Capítulo 2

3347 Words
Aukan. —Hijo. —miro la puerta somnoliento—. Hijo. —Ya voy. —abro viendo a mi abuela del otro lado—. ¿Qué pasa mami? ¿Necesitas algo?. —Son las dos de la tarde hijo, ¿vas a seguir durmiendo? A la noche no vas a poder dormir. —Uuh, no me di cuenta. —bostezo con ganas—. Ya bajo. —Dale... Voy calentando la comida así cuando bajes ya está caliente. —Gracias, te amo. —Yo más hijo... Dale cambiate y baja. —Ya bajo. Me quedo ahí escuchando todo el bullicio que hay en la casa, siempre es así, no tengo recuerdos en donde no se oiga nada, siempre ruidos de todo tipo; gritos, risas, corridas, retos, de todo, siempre ruidos y creo que si no los sintiera más seria la soledad misma, no conozco otra cosa que esto, no tengo idea de cómo son las otras familias, bueno, la familia de mi mamá es media aburrida ya que mi tía Ailin tiene dos hijos no más y mis abuelos, nos hay más, en cambio con la familia de mi papá se pasaron de la raya mis abuelos, ocho hijos, estan teniendo un batallón de nietos y todos acá, juntos. Mi tía Brisa es la única que está lejos de mis tíos aunque cuando viene no se quiere ir mas, tampoco está Ankatu que él está en el ejército pero igualmente Sofia con Arlo pasan la mitad del año con nosotros, aunque se me hace que en cualquier momento se vienen a vivir con porque es como que son libres, pero bueno, deberán conversarlo. Mis abuelos felices a más no poder, si fuera por ellos vivimos todos juntos aunque yo me digo, no sé para qué mis tíos tienen casas porque se las pasan metidos acá y mis tías atrás de mi abuela en todo momento. Bajo viendo que mis primos corren para todos lados, no tengo ni idea de lo que hacen, veo a mi tía Meli lavar el piso del living y More haciendo masa, mi abuela cebando mates y mi cabeza me mata, pero no le voy a decir a nadie que se calle, primero porque no es mi casa, segundo porque no me darían ni pelota, sería como que le hablara a una pared literalmente, y tercero prefiero tomarme una pastilla y que se me calme de a poco. —Buenas. —saludo a More dándole un beso en la mejilla ya que tiene las manos enchastradas. —Holis. —mi abuela está con Sayen en brazos. —Hola preciosa. —se ríe tirándome un beso—. Más hermosa que eres bebita. —me pongo a comer con ganas, cuando sentí el olor de la comida me di cuenta que estaba muerto de hambre—. Que rico que está ¿Quién cocino?. —Yo... —doy unos golpes con las manos felicitandola. —Te pasaste tía... Esta buenísimo. —Gracias Au. —miro a More que guarda la masa así leuda. —Dios... Tanta masa que tenemos que hacer... Me duelen las manos, siento hinchados los dedos. —Eso lo dices para no hacer más piyina. —Noooo Meli... Voy a seguir haciendo si mi hombre come más que todos parece. —Meli me vuelve a servir de los ñoquis que hizo. —¿Cómo pasaste la noche?. —Bien... Las aprovecho para estudiar un poco... Por eso me gustan más las noches porque puedo estudiar tranquilo. —¿Estás diciendo que somos ruidosos?. —Si abuela... Y mucho no logró concentrarme así que estudio en la estación... Donde me quedo sólo y en las noches no salgo mucho, me viene bien. —Cuando estudies nos tienes que decir que no hagamos ruidos. —¿Cómo voy a decir eso abuela? No es mi casa para estar diciendo que hacer y que no. —¿Cómo que no es tu casa? ¿A dónde vives entonces?. —¿Podemos cambiar de tema?. —Meli y More están en silencio, sólo mis primos más chicos son los ruidosos ahora. —No lo cambiamos nada porque no es así. —¿Mi mamá no dijo si tengo que ir por Ayen?. —me paro a lavar el plato enseguida. —Si... Sale cuatro y media ¿y me puedes pasar a comprar unas cosas hijo?. —Si. —guardo todo limpio y limpio la mesa—. Me voy a cambiar y bajo enseguida así voy a buscar lo que me encargues. —Dale... Voy a hacer la lista de lo que quiero que traigas. Siempre es la misma charla con mi abuela, yo le digo que no es mi casa y que nunca lo va a ser porque es la realidad, porque en mi cabeza está el irme de acá, tener mi lugar, mi espacio, amo muchísimo a mi familia pero no saben el concepto de privacidad, no hago nada como para que me avergüence si entran a mi cuarto o algo, ni novia tengo, pero si me choca un poco que se enojan si le pongo llave a la puerta o a veces me estoy cambiando y entran como si nada, me gusta la unidad que tenemos pero también quiero mi lugar, si trabajo de noche al otro día quiero dormir, dormir hasta que se me dé la gana, si me baño quiero cambiarme en paz no a las apuradas por si entra uno de los nenes al baño y justo me ve en pelotas, y mi abuela se enoja diciendo que es mi casa pero no, no es así, y no me pongo a discutir nada, prefiero cortarla ahí y darle la razón porque la sigue y la sigue poniéndose densa a veces. Una vez que hago las compras junto a Elu voy al jardín a esperar que Ayen salga, Elu me charla sin parar, es una cotorrita la verdad, salió a mi tía Ailin porque no para, ya está en cuarto año del secundario, le ayudo en lo que puedo porque tampoco era que era muy bueno. —Bueno Elu... Que estudie medicina no quiere decir que sea un genio. —tomo jugo mirando hacia afuera. —Pero si te va re bien... En el secundario también tenías re buenas notas. —Si. —la miro alzando las cejas—. Porque la mamá me da unas palizas que, o tenía buenas notas o me dejaba sin piel nena. —se mata de risa cuando hablo así—. Y la mami también... No me quedaba otra opción que estudiar. —Pucha. —Te recomiendo que les pidas ayuda antes de llegar con una nota baja porque ahí las dos te van a agarrar... Y si que gritaste la última vez que te agarró la mamá. —Pero me pegó re fuerte. —Si, pega fuerte no hace falta que me lo digas pero también a veces eres muy atrevida. —baja la mirada—. Ya te hemos dicho que no debes gritarle a nadie... Todos te tienen paciencia, los tíos también pero sabes que tienen permiso para darte un golpe si te pasas y ya te estás pasando... El tío Sergio es muy calmado pero el otro día estaba que te metía un golpe. —se muerde los labios sin decir nada—. Eluney... —me mira y veo lágrimas en sus ojos—. Baja un cambio Eluney... De verdad te lo digo, puedes joder todo lo que quieras con los tíos pero no te pases porque son tus tíos no tus hermanos para que le hables así. —Esta bien. —Ahi están saliendo ya vengo. —voy a esperan a mi hermano más chico, ahí la veo, la que ayer me acusó de querer abusar de su hija—. Hola. —Hola. —me mira con los ojos gigantes. —Auuuuu. —me agacho así me abraza, lo alzo y la miro. —Me lo llevo. —¿Y qué eres de él? No... —juega con las manos incómoda—. Para ya ir sabiendo. —Soy el hermano. —No lo vi ayer en el almacén. —frunzo las cejas porque no tengo idea de lo que habla—. Le pedí disculpas a tu mamá y tus hermanitos. —¿A quién?. —me hago a un lado cuando se llevan a los otros nenes y sólo queda su hija que me sonríe—. Aaaa... No es mi mamá es mi tía ella. —Me confundí donde te decía hijo. —Me tengo que ir... Dile chao a la señorita Ayen. —Chao nos vemos mañana. —Hasta mañana. —me voy sin siquiera escuchar sus disculpas, en estos momentos no las quiero. —Guarda la cabeza que siempre te la partes Ayen. —se larga a los brazos de Elu que se ríe—. ¿No hay más nada que hacer? Entonces nos vamos. —¿La mamá?. —El tío Fede la lleva. —arranco asi ya nos vamos a la casa, sinceramente me quiero volver a acostar, siento mi cuerpo agotado—. Van a ir a la casa y ahí la pasa a buscar. —Bueno. —¿Te saco el guardapolvo Ayen?. —No... Déjalo, a la mami le gusta como me queda y quiero que me vea el papi también. —¡Que fantasma!, si ya saben que vas al jardín. —Que me importa... Déjalo. —me muerdo los labios para no reir. —Ahí te compré unas galletitas Ayen. —Las como ahora o le tengo que dar a todos. —Supongo que nos vas a convidar. —Si Elu... A ustedes si porque son poquitos sino no les doy. —Aaaa pero si eres una porquería. Me río con ganas porque es el menor de los cuatro pero el más descarado, habla como una persona grande y con sarcasmo, negando miro las tierras pensando en que ya mañana tengo que ir a trabajar, hoy dormí y no hice nada dónde venía de turnos nocturnos pero debo ir a ayudar, es un trabajo pesado y todos ponemos un poco aunque no lo hacemos por la plata, mi papá y mi tío Lautaro si porque es su sustento pero los demás que tenemos otros trabajos ayudamos en nuestros tiempos libres así ellos pueden descansar un poco tambien, mi abuelo hace cosas en los alrededores de la casa, Likan lo reemplaza en todo lo que él hacia así que es muy duro el trabajo, debo ir a dar una mano. ***** Lorena. Dios que me sentí mal después de lo que pasó con el chico que encontró a Tisci, me arrepiento tanto de haberlo acusado de esa forma tan fea, el pobre me llevaba a la nena y no estaba haciendo nada fuera de lugar, estaba caminando en medio de la calle no era que estaba corriendo con mi hija, pero como siempre pienso mal y eso me pone loca ya que juzgo a la gente sin sentido creyendo que son todos como Jorge, encima cuando lo vi en la escuela peor me sentí, con su cara de nene y sereno que me partió, tampoco es que pondría las manos al fuego por él pero por como corrió su hermanito hacia él me hace ver que es un buen muchacho. —Hola. —miro a la profesora Emilia parada frente a mi—. Mi hijo me contó que preguntaste quien era cuando vino por Ayen. —ufff creí que le había dicho lo de mi hija—. Venia a dar los nombres de los que pueden venir por él. —Ah bien... Vamos así me dices los nombres y los pongo en la planilla así cuando vengan firman. —Dale... Son muchos porque tengo seis cuñados, mi hermana, mis cuñadas, mis suegros y mis hijos. —la miro alzando las cejas. —Las planillas viene para ocho como máximo. —Bien. —piensa un poco y yo no sé que hacer. —Dame los nombres de tus hijos y tu esposo, esos los pongo en la planilla, hasta los de tus suegros y el resto en mi cuaderno. —Dale... Auca Melillan mi suegro. —¿Auca?. —A... U... C... A... —Bien. —Blanca Gonzalez mi suegra... Mi esposo Guillermo Melillan... —anoto rapidito—. Mi hijo mayor Likan Melillan... —que nombres mas raros—. Mi otro hijo el que vino por Ayen hace unos días, él es Aukan... —asi que Aukan se llama, le pega el nombre, me dice todos los otros que los anoto en mi cuaderno—. Creo que ya están todos. —Son muchos. —Una familia grande. —Bastante... Yo sólo tengo un hermano. —Yo tambien tengo una hermana y cuando venga por él te vas a sorprender seguro. —salimos ya que debemos irnos—. Es mi gemela. —Que lindoooo ¿Y ninguna tuvo gemelos?. —sonríe con tristeza y creo que me las mandé. —Mami. —quedo sorprendida cuando lo veo con uniforme de policía y Ayen corre estirándole las manos—. Vi el auto. —Estaba dándole los nombres de los que tienen permiso de retirar a Ayen. —Bien. —me mira poniéndome incómoda—. Amigo... Vamos a la tienda así te compro algo ¿Quieres?. —Quelo il. —Tisci lo apunta y yo niego. —No hija... Vamos a la casa así tomamos la leche. —Quelo il... Mami quelo il. —Nos vemos disculpen. —la alzo en brazos y camino con ella llorando, no tengo plata conmigo como para comprarle algo pero no puedo derrochar por cualquier cosa. —¿Veci qué le pasó?. —Golosinas. —abro la puerta y siento que para un auto atrás mio, me giro y es Aukan que va bajando. —Yo... Mil disculpas pero la vi que la traías llorando. —viene con una bolsita en las manos y Tisci corre hacia él. —¿Aukan cómo estas?. —Hola señora Herminda... Estoy bien gracias ¿y usted?. —Muy bien querido... Lore... Si tienes a un Melillan atrás tuyo te sacas la lotería querida. —la miro prendida fuego porque no es así, nada que ver—. Todas acá en el pueblo se pelean por uno. —Bueno señora Herminda... No diga esas cosas que me pone la vara alta, ¿y si no llegó?. —Tienes razón disculpa... Me voy adentro. —se agacha cuando Tisci parece que le quiere arrancar el pantalón de tanto que se lo tira. —Mira preciosa... No sé si tu mami te deja comer esto pero lo traje igual. —La dejo comer. —Tisci salta felíz por todo lo que ve. —Bueno... Este es mi favorito. —le abre un chocolate y ella lo come feliz. —Mmmm que iko. —¿Viste? Es riquísimo. —se para y saca un chocolate del bolsillo dandomelo—. No me tomes por atrevido pero... —lo agarro sonriendo. —Gracias, justo es la marca que me gusta. —Le di al clavo. —me da mucha angustia que este simple hecho me de nostalgia ya que nunca me hicieron un presente así—. Bueno... Debo volver al trabajo... Espero estén bien. —Gracias, y mil disculpas por lo del otro día Aukan. —asiente sonriendo—. De verdad mil disculpas fue del susto que me generó no verla. —Ya pasó no te preocupes... Chao preciosa. Se va en el patrullero y quedamos las dos ahí paradas mirándolo irse, es un muchacho muy lindo, súper alto, rubio, piel media morena y unos ojazos celestes tirando a grises que da impresión verlo pero muy hermoso, Dios santo debo dejar de pensar en eso, escapé de una relación enferma y violenta, no debo estar pensando en hombres menos en un chico que se ve muy joven. .................... Estoy limpiando el patio de al frente de la casa cuando lo veo pasar con una chica, tal como estoy agachada quedo mirandolos, van háblando hasta medio discutiendo, la chica mueve las manos y él niega sin mirarla sólo camina, de golpe para y se gira hacia nosotros, Tisci está paradita mirándolo viendo como se acerca a la casa, me paro cuando mi hija corre hacia él estirando los brazos como si recibiera a su papá de un día sin verlo. —Hola preciosa. —en cuclillas la abraza besándola la cabeza—. No te veo hace rato. —¡Aukan te estaba hablando!. —¿Sabes qué Eluney?. —ni la mira cuando habla y me pone incómoda porque es su novia, ósea, venían discutiendo—. Ve, después te voy a buscar. —A siiiii... Después me dejas clavada... Me voy y no te espero. —Nos vemos en la casa. —se va furiosa y yo no sé qué hacer con mis manos, es más, hasta siento como si fuera la amante—. ¿Cómo estas?. —¿Bien y tú?. —Bien gracias. —Se fue enojada. —Vive enojada. —nos miramos a los ojos mientras hablamos y mi hija en sus brazos está lo más piolita. —¿Viven juntos?. —Obvio. —frunce las cejas y yo carraspeo—. Te vi limpiando... Estoy libre puedo ayudarte. —Ya terminé de hecho. —Pues yo veo mucho despiole. —mira todo y si, no tengo como mentirle en eso porque es verdad donde recién empezaba a limpiar. —Es mejor que vayas o se va a enojar más y no van a poder arreglarse. —No te preocupes por eso, se le pasa sola. —baja a Tisci que lo mira con ojos soñadores, nada que ver en como miraba a su papá, a él lo miraba aterrada a más no poder—. ¿Por dónde empezamos?. —De verdad Aukan no hace falta, ve antes que todo empeore. —De verdad que puedo ayudarte... Puedo darte una mano como amigos. —Si si como amigos pero... —veo que de verdad no va a dar su brazo a torcer—. Esta bien, ayúdame a mover esto y ya, es lo que más quería y que no podía hacer donde pesa mucho. —es un tambor con algo dentro que ni siquiera lo pude mover. —Bien. —anonadada veo como lo corre como si nada y yo que casi me rompo la espalda por intentar correrlo—. La verdad que está quedando muy linda la casa... Estuvo mucho abandonada. —Si, es hermosa. —Bien... ¿Qué más?. —Listo. —se sacude las manos mirándome a los ojos y me pone muy nerviosa—. No hace falta que me ayudes, va a llevar tiempo terminar. —La verdad que van a ser varios dias por lo que se ve pero si nos ponemos las pilas... —Es verdad Aukan, pero puedes irte no te quedes a trabajar, debes estar cansado. —es como que se enoja por mis palabras—. Menos acá en mi casa sin recibir nada a cambio. —Un plato de comida es una buena paga para mi. —carraspeo y le ruego a Dios a que me dé las palabras para decirle que se vaya o que haga algo para que no deba decírselo. —Aukan hijo vamos. —uf, gracias señor. —No yo... —Aukan de verdad... Ve, no quiero que te quedes, yo puedo, no pierdas tu tiempo menos conmigo. —¿Por qué quieres que me vaya?. —No es que te desprecie o algo por el estilo es que me incómoda verte trabajar sin que tenga dinero como para pagarte el trabajo... Yo puedo y mil gracias por correr eso, era lo que más deseaba sacar y tú pudiste. —AUKAN DALE LOCO. —la novia le grita desde el auto. —Ve y mil gracias. —se va sin decirme nada. . .
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