Maldita sea La forma en que cerró la distancia entre nosotros y me rodeó con sus manos abrazándome tan fuerte me tomó por sorpresa. No estaba seguro de cómo reaccionar a esto porque apenas unos segundos antes ella estaba literalmente discutiendo conmigo sobre cómo ya no quería tener nada que ver conmigo. Había sido una lucha literal sacarla del club y llevarla a este bar suave que era mucho más tranquilo y donde sentí que realmente podíamos hablar sin tener que gritar. Ella había estado literalmente gritando y de mal humor desde que entramos, por lo que su actitud me tomó completamente por sorpresa. Le correspondí el abrazo y lo mantuvimos durante algunos segundos antes de finalmente soltarme de su agarre y mirarla. Ella tenía una sonrisa en su cara que realmente no podía entender. “¿

