(6) En la misma casa, el señor Winter entra a su estudio seguido del joven Thomas, quien cierra la puerta de madera suiza. El hombre viejo y cansado se va directamente a su silla, sentándose para mirar al joven con una mirada de enojo e ira desnegada. Después de sentarse, el hombre viejo decide abrir unos de sus cajones y sacar un puro cubano, para fumarlo enfrente de Thomas, quién lo miraba con atención mientras esperaba a que el señor Winter digiera algo. –¿Sabes que estoy muy molesto? –Pregunto el hombre de ojos azules. –Lo se. –Respondió Thomas con un poco de preocupación, pero no dejando que Max pudiera verlo nervioso. –En realidad, lo siento…–Pero el joven es interrumpido por el hombre de cabellera blanca, azotando sus manos contra su escritorio de madera. –¡Tu único trabajo

