Santiago
no puedo creer que estoy en el piso recibiendo patadas de Gertrudis, nunca pensé que iba a reaccionar así, parece una fiera, es flaquita pero sus patadas duelen como el diablo, al fin se detiene y me habla de su propuesta, la verdad, me conviene, creo que resultaría, pero no puedo decirle nada por que se va corriendo, cuando me levanto del suelo para ir por ella noto que una foto de Gertrudis se salió de su bolso sin que nos diéramos cuenta, y yo con mi cuerpo la tape cuando ella empezó a patearme, como puedo me levanto porque la verdad si estoy adolorido, corro detrás de Gertrudis para entregarle la foto y hablar con ella, pero vuelve a golpearme está vez justo en la cara, lo bueno es que duele menos, sus patadas dolieron más, reflexione en que de verdad me pase con lo que le di
