La Princesa de papá y el Guardaespaldas.

Capítulo 2

(2)

Realmente no confiaba mucho en Thomas, pero ese hombre no arruinaría mis planes, ya que pronto cumpliría la mayoría de edad y estaría haciendo una de las mejores fiestas de Chelsea. La mansión fue llenada de adornos tan preciosos y finos, haciendo que el ambiente de la fiesta se sintiera como si fuera una fiesta de la realeza. ¿El tema de la fiesta? Vístete como un príncipe o una princesa.

Esta noche estaría usando un vestido azul de olanes, que era una copia de un vestido de la princesa Diana de Gales. Mis hombros estaban descubiertos mientras que, sobre mi cuello, lucia una bella gargantilla del mismo material del vestido. Me sentía hermosa al ponerme una pequeña corona, que me hacía lucir realmente bien. Antes de salir a mi gran noche, me asegure de lucir perfecta.

Pero no todo en mi vida lo era, había desayunado muy pesado en la mañana, mientras que no pude contenerme a probar muchos de los postres, que se servirían esta noche. Sentía que mi estomago estaba muy lleno, así que decidí ir al baño y vomitar todo lo que había comido. Mi maquillaje se pudo haber arruinado por completo, sino fuera una experta en vomitar la comida. Yo se que deben de estar pensando sobre mí, pero solo quería ser perfecta.

Después de vomitar limpie mis lagrimas como una profesional, poniendo una servilleta justamente en mis pestañas, haciendo que ni una lagrima cayera sobre mi rostro. Se que vomitar no era un buen modo de vivir, pero era mi modo de vivir. Era mi forma de lastimarme a mí misma, pero a pesar de que odiaba el reflejo que estaba viendo, puedo escuchar que alguien entra a mi habitación. Yo de inmediato le doy un vistazo al lugar, dándome cuenta que Thomas, el hermoso guardaespaldas había entrado sin avisar.

–¿Pero que te has creído al entrar a mi habitación así? –Le pregunté enojada pero cuando lo vi frente a frente, no pude evitar mirarle como si fuera una ilusión óptica, no podía creer lo que veía. El hombre guapo de cabellera castaña y ojos cafés, estaba usando un traje de príncipe. Un traje n***o con una banda cruzando su cuerpo, usando una corona en su cabellera.

–Escuche unos ruidos extraños, ¿esta bien? –Pregunta realmente preocupado por mí. Temblorosa me quedo enfrente de él como un conejo cegado por las luces de un auto.

–Sí. –Titubee nerviosa nunca antes me había sentido de esta forma, más enfrente de un hombre, cuando sabía que los hombres suspiraban por mí, no yo por ellos. Pero parecía que Thomas tampoco estaba seguro de mi respuesta, así que camina hacía mí con sus grandes ojos cafés, mirando mi cara con detenimiento.

–¿Acaba de vomitar? –Pregunta preocupado.

Yo de inmediato me doy la media vuelta, para ocultar mi cara. Se que es difícil no verte como si estuvieras muriendo después de vomitar, pero tenía que seguir con mis mentiras.

–No diga estupideces. –Lo volví a mirar, ocultando las lágrimas que querían salir de mis ojos.

–Si es lo que usted cree esta bien. –Dijo el hombre con seguridad. –Lo que haga dentro de su alcoba no me interesa, me interesa salvarla cuando este en peligro, no meterme en sus asuntos. –Yo solo suspire profundamente. –Pero es de mi interés decirle, que todos los invitados ya han llegado y que solo la están esperando a usted.

–Bien. –Camine hacía la puerta mientras él me seguía como mi sobra.

–No la sigo por gusto, así que camine como si no me viera.–Me dice con palabras frías.

–Va a ser tan duro. –Camine por todos los corredores de la casa, sabiendo que ese hombre me estaba siguiendo, no podía negar que se sentía extraño ser acompañada en tu propia casa.

Al llegar al salón de la casa, puedo notar que es verdad, todos mis invitados habían llegado, usando sus mejores vestidos al estilo de la realeza. Yo me muestro en el tope de las escaleras, mientras Thomas se pone a mi lado, luciendo increíblemente interesante para todos los demás.

–Les agradezco mucho por haber venido. –Llamo la atención de todas las personas, que al verme de inmediato se ponen a aplaudir con fuerza. –Hoy es un día muy importante para mí, así que disfruten la fiesta. –De pronto fuegos artificiales salen por el lugar, haciendo que la gente aplaudiera aún más, animados por el comienzo de la fiesta.

Al bajar por las escaleras, me puedo dar cuenta que todas las damas del lugar me miran. Pero después veo a la persona que esta a mí lado, supongo que no me estaban viendo a mí, sino que estaban mirando a Thomas, quién parecía no importarle todas esas miradas, ya que él solo me miraba a mí.

Al estar en el último escalón, puedo ver como mis mejores amigas Jade y Fiona me toma del brazo para hablar conmigo, haciendo que Thomas se fuera de mi lado para unirse a la vigilancia.

–¿Quién es ese hombre? –Me pregunta mi mejor amiga Jade, quien es una joven regordeta de cabellera castaña y rizada. –Es un hombre hermoso.

–Si, ¿quién es ese hombre tan galante? –Pregunta Fiona, quien es mi otra mejor amiga. Al contrario de Jade, Fiona es una joven muy delgada de cabellera rubia y lacia.

–No se que le miran. –Rodé los ojos, para después tomar una copa de vino. –Ni lo miren. –Suspire mientras me sentaba en mi zona especial, que estaba llena de rica comida, sillones caros y bebidas de todo tipo. –Mi padre lo contrato para ser mi guardaespaldas. –Me senté en el sillón principal, para acabarme la copa de vino tan rápido como si se tratara de agua.

–¡Que extraño! –Expreso Fiona asombrada.

–¿Qué? –La mire al escuchar su sorpresa.

–Nunca pensé que una mujer se pudiera quejar de estar al lado de un hombre tan guapo. –La mirada de Fiona se pierde en la de Thomas, mientras el hombre me sigue mirando solo a mí.

–¡Fiona, detente! –Susurre apenada de que la joven siempre fuera distraída por los hombres. –No actúes como si fuera el santo grial. Me molesta que se me quite mi libertad, eso es todo.

–Tu libertad no es la más buena que digamos. –Jade de inmediato me mira con sus ojos azules, se que ella es sincera, no llevaba una buena vida, pero no iba admitirlo.

–Si te hace sentir mejor, Daniel vino. –Comenta Jade con alegría.

–Sabes que Daniel no me interesa.

–Pero tú a él sí. –Me mira Fiona con un poco de recelo. –Es el hombre perfecto.

–¿Para ti que es perfecto? –Pregunté mientras la miraba con atención.

–Trabaja con tu padre en el mismo bufete de abogados, sus padres son ricos y pronto heredara más de lo que su padre tiene, porque fue bendecido por su abuelo, quien es un hombre de la política, que esta dispuesto a poner a su nieto en un titulo político.

Era cierto, Daniel era un joven que iba a mi universidad. Siempre estuvo interesado en mí a pesar de ser un año menor que él. Fiona vivía enamorada de él hasta que se enteró, que Daniel me quería a mí. Pero no estaba interesada en Daniel, ya que era un hombre detestable a pesar de tener una familia realmente poderosa.

–Y aquí viene. –Jade me avisa que Daniel, quien este vestido con un traje blanco como el de un príncipe, se esta acercando a mí. Todos lo miran porque es el joven más popular de la universidad, todos querían verlo declarándoseme, lo cual también estaba esperando esta noche con temor.

–Te ves tan hermosa. –El joven de cabellera rubia pide mi mano como todo un caballero, sin más la tome para hacerle frente.

–Gracias. –Respondí mientras miraba que traía una rosa roja en sus manos.

–Espero que aceptes esta rosa. –Yo la tome entre mis manos, era hermosa tanto que podía ver los rocíos en sus pétalos.

–Es bellísima. –Dibuje una pequeña sonrisa en mis labios.

–Hoy debe ser un día especial para ti.

–Lo es. –Respondí mientras la música empezaba a sonar. De inmediato pude notar la mirada de los demás, que esperaban que, como una pareja de cuentos de hadas, bailáramos en medio del salón.

No tuve otra que tomar su mano, que de inmediato me ofrece. Tome de su mano viendo como Thomas, me seguía con la mirada. Notaba como caminaba conmigo hacía la pista de baile, poniéndose a la altura. Mi mirada estaba perdida en ese hombre tan peculiar, que guardaba algo en su persona, que llamaba mi atención, pero es Daniel el que me despierta.

–Mírame. –Me pide para poner una de sus manos en mi cintura y tomar con su otra mano, mi mano.

–Lo lamento. –Me disculpe poniéndole toda mi atención, mientras empezábamos a bailar. No puedo negar que el baile me encantaba, ya que era una bailarina de ballet muy talentosa, pero la compañía definitivamente no era buena. Sabía las intenciones de Daniel.

–Desde que te conozco estoy loco por ti. –Yo solo suspire rodando mis ojos, ya que era lo que más me temía, que pasara en la noche. –Tú siempre me has ignorado como si no valiera nada.

–Lamento...–Pero el joven rubio no me deja terminar.

–¿Acaso nunca te han enseñado modales? –Dice el joven de una forma grosera. Así que me calle y deje que terminara de hablar. –Como decía, me has ignorada como si no valiera nada, pero creo creer que es porque esta interesada en hacerme sentir más deseoso por ti.

Yo lo mire a los ojos, tratando de encontrar la forma en que me dejara hablar. Él de inmediato asiente con la cabeza, al ver que quería hablar.

–No creo haber hecho eso intencionalmente, pero si lo hice discúlpame. Pero en realidad no estoy interesada. –Detengo el baile abruptamente. –Daniel, ¿tienes a todo el mundo babeado por ti? Porque no solo te haces las cosas más fáciles a ti y a las demás chicas, y aceptas a alguien que te quiera.

Pero parecía que mis palabras habían herido al joven, que de inmediato mostro su molestia.

–¿Sabes que solo eres una zorra más? –Yo solo me reí al escucharle murmura tan cerca de mí, que no podía respirar. –Solo necesitas que te coja y que te quite la virginidad, eso es todo. Tú solo eres una puta que se quiere hacer la interesante, pero caerás en mi cama quieras o no.

Estaba tan cerca de mí que podía oler su perfume asqueroso y podía sentir el olor de su última comida. Trague saliva porque me estaba intimidando, hasta que veo como el joven sale volando un metro lejos de mí. La persona que lo había separado de mí, había sido Thomas.

–Le pido que no se vuelva a acercar de esa forma a la señorita. –Todos se sorprenden al ver al gran caballero de armadura invisible, salvando a la damisela en peligro

–¿Quién es este fanfarrón? –Pregunta Daniel en voz alta, haciéndole saber a toda la fiesta, que había una pelea. ¡Que idiota!

–Soy el guardaespaldas de la joven Winter, la protejo al ver que esta en peligro.

-–¿En peligro? ¿No sabes quién es mi padre? –Fanfarronea Daniel como único método de defensa.

–¿Sabes que no me importa un carajo quien es su padre? –El joven de piel de porcelana y grandes músculos se pone en defensa, mirando temblar a Daniel al ver como los músculos duros de Thomas se muestran. No podía negarlo, Thomas tenía estilo. –Si se vuelve a acercar o ha intimidar a la joven Winter, yo mismo lo sacare de esta fiesta, ¿entendido? –Daniel retrocedió al ver a Thomas avanzar y amenazarlo.

Supongo que Daniel solo era un fanfarrón, que, por miedo a las amenazas del gran y poderoso Thomas, no tuvo de otra que huir del lugar, obviamente dejando una amenaza.

–Me las pagaras. –Me mira a mí para después mirar a Thomas.

Thomas por su parte, no le tiene miedo a un idiota que no tiene la misma fuerza que él, así que da un paso grande y fuerte, haciendo que Daniel saliera lo más rápido posible de mi casa. Incluso puedo ver que corre del lugar para alejarse.

Después la mirada de Thomas y la mía se juntan, no podía creer que me había defendido de tal bochornoso momento.

–¿Oíste lo que dijo? –Pregunté apenada de que pudiera haber oído tales palabras de un hombre, hacía una mujer.

Él solo suspiro con su elegancia, para terminar, diciéndome en un susurro, algo que me sorprendió.

–No crea nunca lo que dicen los demás de usted. –Sus ojos cafés y los míos de pronto se pierden. Sus labios eran regordetes y estaba hidratados, olía bastante bien y era tan tentador como satanás ofreciéndote hacer todos los pecados del mundo sin recibir un castigo. –Si me disculpa. –Sus labios con olor a menta de pronto son privados de mí. El joven Thomas se va del lugar dejándome sin aliento. En realidad, mi corazón frio y un poco herido, había latido tan rápido como nunca antes. Incluso paso mis manos sobre mi corazón, sintiendo ese sentimiento tan extraño. No sabía que era, pero no me gustaba el sentimiento. Por lo menos no ahora.