Capítulo 3: Una Oportunidad Para Tenerla

1026 Words
―¿Qué?― pregunto sin querer comprender lo que dice. ―Solo hay una condición― prosigue mientras su sonrisa chulesca permanece en sus labios. ―¿Cuál?― pregunto con cautela. ―Que sean dos y no uno― alzo las cejas, es poco creíble lo que está pasando aquí. Suelto una carcajada para su asombro, conmigo no jugarán. ―No soy tonta, eres amigo de mi hermana, ella te ha contado todo y tú harás lo imposible por quitarme la virginidad antes de tiempo y así hacerme perder― lo veo negar con seriedad ―no, no voy a caer en tu juego. Déjame en paz Sinclair― gruñe. ―Qué testaruda eres, solo quiero ayudarte, además, hay muchas maneras de tener placer sin llegar a la penetración― frunzo el cejo. ―¡Estás loco! ¿Crees que soy tan tonta como para cumplir esta apuesta contigo? Debo casarme una vez tenga al bebé, no me voy a casar con un ligón como tú. Te van esos juegos que hay en los clubes de mis padres, yo jamás aceptaría algo así. Nunca en la vida permitiría que mi pareja se acostara con otras mujeres, no te creo capaz de soportar 10 meses sin sexo, viviríamos juntos, y tú siempre caes en la tentación― niega una y otra vez. ―¿Te atreves a meterte en una loca apuesta y no te atreves a estar con alguien igual de loco que tú?― ríe ―Zuleika, te estoy dando la posibilidad de ganar― calla unos segundos y acaricia su barbilla ―si tu preocupación es que esté con otras y vaya a los clubes te prometo que no lo haré― con la boca abierta y confundida lo miro perpleja. ―Estás loco, ¿Por qué aceptarías algo así?― se encoge de hombros y pasa su lengua sensualmente por sus labios. ―¿Nunca te has preguntado por que eres a la única que le permito su mal trato?― alzo las cejas, realmente no lo había pensado ―desde que tu bonito culo pisó este edificio y en especial mi oficina quise follármelo, ¿Crees tú que voy a perder una oportunidad única de que seas mía y de nadie más?― me mira burlón ―eso jamás― paso mis manos por mi cabello, estoy confundida, tengo la posibilidad de callar a mi hermana para que me deje en paz por una vez en la vida y lo más importante, demostrarle al mundo que una virgen lo puede tener todo sin seguir los pasos de sus padres, pero ¿Estoy dispuesta a tratar de ganar con el más ligón de la historia? ―Pero pasarías el resto de tu vida conmigo, es decir, tendrías que dejar los juegos, dejar de asistir al club y sobre todo, despedirte de tus amantes. Esto es serio, Sinclair, deberías esforzarte para amarme, y tú no tienes esa capacidad. Te pediré que salgas de mi oficina― estiro la mano y tomo el expediente ―aquí tienes, ya es hora de la junta― no se mueve, me indaga con esa mirada de mar, es muy intensa, su mirada por primera vez es inatendible. ―Cuando te des cuenta de que no hay nadie tan estúpido para dejarlo todo por ti, me buscas, estaré esperándote. Ya sabes mi única condición, quiero dos hijos y estoy dispuesto a cumplir cada una de tus peticiones― toma el expediente y camina hasta la puerta ―viviremos en mi casa, a esa que te gustó el día que hice la fiesta y fuiste con tus padres― sin decir más sale de la oficina, miro su despacho y no entra. Me dejo caer en la silla, estoy totalmente alucinada, ¿Qué coño ha sido eso? Pasado el desconcierto por la propuesta de Sinclair me centro en mi trabajo, no puedo atrasarme y tengo que adelantar trabajo de la universidad. Metida al cien con mi trabajo de diseño me desatiendo del mundo, si algo tengo es que soy perfeccionista en las cosas que hago. Maldigo al escuchar el teléfono sonar. ―Buenas tardes, oficina del señor Sinclair Drummond, Zuleika le habla. ¿En qué puedo ayudarle?― escucho un resoplido. ―¿Cómo es posible que todas mis llamadas caigan a otro lado?― la voz de una diva me hace fruncir el cejo ―niña, pásame a Sinclair por el amor de Dios― miro la oficina de mi jefe y lo veo sonreír, el maldito la ha transferido a mi teléfono. Lo miro con reproche, es un gilipollas. ―¿Con quién hablo, disculpe?― gruñe cuál perra. ―Soy Danna, deberías preocuparte por pasarme a Sinclair, no por saber quién le llama. Vamos no tengo tiempo― muerdo mi lengua para no salirle con una fresca. ―Lo lamento señorita, mi jefe no se encuentra. Si desea puede dejarle un mensaje y se lo haré llegar… ―Maldita sea, odio que me haga esto― gruñe interrumpiéndome ―dile a ese tonto que no me busque, no le perdonaré que haya cancelado a última hora― sin más cuelga, me quito el teléfono del oído y me le quedo mirando. Está loca, si algo sé de ese hombre es que no ruega y son las mujeres que lo buscan. ―Anda tú, cariñito― niego incrédula. Fastidiada por la interrupción guardo mi trabajo y lo acomodo todo, debo irme, pero antes debo darle el recadito a mi jefe así que me dirijo a su despacho ―señor Drummond, la señorita Danna le ha dejado un recado. Sice que no la busque y que no le perdonará que le cancelara a última hora, c*****o― sonrío. ―Bien, será una preocupación menos para ti― enarco una ceja ―estoy iniciando, Zuly. Has dicho que adiós amantes y he iniciado― se encoge de hombros ―no pienses demasiado, ambos sabemos que Irasema es un grano en el culo y si decides dejar la apuesta hará de tu vida un infierno― ruedo los ojos y salgo de ahí, no lo aceptaré, no a él.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD