La compra

1048 Words
Zack caminó hasta quedar frente a nosotros, tenía sus manos dentro del bolsillo de su pantalón y una expresión de pocos amigos. —Puedes marcharte, tengo que hablar de negocios con Miranda. ¿No es así Miranda?— Me preguntó. Me sentí un poco confundida pero miré a Liam y le dije lo que era necesario para despedirlo. — Liam, gracias por ofrecerte llevarme a casa, pero mi jefe tiene razón, nos vemos luego— Le dije y luego me gire sin darle tiempo a réplicas. Zack abrió la puerta de su coche y entré, el encendió el auto y lo puso en marcha. Mi respiración estaba algo agitada pero trataba de ocultarlo para no ser descubierta. Durante más de diez minutos estuvimos en silencio, hasta que él se detuvo frente a mi pequeña casa. —Gracias por traerme a casa— Dije poniendo mi mano en la manecilla. Pero sentí su brazo detenerme, y sin palabras me giré para mirarlo. —Tengo algo que proponerte— Dijo finalmente. Me acomodé nuevamente en el asiento y lo miré fijamente a los ojos. —¿Qué cosa señor?— Pregunté. —Usted me conoce más que cualquier persona, sabe incluso lo que me gusta y lo que no, es por eso que quiero que usted sea mi entretenimiento. Lo miré arrugando el rostro, no entendía para nada a qué se refería. —¿Entretenerlo? No lo estoy entendiendo— Le respondí. —Solo quiero que por unos meses estés en mi cama cada vez que yo quiera y a cambio de eso, te daré una mensualidad por eso. Me quedé atónita, básicamente sentí que me estaba comprando, sentí que yo era una mercancía reutilizable. —Señor Ashford, creo que se ha confundido conmigo, yo no soy una prostituta— Le dije apenada y sacada de honda a la vez por su propuesta. —Es un buen negocio, usted tendrá dinero y además habrán reglas para ambos. —Discúlpeme pero mi cuerpo no está a la venta, y si cree que por lo sucedido anoche, yo iba a ceder, lamento decirle que no será así, por lo que rechazo su oferta— Le respondí en tono ofendida. No esperé respuestas y salí del auto, estaba aturdida con la propuesta de Zack. Entré a casa decepcionada, no esperaba tanto de mi jefe, estaba tratando de comprarme, nunca lo vi venir de él. Fui a la cocina por un vaso de agua y de repente fue interrumpida por mi hermana Emma y detrás de ella, mi madre Gertrudis. —Buenas noches para ambas— Le dije intentando sonar feliz. —Buenas noches, Miranda— respondió Emma con tristeza. Me acerqué a ella y la abrace, una enfermedad como la que ella tiene, puede provocar que se sienta triste. —Vamos a la sala— Dijo Emma. —¿Pasa algo?— Pregunté borrando mi sonrisa del rostro. Emma tomó mi mano y me llevó hasta la sala, tome asiento en unos de los sofá. —¿Qué pasa? Emma no debes preocuparte por nada, ya tengo el dinero completo para tus tratamientos, así que mañana irás a la clínica con mamá— dije emocionada. —Respecto a eso.. nuestra madre tiene que decirte algo. Me levanté del sofá, ya un poco angustiada, era más que claro que estaba pasando algo malo. —Mamá ¿Qué pasa?— Pregunté. Hubo un silencio que me preocupó mucho más. —Mamá, ya dile. Mi madre empezó a llorar, se dejó caer en el sofá y se llevó las manos a la cara como si se estuviera sintiendo avergonzada. —Ella no quiere hablar pero yo te lo diré por ella— Dijo Emma nerviosamente. Mi madre se levantó del sofá de súpito, me tenían muy confundida. —Miranda, perdí todo el dinero que habías ahorrado para los tratamientos de corazón y riñones de Emma— Finalmente confesó. Me quedé atónita, las palabras se trabaron en mi garganta, eso tenía que ser una broma pesada. —Es mentira ¿Verdad?— Pregunté con los ojos a punto de estallar en lágrimas. Mi madre me abrazaba, sus ojos estaban inundados de lágrimas, mis brazos no sienten compasión por ella, así que solo la alejo. Buscó mi móvil y entro a la aplicación del banco, donde se supone que tendría todo mi dinero, pero ahí estaban los números, en ceros. —Mamá ¿Cómo fuiste capaz? Nos dejaste sin un peso— Le dije ya con lágrimas derramándose por mi mejilla. —Lo siento mucho; pero te prometo que lo repondré— dijo asustada. Me acerqué a mi madre y la miré directamente a los ojos. —¿Lo perdiste todo en el juego de apuesta?. Le pregunté pero ella se quedó callada, ni siquiera podía mirarme a los ojos. —Si, si.. lo perdí en el juego de apuesta, pensé que podría multiplicar ese dinero pero un mal paso, me hizo perderlo todo— Confesó finalmente. Me sentí decepcionada, no podía cree que mi propia madre haya jugado con la salud de mi hermana. —Mamá, no pensaste en Emma, apenas tiene dieciocho años de edad, es muy joven y tiene una vida por delante, pero tú, le quitas la posibilidad de una mejor vida— le dije con tristeza. Mi madre se arrodilló ante nosotras, estaba intentado darnos lástima pero en ese momento, lo último que yo podía sentir era justamente eso. —Mamá levántate, yo no te voy a perdonar así de fácil, no tienes idea de lo que me costó juntar cada euro, no tienes idea del sacrificio que hacía cada día— Le reproché. Emma se acercó a mí, tomó mi mano y no pudo evitar llorar. —Gracias por todo hermana, sé que hiciste un enorme esfuerzo, y sé que aunque el gobierno me ayuda, no es suficiente, estoy agradecida por haber tenido una hermana como tú— me dijo como si se estuviera despidiendo. La abracé con fuerzas, no podía dejar que ella, la persona que mas quería, se estuviera despidiendo de mí. —Tranquila Emma, yo lo voy a solucionar— Le aseguré. —Y tu mamá, esto no te lo perdonaré tan fácilmente— Le dije. Sin agregar nada más, camine con Emma hasta su habitación para dejarla descansado.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD