siento incomoda, no te respondo – acaricia su barbilla
– ¿Qué sucede entre ese mal pintor y tú? – sonrío
– Ya sé, es muy mal pintor – bromeo
– ¿me vas a responder? – es el tipo menos paciente que he conocido en mi vida
– Si, pero te vas a tener que sentar porque el cuento se va a tomar un buen rato – le cuento, de todas formas, él no me conoce y eso solo hace que no pueda juzgarme, aprovechare eso para lograr desahogarme, él se sienta en el suelo frente a mí, le da un sorbo a su cerveza y me mira con atención
– Tienes todo el tiempo que necesites, pero cuéntalo todo – asiento.
Nunca he hablado de esto con nadie, me pareció que era una estupidez hacerlo, Marck es un tipo lindo, no como esos que parecen chicas. Tiene una belleza masculina que me atrajo de inmediato cuando lo vi, por eso en el momento en el que me enteré de que estaba interesado en mi no lo dice dos veces, ni siquiera el hecho de que es un par de años menor que yo me detuvo, nuestra relación era un desastre, el es ahora justo como era en el pasado así que era bastante difícil lidiar con su carácter.
– No lo entiendo – me dice Elena un día en el que estábamos conversando sobre mi relación con Marck – ya se que tu trabajas, pero no es un trabajo fácil – trabajo en una tienda de conveniencias acomodando estantes – ya se que el estudia, pero de igual manera si va a salir contigo tiene que buscar su propio dinero, no llevar el que le da su madre y pagar sus cosas tras pedirte que pagues las tuyas – sonrío, no es que no sepa que tiene la razón, pero no me importa
– ¿no estas exagerando? – ella suspira
– No – me grita – no lo estoy haciendo, el es un bebe de mami, pero tu eres su novia – toda esta situación se creo por una botella de refresco, el compro la suya y yo a mía, fue hace un par de días y desde entonces el tema sale cada dos por tres
– Habla bajo – le pido – no quiero que mi mama te escuché – y eso tiene un por que, mi madre esta completamente de acuerdo con lo que dice
– Yoijan – me habla despacio como si fuera una niña – que yo hable despacio no va a hacer que la situación sea menos desagradable, deja de tapar el sol con un dedo, tu tienes veinte años y el dieciocho, no es un niño – asiento
– Ya lo se
– Buenas – la varonil voz de Marck me saca de mi sufrimiento, Elena se le queda viendo - ¿interrumpo? – el es muy extraño, siempre se fija demasiado en las cosas
– Para nada – le responde mi amiga aun mirándome a mi – yo ya me iba – yo se que a ella no es que no le agrade, es solo que no entiende nuestra relación, se va y nos deja a solas en el portal de mi casa
– ¿y a ella que le pasa? – pregunta
– Ya sabes como es, solo algo que la está molestando – el asiente y no le da mas importancia, se acerca y me besa, sus labios provocan en mi un sentimiento de poder, son como una droga. Cada vez que me toca mi pecho arde de placer
– ¿tienes ganas? – le sonrío, siempre tengo deseos de tener sexo con él, me toma de la mano, ya sabe la respuesta sin que le diga y me lleva a mi habitación, no se toma el tiempo ni de saludar a nadie. Cierra la puerta con cerrojo y de inmediato se quita toda la ropa - ¿Qué esperas para desnudarte? – hago lo que me pide, me empuja sobre la cama y me comienza a tocar, sus manos son expertas dándome placer, sabe exactamente donde tocar, su boca va directamente hasta mis pechos dejándome sin aliento y yol e pido que entre en mi cuerpo – deja el desespero – esa es su palabra favorita cuando se refiere a mí, piensa que soy desesperada
– No es desespero Marck, necesito que estes dentro de mi en este instante – me obedece, entra despacio, como solo él sabe, sujeta mi cadera con una de sus manos, con su boca sigue torturando mis senos, cuando esta por completo en mi interior se queda quieto, me besa, cierro los ojos y disfruto como una posesa de la situación, se comienza a mover despacio hasta que a voz en grito le pido mas
– Siempre eres tan ruidosa – eso le gusta, sacia mi deseo y el suyo propio. Luego se recuesta a mi lado – tienes que cambiar las sábanas – me dice unos minutos después
– ¿de que estas hablando ahora Marck? – mi cabeza esta aun en las nubes
– De que volviste a empapar las sábanas – me siento en la cama, toco las dichosas sabanas y me doy cuenta de que tiene la razón.
– No pensé que fueras a ser tan explicita – la voz de Andy me trae al presente, entrecierro los ojos para mirarlo
– Debe de ser de esa forma para que comprendas
– ¿crees que estoy entendiendo algo? – me pregunta
– ¿de que hablas ahora? – suspira
– De todo lo que contaste, mi cerebro solo se quedo con la parte en que tenías ganas – me mira serio - ¿aun tienes ganas? – niego
– No eres Marck – le recuerdo – y solo estoy contando las cosas como sucedieron
– Puedo ser mejor que ese Marck
– No lo dudo, quizá para otra persona, pero para mí solo existe Marck – ni siquiera se por qué digo tal tontería, acaba de conocer a la novia de Marck
– ¿alguien te ha dicho que eres idiota? Se recuesta en el suelo
– Si – le respondo – tantas veces que ya perdí la cuenta – él se ríe
– Entonces tuviste sexo con Marck – asiento, no sé qué sentido tiene cuando él no está siquiera mirándome
– Siempre tenía sexo con él, en eso se basaba nuestra relación, en eso y en mi intentando que el aprendiera como debería de ser una relación – me río de mi propia estupidez – yo daba todo de mi para que funcionara, quería desesperadamente que funcionara y me entregaba toda en ello
– ¿el que hacía? – suelto una carcajada, no comprendo por que se siente tan cómodo hablar con el
– Justificarse, una y otra vez encontraba una justificación tonta sobre las cosas, y yo las creía porque quería. No hay otro por que
– ¿puedes evitar las partes sexuales de ahora en adelante? – me sorprende ese pedido
– ¿Por qué? – le pregunto
– Es que soy hombre, y pensar en esas cosas me hace querer probar que tanto deseo tienes, que tan mojado y caliente es tu cuerpo – se queda callado, no puedo discernir s esta bromeando o lo dice en serio – así que por tu bien y el mío, apégate a las partes importantes
– ¿yo te gusto? – se sienta y me mira
– ¿sabes algo de lo que no tienes ni idea? – niego
– No, ¿Qué es eso de lo que no tengo ni idea? – le pregunto imitando su voz
– De lo malditamente hermosa que eres – ladeo la cabeza – y me parece que es mejor si comemos y dejamos esta historia para otro momento, no tengo intenciones de dejarte escapar – me confunde
– No sé por qué razón nunca soy capaz de saber a qué te refieres – viene hacia mi, acerca su cara a la mía
– No tengo intenciones de dejarte escapar sin que me cuentes el resto de la historia – me dice, pero algo en mi interior se siente atrapado, como si hubiera un resquicio de algo secreto en sus palabras, como si en vez de una simple frase fuera una velada amenaza. Esto me esta volviendo loca.