Capítulo 1

3190 Words
Primera Parte Capítulo 1   Recapitulemos… Hace un mes y medio exacto acompañé a mi mejor amiga, Rebecca Becker, a una fiesta que su primo estaba organizando por el fin del verano. Según ella iba a ser la fiesta más grande de la historia de la escuela “Golden Lakes” y que habíamos tenido suerte de ser invitadas, seguido por muchas insistencias y ruegos ¡Yo no quería ir! Era la fiesta de su primo, uno de los chicos más populares de la escuela, y ella bien podía ir y acercársele, yo en cambio soy una sombra detrás de su sombra. Pero Rebecca insistió, dijo que no iba a sentirse cómoda entre la “Crema Nata” de la escuela, que ella era una cereza y necesitaba de otra cereza para poder mezclarse con la crema ¡Tantas metáforas de comida me están dando nauseas! Al final acepté ¡¿Y qué creen?! Sí fue una buena fiesta. Recuerdo que estuve bailando con ella toda la noche, bebiendo gaseosas en vasos que probablemente estaban adulterados. Como por mi vigésima bebida la cabeza ya me daba vuelta. El primo de Rebecca se nos acercó, regañándola por haber bebido mucho cuando ella, ni yo, tenemos costumbre de beber. La pobre vomitó sobre uno de los amigos de su primo, uno rubio, y Jordan se lo llevó. Otros dos se llevaron al chico con vomito en la ropa y yo me quedé platicando con nada más ni nada menos que Jared Kennedy. Todas las escuelas tienen a su “Chico presumido”, en la nuestra es Jared Kennedy. Siempre anda coqueteando y pavoneándose por todos lados con ese aire altivo con el que siempre se presenta. Es el capitán del equipo de futbol de la escuela, supongo que eso explica mucho. Es un poco intimidante para personas como yo, somos una chusma para él, o quizá extraterrestres. En fin, no es una persona muy agradable, mucho menos con las personas que están “Debajo de él” Entonces, esa noche, empezamos a hablar sobre cosas como la nueva temporada de futbol y lo mucho que le gustaba el trasero de una chica, yo solo reía ¡¿Por qué demonios reía?! De pronto comenzó a tocar mi pierna, diciendo que me veía bien con la ropa que llevaba puesto. Al no estar en mis cinco sentidos era más receptora de las sensaciones que su tacto provocaba en mi piel ¿Qué pasó después? Nos besamos… ¡Sí! ¡Me besé con uno de los más guapos de la escuela! ¡Y no había nadie para grabarlo! Aunque pensándolo bien… quisiera olvidarlo. El alcohol en la sangre estaba haciendo su efecto y me encontré a mí misma siendo guiado por Jared Kennedy hacia adentro de la casa. El mar de personas que bailaban al ritmo de la ensordecedora música me hizo marear, pero Jared vino al rescate con nada más ni con nada menos que dos bebidas más. Esto, al parecer, ya no estaba mezclado con gaseosa, o probablemente era la mezcla de varias bebidas alcohólicas, pues lo siguiente que recuerdo es estar riendo con él y besándolo nuevamente ¡Qué diablos! Subimos las escaleras y entramos a una habitación, continuamos besándonos y una de sus manos llegó a mi trasero, el atrevido chico siguió manoseándome, y bueno, yo también estaba ebria así que también tengo culpa en esto. Intento no recordar lo que sucedió después, pero se me hace imposible. Cada toque de sus manos sobre mi piel, sus labios, los ruidos que hacía, todo lo tengo muy presente. A la mañana siguiente tomé mi ropa y hui lo más rápido que pude antes de que él despertase. Encontré a Rebecca en la habitación de Jordan, estos no sé dónde rayos habrían estado, pero al parecer ella estaba bien. Nos fuimos a mi casa y tuvimos la peor de las resacas, en realidad la primera, pero con esto me quito las ganas de una segunda. Le conté todo lo que ocurrió con Jared y ella estalló en miles de preguntas que yo contesté con total vergüenza. Cuando las clases comenzaron él actuó como si nunca me hubiese visto, más de lo usual ya que siempre me ignora, al menos saluda a Rebecca por compromiso, pero a mí ni una mirada me ha dedicado en los años que venimos estudiando bajo el mismo techo. Su actitud me hirió un poco, pero en realidad yo no esperaba nada distinto de él, es decir, no esperaba que se presentara con rosas y chocolates pidiéndome que sea su novia, pero al menos no que me ignore más de lo usual. Y así fue como pasé una noche loca con el guapo, sexy, popular e idiota de Jared Kennedy. Suspiro, viendo de nuevo la maldita prueba en mis manos ¿Y ahora qué mierda voy a hacer? Mi padre definitivamente me va a echar de la casa ¿A quién acudo? No tengo trabajo ¿A dónde me iré? ¿Con Rebecca? Tal vez su abuela permita que su nieta dé acilo a una adolescente embarazada ¿A Mindy? No, mi prima ya tiene muchos problemas con los estudios como para mortificarla con mis problemas ¿Con Jared? Pfff… esta ni siquiera debería ser una opción, jamás pasará ¡Jamás! - Susan… - papá llama – Ya son las seis y media, debes ir a clases - ¡Sí! Grito, guardando la prueba de embarazo y las otras nueve en mi mochila. Tomo mi teléfono del mesón del lavabo y le mando un texto de auxilio a Rebecca. Abro la puerta, adoro tener mi propio baño, me termino de arreglar para la escuela y me miro en el espejo ¡Mierda! Si la prueba dice la verdad, en unas cuantas semanas la ropa ya no me va a quedar… ¡¿Qué mierda voy a usar para la escuela?! - ¿No vas a desayunar? Pregunta mi padre sin levantar la mirada del periódico. El desayuno está servido, el olor a huevos y tocino llega a mi nariz haciendo que mi estómago se revuelva. Niego con la cabeza y tomo una fruta, aunque dudo mucho que la vaya a comer, no con el estómago hecho una mierda. Me despido de mi padre con rapidez y subo a mi auto. En casa solo somos papá y yo. Mamá se fue tras tenerme, pero realmente no la necesité nunca. Papá fue buena madre y padre, me proveyó de todo lo que necesitaba y me educó muy bien… hasta este momento en el que me acabo de convertir en la peor de las hijas. Nos tenemos mucha confianza, somos mejores amigos, pero eso no le quita lo estricto ¿Qué me dirá? Porque… si la prueba dice la verdad, en algún momento se notará y él se enterará. Usualmente soy la hija que se queda en casa a hacer las labores del hogar y las tareas escolares, voy a clases de piano y leo novelas en internet ¡Soy una persona que no comete locuras! Estaba feliz con mi monótona vida hasta el día en que mi papá aceptó que vaya a esa dichosa fiesta… - Susan… - me llama Rebecca, con su habitual delineado que hace resaltar sus ojos – Espero que el motivo porque me hayas hecho venir tan temprano a clases sea buena - ¿Tan temprano? – salí de mi auto, mirándolo con una ceja alzada – Las clases comienzan a las ocho y son las siete y media - Y yo normalmente llego diez minutos antes Se queja de nuevo.   - Ven… Le pido. Tomo su mano y camino en dirección opuesta a los pabellones de la escuela. Nos detenemos, miro hacia atrás y me dejo caer debajo de un árbol, estamos lo suficientemente lejos como para que nadie husmee. Rebecca se sienta delante de mí y me mira con los brazos cruzado, abrazo mis rodillas. Esto es difícil. Es decir, ella es mi mejor amiga, debo de decírselo ¡Necesito decírselo! - Rebecca… - le miro a los ojos, esto es demasiado difícil – Tengo un serio problema… - ¿Con respecto a qué? Pregunta, yo me muerdo el labio. - ¿Recuerdas que últimamente me estaba sintiendo mal? – asiente y yo saco la prueba de mi mochila – Mira… - Oh Dios… - Rebecca me mira con los ojos bien abierto - ¡Susan! – se lleva una mano a la boca, escondo el rostro entre las rodillas – Esto significa que… - Sí… - Pero… estas cosas pueden fallar, tú sabes… quizá si… - Me hice diez esta mañana – saco el contenido de mi mochila – Diez… y todas me salen positivo - Dios Susan… esto significa que tú… tú – suelta un jadeo – Estás embarazada - ¡Gran sorpresa! ¡Dime algo que no sepa ya! - Lo siento… es que… nunca pensé que tú… - Ni yo - ¿Se lo dirás? - ¡Claro que no! – protesta – Has visto cómo me mira, bueno en realidad ni me mira… - mi ánimo cae aún más – Fue solo una noche… - me lamento – Solo una… - Pero él debe de saberlo - ¿Para qué? – pregunto con amargura, guardando las pruebas - ¿De qué serviría? - Te puede echar una mano - Ya me metió mucho la mano y ahora estoy en problemas Me levanto y sacudo mi ropa. - No me refería a eso, me refería a ayudarte en algo - ¿Realmente crees que lo hará? – no puedo creer que ella guarde esperanzas en alguien como Jared Kennedy – ¿Cambiar pañales y preparar biberones? – suelto una risa – Ese no es Jared Kennedy, él solo me dará una patada en el trasero y me dirá que me recueste en otro árbol… - También puede ayudarte a decidir qué quieres hacer con el bebé – miro a mi amiga con los ojos bien abiertos – Apenas tienes diecisiete, estás en penúltimo año… - bajo la mirada – Un bebé no está en tus planes… - ¿Y qué debo de hacer? - Hay una solución rápida para ello… Nos miramos, siento una presión en mi pecho ¿Abortar? ¿Es en serio? Frunzo el entrecejo, no puedo hacer algo así ¿O sí? No, definitivamente no. Mierda, tomar una decisión no es fácil, mucho menos a mi edad. Estamos hablando de una vida, este engendro en mi interior vive, no puedo matarlo, es ir en contra de mis principios. Miro a Rebecca, ella tampoco parece segura de sus palabras. Suspiro, no sé qué hacer, pero si de algo estoy segura es que no se lo diré a Jared ¿Para qué? ¿Para qué me ayude a decidir si me deshago de este bebé o no? ¡Qué locura! No tengo por qué decirle nada a Jared, él no tiene por qué enterarse así decida quedarme con el bebé o no. Él no quiere nada conmigo, mucho menos lo va a querer con un bebé, así que… ¿Para qué decirlo? - Mejor vamos a clases Le pido, jalándola del brazo. La vista se me nubla, tambaleo hacia un costado y Becca me sostiene con fuerza. Dios… estoy mareada… ¿Son síntomas del embarazo? ¡No sé cómo se siente tener uno! He aprendido sobre el embarazo en clases de biología, pero no recuerdo haber aprendido nada acerca de síntomas frecuentes, no creo que hayan hecho un libro lo suficientemente exacto como para englobar todos los síntomas posibles. Miro fijamente a Becca. Me muerdo el labio, mis ojos se llenan de lágrimas ¿Qué más pruebas quiero para saber que es cierto? - ¿Estás bien Susy? Pregunta con rostro de preocupación. - Sí… - me separo de ella, las personas nos están mirando raro – He tenido estas malditas nauseas todo el puto día… - me quejo - ¿Qué voy a hacer Becca? - No lo sé… - contesta, ruedo los ojos – Mientras… creo que deberíamos decirle a los demás - ¿Para qué? Pregunto, separándome de ella. - Susy, son nuestras mejores amigas… - Aish… - ruedo los ojos - ¿No podemos mantenerlo solo entre las dos? – pregunto, ella me mira con una ceja alzada - ¿Por qué tengo que decirles? ¿De qué serviría? - No serviría de nada, pero… somos tus amigas y estamos para ti - Gracias Becca… - no puedo decir nada más, el timbre suena, comenzamos a caminar – Será un largo semestre… - ¡Oh Dios, son ellos! Exclama una voz y nosotros volteamos. Sí, son ellos, en todo su esplendor ¿Se nota el sarcasmo? Los chicos entran en su habitual formación de pirámide, con Jared al frente. No sé… es como si un reflector los iluminara. Todos se ven grandiosos, con sus ropas geniales y cabellos brillantes ¿Se nota el sarcasmo, de nuevo? Les odio, pero he de admitir que todos son demasiado atrayentes ¡Concéntrate Susy! Me escondo detrás de Becca, esta solo suelta una risita. Es fácil para ella, uno es su primo, pero en cambio yo… ¿Qué soy? ¿La incubadora de otro?   - ¡Hola Jordan! – exclama Becca con efusividad, agitando la mano de forma exagerada – ¡Jordi! – su primo lo fulmina con la mirada, el resto del grupo pasa sin dedicarnos una mirada – Wow… fue más amable de lo usual - Si, normalmente pone cara de “Me avergüenza ser tu primo” - Pues a mí me avergüenza tener que verlo todos los días en mi casa… ¡Que se consiga su propia abuela! - Becca, lo que acabas de decir no tuvo nada de sentido Reímos, las bromas sobre la abuela de Becca siempre animan. Seguimos nuestro camino y entramos a nuestra primera clase. A estas alturas lo que menos quiero en el día es tener clases, no me siento en la capacidad de aprender algo. Es decir, tengo una cosa creciendo dentro de mí, no tengo ni idea de lo que voy a hacer ¡Obviamente que lo que menos quiero es recibir una aburrida clase de historia! Respiro hondo. Tabatha y Lucy juegan con sus lápices, ambas están obsesionadas con la “Guerra de las Galaxias”. Lila está durmiendo sobre su pupitre, ella siempre duerme en clases, que saque buenas notas aún es un misterio. Mindy está sonriente con su panecillo en mano. Suelto un suspiro, mis amigas lucen tan alegres y ajenas a lo que me está sucediendo, y es normal porque aún no se los digo, pero sus vidas se ven tan pacificas ahora. La mía acaba de convertirse en un caos. Me siento en mi pupitre habitual junto a Becca, recuesto la cabeza en la mesa. Quisiera estar en otro lado, quisiera estar en Ponilandia de ser posible, Lila ya debe de estar en él. La profesora entra dando un portazo, Lila se despierta de sopetón soltando un gritito, todos reímos.     Jamás creí que la campana que anuncia el almuerzo se iba a volver el sonido más hermoso del planeta. Tomo mis cosas, Mindy despierta a Lila, y juntas salimos del aula. Me siento en un limbo, mis amigas tienen buenas nuevas que las han mantenido animadas todo el día. Lila y Tabatha irán a la convención de historietas, Mindy ha descubierto un restaurante nuevo con Lucy e irán a visitarlo más tarde, y Rebecca junto a su abuela se mudarán a la mansión de Jordan. Todas tienen algo de lo que alegrarse y/o emocionarse, yo no ¿Qué puedo decirles? No puedo decirles que estoy embarazada, no puedo decirles que estoy esperando al bebé de Jared Kennedy. No es algo de lo que me enorgullezca, así que no estoy muy segura de contarlo. Me da vergüenza, no soy el tipo de persona que se acuesta con un desconocido y espera a que todo siga bien al día siguiente. Me aterra esto, me estresa, desearía nunca haberlo hecho y ahora estoy pagando las consecuencias de mi estupidez ¿Cómo demonios me metí en esto? - ¡No! – se queja Tabatha - ¡Retráctate! - Yo también pienso que Tony Stark no sería nada sin su armadura Interviene Mindy, terminando su almuerzo. - ¿No vas a comer Susy? Pregunta Lila, dedicándome una mirada de preocupación. - No… - miro mi plato, he estado jugando con la comida desde que me senté en la mesa – Se me fue el hambre - ¿Por qué? – Lucy me mira con los ojos bien abiertos – Tú eres la segunda con mejor apetito después de Mindy – mi prima asiente – Te ves pálida - Simplemente no tengo hambre… - miro mi plato, el estómago se me revuelve – Tengo un mal sabor en la boca - De acuerdo… - Tabatha me mira y luego a Becca - ¿Cuándo te mudarás? - La abuela dice que este fin de semana – contesta - ¿Quieren ayudarme con mis cosas? - ¿Por qué no lo hace Jordan? Pregunta Mindy, estirando sus cubiertos para coger mi comida, yo se la alcanzo. - La abuela dice que el día que él quiera hacerle un favor a alguien o pensar en alguien que no sea él mismo… - nos mira a todas – Yo voy a dejar de usar delineador - Wow, entonces nunca sucederá – ríe Tabatha, yo hago lo mismo, Becca nunca dejaría su delineador ni siquiera si eso nos salvase de la Tercera Guerra Mundial – Pobre tu abuela por tener un nieto tan desagradable - Por eso me tiene a mí que soy adorable - Sí, tan adorable que aún no me devuelves mi camiseta Señala Lucy, blandiendo su cuchillo de plástico. - Dije que soy adorable, no tiene nada que ver con que me guste mucho robarles la ropa - Creo que iré al baño… Me levanto de mi asiento y salgo corriendo de la cafetería. Entro a toda velocidad en el baño de discapacitados, es un baño privado, muy conveniente. Cierro la puerta a toda velocidad y me lanzo hacia el inodoro. Me dejo caer sobre mis rodillas, lo poco que he almorzado sale estrepitosamente de mi interior. Suelto un sollozo, de pronto me siento débil ¿Qué le diré a mi padre? Su perfecta hija que nunca sale ni a la esquina, que saca buenas calificaciones y cuyos profesores ven como prospecto para candidata a las mejores universidades, embarazada ¡A la primera!... ¡Satos Cielos! No me había acordado de eso ¡Mierda! Ese maldito de Jared se llevó mi primera vez… ¡Y me embarazó! Comienzo a llorar, esto no debería de pasarme a mí, yo debería de estar pensando en ciencias e inventar un dispositivo que mantenga a Lila en el mundo de los vivos ¡No debería estar pensando en qué mierda hacer con un bebé que crece en mi panza! ¿Y si lo aborto? ¿Podré con el remordimiento? ¿Y si lo doy en adopción? ¿Podré resistir el entregarlo después de haberlo tenido por nueve meses en mi interior? Sigo llorando, golpeo el inodoro con mi puño. Esto no debería de estar pasándome a mí… - Ey… - me giro al instante, encontrándome con un par de ojos preocupados - ¿Está bien? - No… Contesto con sinceridad, llorando de nuevo. Charles se agacha, quedando a mi altura y tendiéndome un pañuelo. Lo miro y acepto el pañuelo, me limpio las lágrimas. De los seis chicos que conformaban el séquito de Jared, Charles se podría decir que es el único con corazón y que es amable con la “Plebe”. A veces me pregunto qué verás sus ojos o escuchan sus enormes orejas como para ser medianamente agradable y seguir siendo amigo de esas personas. - Calma… - me ayuda a levantarme - ¿Necesitas ir a la enfermería? - No… Me limpio con su pañuelo, las lágrimas siguen cayendo. - No te ves bien, y acabas de vomitar… - me sostiene por los hombros, todo se ve borroso - ¿Estás bien? - ¡Susan! – una voz se hace presente en el baño - ¿Qué haces con él…? - Rebecca…
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