Capítulo 5

3097 Words
LUC No puedo creer que las personas sean tan incompetentes, se supone que ya debería de estar aquí, hace media hora que lo espero y nada que aparece. Me muevo molesto de un lugar a otro y creo que si alguien me habla en estos momentos, explotare. Pero antes de que pueda seguir con mi mal humor, me entra una llamada al teléfono y al ver su nombre me relajo, tan solo un poco. - Se puede saber ¿Por qué todavía no estás aquí? – le pregunto a Vincent, el mejor mesero que tengo en el lugar. - Lo siento jefe, pero no podré asistir el día de hoy, tuve una emergencia con mi esposa – Me dice y yo maldigo a los mil infiernos por sus palabras. - ¡Maldición! ¿Entonces no hay ninguna posibilidad de que vengas? – pregunto aunque imagino su respuesta. - No, lamentablemente no – me dice y me rindo. - Esta bien, espero no sea nada grave. Mas tarde te llamo para saber más detalles, ahora abriré el restaurant – suelto junto a un suspiro al final. - Muy bien. ¡Éxito! – me dice y se corta la llamada. No podía obligarlo a venir, porque más allá de trabajar conmigo, es un muy buen amigo y se que su esposa está en los últimos meses de su embarazo, así que imagino que el hecho de no venir hoy debe ser relacionado con aquello. Lo necesito hoy mas que nunca, pero estas cosas no se pueden controlar, así que no me queda más que improvisar. Es fin de semana y la mayoría de la ciudad se llena de turistas que vienen solo por estos tres días a despejarse, conocer y por sobre todo, comer. Siempre nos llenamos en estos días y hoy, además tengo una reservación donde necesitaba todas las manos posibles para que el restaurant funcione y no existan retrasos. - jefe ¿Vincent Viene? – Me pregunta una de las chicas que trabaja conmigo y yo niego ante esa pregunta. - No, tiene unos temas personales por resolver – suelto mientras pienso en que hacer. - ¿Y que haremos? – seguir adelante, eso es lo que haremos. - Yo me encargare de hacer el trabajo de él, no es la primera vez que soy mesero – le digo mientras tomo un delantal y me como uno mas de los chicos. - ¿Y quien quedara a cargo de la cocina entonces? – buena pregunta. - ¡Yo puedo chef! – suelta Antoine, mi mano derecha en este lugar, el ha aprendido de todo lo que le he enseñado, así que confió en él. - Bien, confió en ti y ya sabes, cualquier cosa que necesites me buscas ¿Entendido? – pregunta y el asiente extremadamente emocionado. No es la primera vez que lo dejo a cargo, pero si la primera en que yo no estaré presente para supervisarlo, así que será un gran reto para el pero sé que lo hará bien. Yo soy el dueño del lugar, uno que construí a base de mucho esfuerzo y trabajo, donde comencé con un pequeño local que cada año fue creciendo y ampliándose al tamaño que hoy tiene hoy en día. Todos me dicen que podría tener mas de uno, expandirme por Francia y Europa en general, pero no me interesa, no deseo hacerme rico, solo quiero vivir tranquilo y haciendo lo que me apasiona. Y si hiciera lo que todos me recomiendan, ya no podría hacerlo y prefiero seguir como estoy a perder mi libertad y salud mental. Por lo mismo, me esfuerzo mucho en que todo salga perfecto, mi restaurant se ha ganado un buen prestigio en la ciudad, muchas personas nos prefieren, el trabajo de muchas personas depende de lo bien que nos vaya y por supuesto, el sueño y ahorros de mi vida están en este lugar. Así que si, es imprescindible que hoy salga todo de maravilla y si debo atender como lo hacia en el pasado, pues lo hare y listo. Le pido a todo mi personal que se reúnan, les doy algunas indicaciones, dejamos todo el protocolo establecido, para luego cada uno instalarse en sus respectivos puestos para recibir a nuestros comensales. Una vez las puertas se abren, comienza de inmediato el lugar a llenarse de personas, algunos conocidos y otros claramente turistas. Las primeras horas del almuerzo avanza sin problemas, tenemos el lugar a tope y ya casi una fila afuera esperando para ingresar. Lo bueno es que la mayoría de las personas, comen, pagan y se van. No se quedan haciendo vida social, por lo que el flujo de personas avanza rápidamente. Me ubico en la puerta para permitirle el ingreso a mas comensales, ya que hay algunas mesas desocupadas. - Bonsoir ¿Tableau pour combien? - saludo con una sonrisa en el rostro pero no continuo porque me quedo pegado viendo a la chica que tengo enfrente. Es hermosa. - Hmmm hola, yo...este…- suelta tímida, completamente sonrojada y me imagino que es porque no habla francés. Lo que me hace agradecer a mis padres por exigirme aprender mas idiomas y uno de ellos, es el español. - Buenas tardes, no te preocupes, hablo español – le digo embobado viéndola, parece un ángel. - ¡Gracias al cielo! Porque de verdad que no entendí nada de lo que dijiste – me dice para luego agachar la mirada y cubrirse el rostro con las manos. De seguro esta mas roja que un tomate, lo que me saca una pequeña risita. - Tranquila ¿Vienes sola? – le pregunto agachándome para que levante la mirada y ella lo hace con esos preciosos ojos que tiene. Siento que me enamore a primera vista. - Hmmm si, sola – suelta con una voz tan dulce, que yo creo derrite al ser humano mas inhumano del mundo. Con una sonrisa y mi brazo extendido, le indico que ingrese a mi restaurant, ella lo hace de manera tímida al comienzo pero poco a poco se va sintiendo mas en confianza y comienza a ver todo el lugar con detalle. - En internet dicen que este restaurant es uno de los mejores de la zona y que a pesar de eso, no es tan costoso comer ¿Es así? – pregunta, a lo que yo asiento orgulloso. Si hay algo que nos caracteriza, es la variedad de platillos que tenemos disponibles con un precio accesible para todo el mundo. Si bien, en la carta hay una sección premium y comprar esos platillos es bastante más costoso, también tenemos menús más económicos para todo tipo de presupuestos. Pero por supuesto, nunca perdiendo lo mejor en tema de sabor y yo creo que por eso nos prefieren, ya que todos comen como si fueran de la realeza, los mejores platillos pero a bajo costo y obvio, por su excelente atención al cliente. - Pues sí, están diciendo la verdad pero ya lo comprobaras tu misma – le comento sin dejar de verla. La llevo hasta su mesa, una que esta en uno de los mejores sectores del lugar, por la hermosa vista que tiene. - ¡Vaya! La vista es hermosa – dice ella maravillada y creo que necesito saber su nombre con urgencia. - Lo mejor de lo mejor para tan bella y encantadora dama y por cierto, soy Luc tu humilde mesero el día de hoy – le digo corriendo la silla para que tome asiento, provocando que sus mejillas se tiñan de un suave rosado otra vez. - Gra…gracias. Soy Charly, encantada en conocerte – me dice lo que quería saber haciendo que sonría como un completo idiota, por lo hipnotizado que me tiene esta chica. Creo que hace mucho tiempo que alguna mujer me provocaba esto, quizás es una señal del destino. - Hermoso nombre Charly ¿De dónde eres? ¿Vienes de vacaciones? – pregunto interesado mientras arreglo su mesa y busco un menú para entregarle. - De España y sí, estoy en unas breves vacaciones – suelta sonriendo con timidez pero sin esconder su rostro ahora de mí. - Espero que estos días de relajo en mi bella ciudad te ayuden a descansar ¿Primera vez por acá? – le pregunto y ella asiente tomando el menú. - Si, siempre había querido venir pero por diferentes cosas nunca lo había llevado a cabo pero no conozco el idioma, me pierdo fácilmente, me da miedo que me suceda algo estando tan lejos de casa y por supuesto, no sé dónde ir o por donde comenzar – suelta todo de golpe y creo que ella misma se da cuenta, porque abre los ojos, se silencia y agacha la mirada cubriendo su rostro con el menú. Debe estar avergonzada otra vez y roja como un tomate. - Si necesitas un guía turístico, yo te puedo ayudar – me ofrezco sin pensarlo dos veces. - ¿En serio? – ella levanta su rostro y baja el menú viéndome con un brillo de esperanza en los ojos. - Por supuesto, quien mejor que un parisino para conocer Paris – le hago saber orgulloso provocando que ella sonría de oreja a oreja. Le voy a decir algo mas cuando me llaman, me giro y veo que me señalan una de las mesas que estoy atendiendo, lo que genera que maldiga internamente. - Ve la carta y en un par de minutos regreso, hermosa Charly – le hago saber a lo que ella asiente sonrojándose por mi descarado coqueteo. Espero el que sea así no la espante y después no desee ni hablarme. Atiendo una de las mesas que me asigne, cobro en un par mas y vuelvo donde esta bella mujer para ver que desea comer. Me pide la especialidad de la casa y una copa de vino, que a mi parecer, no es la mejor elección. - Te recomendaría otro vino – le digo y ella alza la mirada. - ¿Es malo el que elegí? – pregunta interesada. - No, no es malo pero para tu platillo te recomendaría otro le hago saber y ella se queda pensativa. - Generalmente los mejores vinos, son también los más costosos – comenta mas para ella que para mí. - En eso no hay problema, el vino va por cuenta de la casa – le hago saber y sin esperar a que se niegue, me llevo el menú y le hago saber que su comida llegara pronto mientras me alejo. Gracias al cielo que soy el dueño del lugar para poder hacer estos tipos de regalos. Voy a la cocina y le pido a Vincent que tenga extra cariño en el platillo que le pido, además, me tomo el atrevimiento de pedir un par de cosas mas para acompañar su comida y primera experiencia culinaria de Paris. No dejare que se vaya con una mala impresión de mi ciudad, de mi restaurant y por supuesto, de mí. Y mientras su comida esta lista, sigo con mi trabajo de atender a otras mesas, me topo con algunos conocidos con los que converso brevemente para seguir con el trabajo. - Un regalo de mi parte, espero te guste. Se llama “Le gratin dauphinois” y es un platillo típico francés – le digo a Charly cuando le dejo en la mesa la entrada que escogí para ella. - Gracias, no hacía falta – me dice de manera típica pero sin despegar los ojos del platillo. - Yo creo que sí, tu estomago opina lo mismo – comento cuando su vientre cruje haciéndose presente. Ella niega divertida y yo me voy, luego de servir una copa del vino que escogí para ella. Sigo atendiendo mas mesas, hasta que me avisan que el platillo principal de Charly ya esta listo. - Veo que te gusto – le digo observando como no quedo nada en su plato. - Estaba exquisito, sin duda una de las mejores comidas que he probado ¿Y el vino? ¿Cómo se llama? Porque también es increíble, nunca había probado uno igual – dice emocionada, creo que el vino la ayudo un poco a soltarse. - El vino es “Domaine de la Romanée-Conti” proveniente de La Borgoña y sabía que te gustaría…- le digo sirviendo mas en su copa, para luego quitar el platillo ya vacío y dejar, su plato principal -…un “La ratatouille” para esta hermosa dama – indico dejando todo frente a sus ojos. - Muchas gracias, creo que me iré tan satisfecha de aquí, que no comeré nada más en lo que queda de día – suelta divertida. - Hmmm lo dudo y más si yo seré tu guía. Hare que pruebes lo mas delicioso de Francia – le digo como el galán que soy y ella sin timidez, sonríe y asiente en mi dirección. - Eso espero – suelta y comienza a probar el platillo, soltando gemidos de placer por lo bueno que esta. Gemidos, que se van directo a mi entrepierna, provocando que un escalofrío me recorra el cuerpo. - Vuelvo en unos minutos, te dejo para que disfrutes de la comida – le digo antes de que se note el problema que me provocaron sus gemidos. - Bueno – suelta y vuelve a llevarse un bocado a la boca y a gemir, lo que es mi señal para largarme. Me voy al balo por unos minutos para despejarme, cuando estoy presentable otra vez, continuo con mi trabajo y poco a poco, la hora de furor se va acabando y solo quedan unos pocos comensales en el lugar. Lo que agradezco, por que hoy estuvo de locos y ya estoy cansado. Decido hacer yo mismo el postre que espero le guste a Charly y una vez lo tengo listo, voy a su mesa y lo dejo frente a sus ojos y con el descaro que me caracteriza en estos momentos, me siento en la silla vacía frente a ella. - ¿Qué es esto? – me pregunta con las mejillas coloradas por el vino. - El postre, un delicioso “Les Crêpes salées et sucrées”, ya que no te puedes ir de Francia sin probar uno de estos – le digo y ella sonríe de oreja a oreja. - Creo que saldré rodando de este lugar, a estado todo muy exquisito y eso gracias a ti, tu atención ha sido increíble, ojalá todos fueran iguales – me hace saber para luego comenzar a probar el platillo que hice especialmente para ella, no es la gran maravilla pero agregue algunas cosas que le dan un sabor más único, delicioso y potente al paladar y sus ojos abiertos de par en par, me dan la razón. - ¿Te gusta? – Pregunto aunque ya se la respuesta. - ¡Esto…esto esta increíble! Habría probado Crêpes antes pero nada como esto. ¡j***r! – suelta emocionada y yo lanzo una suave carcajada por su maldición de al final, ya que no lo esperaba de ella. La observo comer mientras me va haciendo algunas preguntas, las que contesto sin problema alguno. Los minutos pasan volando y cuando menos lo espero, ya se está poniendo de pie para irse. - Me voy, creo que llevo una eternidad aquí – suelta divertida y con una suave sonrisa. - Espérame, yo regreso enseguida – le digo y ella me ve confundida pero asiente. Le digo a la chica que tengo en la caja, que no le cobre nada a Charly si se acerca a pagar, ya que todo va por cuenta de la casa. No dice nada y solo sonríe, ya después me preguntara el porqué. Entre todos tenemos tanta confianza, que somos como una pequeña familia, donde no me molesta que me hagan preguntas sobre mi vida, las contesto sin problemas, ya que no tengo nada que esconder o que temer. Llego a mi oficina y me cambio rápidamente de ropa, me arreglo lo suficiente para quedar presentable ante Charly pero sin ser excesivo, ya que no quiero ser tan obvio. Regreso donde sigue ella sentada en su mesa esperando por mí. - Ya estoy listo ¿Vamos? – le sonrió y ella me ve confundida. - ¿A dónde? – pregunta pero se pone de pie. Agarro su mano y una corriente me recorre, pero niego con la cabeza y la llevo conmigo hacia la salida. - A conocer Paris, te dije que sería tu guía turista este fin de semana y comenzaremos ahora – le hago saber y ella niega divertida. - Hey, espera. ¡Debo pagar la cuenta! – niego y sigo avanzando con ella. - No es necesario y no te preocupes por eso, quedo listo antes de salir – le digo, ella niega e insiste en que debe pagar o pagarme si es que yo lo hice. Me hago el sordo y simplemente sigo avanzando, llegamos a los estacionamientos de mi restaurant y busco mi motocicleta mas los cascos. - ¡NO! Yo no me subo a eso, es peligroso – me dice y yo sonrió. - Para nada y vamos, súbete. Veras que lo pasaras bien, no dejare que nada malo te suceda – le digo extendiendo el casco luego de ponerme el mío. - Ni siquiera te conozco – suelta desconfiada. - Soy Luc, tu sexy mesero y tu eres Charly la guapa española que esta de visita en mi país – le digo y ella me ve divertida. - No em refería a eso, puedes ser perfectamente un violador o que se yo – dice y entiendo su punto. - Envíale tu ubicación en tiempo real a quien quieras, no te hare nada malo. Solo te llevare a recorrer la ciudad – le digo, ella se niega por unos minutos mas hasta que accede a irse conmigo. La ayudo con el casco, se sube detrás mío y me abraza por la cintura dejando sus pechos en mis espalda provocando muchas cosas en mí. Piensa en elefantes rosa Luc, piensa en elefantes rosas. Me digo mentalmente para no caer en la tentación de hacer cosas que a ella le provocan miedo y que servirían, para probar su desconfianza en mí. - ¿Estas lista, Charly? – le pregunto viéndola sobre el hombro. - ¡Mas que lista! – grita eufórica. - Entonces ¡Aquí vamos! – le digo también en un grito para avanzar con la motocicleta, dejándome escuchar su grito de sorpresa, su carcajada a los segundos y como sus brazos se mantienen firmes en mi cuerpo. Hoy será una buena tarde, ya lo presiento.
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