Un escalofrío recorrió mi cuerpo, sentí como la piel se me puso de gallina y a lo lejos pude oír voces. Por mucho que intenté reconocerlas o siquiera entender la conversación que estaban teniendo me fue imposible. Observé el lugar en le que me encontraba, asustada, intranquila. Tenía la sensación de que algo malo iba a pasar. Estaba atada a una silla... Pero no atada con cuerda, sino con cables. Detrás de mi vi una máquina que de alguna u otra forma parecía estar conectada a mi. Cuando logré orientarme un poco por la oscura habitación, reconocí que debía estar en un sótano, o algo similar. De repente la puerta de se abrió, haciéndome sobresaltar. Estaba casi segura de que había entrado un hombre. Sus pasos eran pesados y bruscos, en ciertos momentos parecía no aguantar el equilibrio. La

