Apenas entré al hospital, me acerqué a la recepción, con la respiración agitada. —Busco a mi hermana, Emma Stone. ¿En qué habitación está? La recepcionista tecleó unos segundos y luego me respondió. —Está en la habitación 222, segundo piso. —Muchas gracias— Le respondí con amabilidad. Corrí al ascensor y subí al segundo piso, cuando abrió la puerta, salí sin mirar a los lados y caminé directo hasta la habitación. Al entrar, vi a mi madre, Gertrudis, sentada en un sofá. Emma estaba en la cama con un suero conectado al brazo, pero despierta, con su rostro pálido. —¿Cómo estás? —pregunté acercándome rápidamente. —Bien, solo fue una recaída —respondió Emma con una débil sonrisa. —Descansa, me quedaré esta noche a cuidarte— Le dije. —Entonces yo me iré —dijo mi madre,Gertrudis levantá

