(10) Llegar a la casa de la abuela fue realmente aterrador, ya que su casa se encontraba en una zona boscosa de Londres, pero al estar enfrente de esa gran mansión algo descuidada, pude sentir que le estaría dando la cara a una persona en mi vida, que realmente no me agradaba. Al entrar a la casona con la servidumbre abriéndonos la puerta y tomando nuestras chaquetas, puedo observar como la casa estaba repleta de rosas y flores. No había mesa que no estuviera adornada por esos hermosos adornos, que mi abuela solía hacer. Y a pesar de que estaba dispuesta a oler una de las rosas blancas, que estaba en un arreglo floral en una mesita en la entrada, soy interrumpida por su voz rasposa. –Hasta que te has dignado a venir a mi casa. De inmediato mi mirada va hacía mi abuela, quién viste

