Ely empezó a moverse de a poco, más lento. —Amigo, me siento mal... ve por Hens —dijo ella, arrastrando un poco las palabras. —Lo siento, preciosa. Ella no está aquí, fue a acompañar a un amigo —respondió Patrick, sosteniéndola—. Pero vamos, yo te llevo. —Nooo... voy a dormir en su casa. —Descuida, bebé, ella me dijo que te cuidara y eso haré —dijo él, tomándola de la mano y sacándola del lugar. Pidió que alguien llevara el bolso, los tacones y los subiera al coche. Como ella apenas podía caminar, la cargó al hombro y la cubrió con un mantel que arrancó de una mesa. La subió a la parte de atrás del coche, la acomodó cuidadosamente y la llevó a su departamento. La cerradura era de código, así que entró sin problemas. La recostó en su cama y volvió al auto por sus cosas. Ella se veía

