Lo dudé unos instantes sobre si aceptar ese intercambio de historias... Pero la curiosidad pudo conmigo y acepté. Keiko muy animada se adentró en el cuarto de baño. Dejándome a mi sola en nuestra habitación. Me sorprendió su tamaño, era más grande de lo que esperaba. Había una pequeña cocina, un cuarto de baño, un salón y luego habían dos camas. Para no mencionar los muebles y los electrodomésticos que se hallaban en ella. Quise curiosear un poco, pero al mismo tiempo, sentía que no era lo correcto. Prefería que me lo mostrase Keiko cuando saliese de la ducha. Por eso decidí acostarme en la cama que estaba libre. No era difícil de reconocer la mía, ya que la de Keiko estaba deshecha y había algo similar a un diario sobre ella.
Me dejé caer en la cama, acostándome en ella. Tenía sueño, mu
