Santiago Llego a la casa de German, en compañía de mi primo, antes conocido como uno de mis mejores amigos pero ahora es el mayor defensor de Gertrudis. - El joven German y sus amigos, piden que los esperen en la sala – nos dice una de las personas que trabajan en esta casa. - Muchas gracias, aquí esperamos – contesta mi primo muy formal - puedes quitar esa cara – dice ahora dirigiéndose a mi. - ¿Y que caras quieres que ponga? – le reclamo. - La de alguien que acaba de ganar una apuesta – me dice serio y algo enojado, tengo que obedecer, ya no quiero oír mas amenazas ni regaños por su parte, entonces le ofrezco una sonrisa forzada. - Mucho mejor – es lo único que me dice mi primo, antes de que lleguen el resto de mis amigos. -