8 Jeremy dio un salto de la cama, tambaleándose hasta perder el equilibrio. La culpabilidad se lo estaba comiendo por dentro. ¿Cómo había podido ser tan egoísta? ¿Cómo había podido besar al amor recién encontrado de su hermano? —Rachel, yo... esto... —Su voz se desvaneció cuando miró a Rachel, que estaba de pie en la entrada con la boca abierta y los ojos desencajados por el asombro. ¿Qué excusa podría inventar para dar explicación a lo que estaba haciendo? «Piensa, tío. No te quedes ahí mirando». —Pensé que la respiración de Naomi sonaba rara. Solo quería asegurarme de que se encontraba bien. —Jeremy. —Él hizo una mueca al notar el tono de reprimenda en su voz. Ella no se lo había tragado. Ni tampoco él. Estaba perdiendo su toque. Era una excusa muy poco convincente. —No se lo cuent

