(4)
Despierto con un enorme dolor en la cabeza, sentía que alguien había agarrado un bat y me había golpeado una y otra vez en la cabeza, pero prefería que fuera eso a pensar en lo que había pasado anoche. No solo mi fiesta de cumpleaños fue un desastre, sino que me puse en vergüenza enfrente de mi guardaespaldas Thomas, al que no creía necesitar, pero que pareciera que necesitaba de verdad. Pude haber muerto en esa piscina, y más si estaba en un estado de ebriedad terrible.
–¡Eres una idiota! –Me recuerdo con vergüenza, mientras me pego en la cabeza, para después escuchar el sonido de la puerta. Alguien estaba tocando. –Adelante. –Dije de inmediato, para ver como entraba una de las sirvientas de la casa.
Su nombre era Mary Anne, era muy cercana a mí, porque literalmente teníamos la misma edad. La conocí desde que tengo memoria, su madre solía trabajar para mis padres, hasta que perdió la vida por vejez. En realidad, nos entendíamos muy bien, incluso era más cercana a mí que Jade y Fiona, ya que las dos entendíamos muy bien el significado de la perdida de nuestras madres. No podía negar que su energía, junto con su cabellera negra y piel bronceada, siempre me hacían sentir bien. Era una persona bastante energética y con un buen humor. –Estoy feliz de no haber estado ayer en la fiesta. –Me dice la joven mientras me arrima un vaso de jugo de naranja con una pastilla, que me da en la mano como una madre dándosela a su hija. ––La casa esta tan sucia, que ni siquiera quiero pensar en el tiempo que tardare en limpiar.
–No lo hagas tú, te invite a la fiesta para que estuviera conmigo, pero simplemente no quisiste. –Le recordé que me había rechazado la invitación, ya que había ido a ver a su familia New Castel, ya que tenía a dos hermanos y a su abuela, que estaba enferma. –¿Qué es esto? –Pregunté al ver la píldora, mirándola con muchas dudas.
–Me comentó el nuevo guardaespaldas, que esta pastilla ayuda con la resaca y también es para el resfriado. –Ella de inmediato muestra felicidad al hablar de Thomas. –Que es más guapo de lo que pensé, es perfecto. Tiene las facciones más perfectas que he visto, es como un muñeco de porcelana, pero con músculos. –De pronto yo la miró con cara de pocos amigos. –Lo lamento, pero debo decir que es un hombre extraordinariamente guapo y con modales bastante buenos.
––Al parecer a ti también te ha engañado con su cara de mojigato y sus modales fingidos. –Pero, aunque por dentro de mi ser, sentía la misma admiración que Mary Anne hacía él, realmente no quería mostrarlo, quería seguir molesta por el hecho de que me estaban quitando mi libertad. –No todo lo que luce como oro es así.
–Vaya, parece que hoy amaneciste muy gruñona. –Me regaña la joven morena. – ¡Anda, tomate la pastilla!
Al saber que Thomas había sido la persona, que mando esta pastilla para mí, me enfado aún más. Quería ser al igual que él, una persona dura y fría.
–¡No necesito que se preocupe por mí! –Deje la pastilla a un lado de mi cama para levantarme de la cama, y darme cuenta que el dolor de cuerpo, era aún más doloroso de lo que pensaba.
–¿Lucy? –Pregunta preocupada Mary Anne al verme congelada, enfrente de mi cama. –¿Estas bien?
–Sí. –Le contesté no muy bien, me dolía todo. –Solo necesito tomar un baño y me recuperare.
Mentí, pero no iba a dejar que ella se diera cuenta, que me dolía el cuerpo como nunca. Y a pesar de que pensé, que un baño me ayudaría a recobrar las fuerzas, cuando salí de la bañera, me sentí incluso más cansada. Al ponerme mi leotardo y ropa deportiva, puedo sentir como mi cuerpo empezó a sudar frio, estaba resfriada, lo sabía. Pero era una bailarina de ballet, sabía que era pararme enfrente de un público, aguantando el dolor de tus pies, luciendo hermosa a pesar de que todo te duela. También al ser un artista por naturaleza, sabía cómo mentirle a la gente. Sabía que, si sonreía a pesar del dolor, la gente me crearía. Lo sabía bastante bien, ya que lo había hecho durante años. Solo me puse algo de colorete rosa en las mejillas, para no verme tan lamentable o muerta.
Al bajar al comedor, me doy cuenta que ahí estaba ese hombre, luciendo un traje n***o ajustado, mientras su cabellera castaña estaba peinada con un gel oloroso. Mirarlo era como ver una aparición, era realmente guapo y cautivador como todos decían, pero no lo aceptaría en voz alta claramente.
Cuando me ve llegar de inmediato pone su mirada en mí, viéndome desde los pies a la cabeza. Yo solo trague saliva, porque realmente no quería que se diera cuenta, que estaba a punto de desmayarme.
–Buenos días. –Me saluda con esa indiferencia que tanto odiaba de él.
–Buen día. –Camine hacía el asiento que siempre ocupaba en la mesa, sentándome con pesar y debilidad.
–¿Tomo el medicamento que le mande? –Me pregunta con seriedad, mientras Mary Anne pone algo de fruta y café enfrente mío.
–¿Acaso eres doctor? –Lo mire con rudeza. –Ya tengo un doctor, esperare al verlo. Eso significa que no tome su píldora. –Tomé un tenedor y empecé a comer con debilidad esa fruta, que en ese momento no lucia deliciosa para mí.
–Bien, haga lo que quiera. –Contestó molesto.
Pero yo también estaba preocupada por él, yo había sido la culpable de que el hombre, también cayera al agua congelada.
–¿Cómo esta usted? –Lo mire con un poco de pena, realmente lo sentía mucho. –¿Amaneció adolorido? ¿Necesita ir al doctor? –Pero él parecía estar bien.
–Le he dicho que no se preocupe por mí, si me pasa algo es mi problema. –Respondió en un tono molesto, mientras bebía su café y miraba el periódico.
–Bien. –Contesté molesta mientras rodaba los ojos, para tomar un poco de café, esperando que me ayudara con mi energía.
Éramos tan diferentes y al mismo tiempo tan orgullosos, podía decir que entendía su reacción, también me había comportado como una perra al no tomarme su pastilla, pero simplemente había algo, que no me dejaba comportarme como una persona decente ante él. No se si era su perfección, su cara de enojo y poco amigos, o simplemente lo misterioso que era ante mis ojos.
–Hora de irnos. –Me avisa Thomas, haciendo que mi plato de fruta sea levantado. –Llegara tarde a clases.
–¿Acaso también se convertirá en mi reloj, en mi celular y estará conmigo en clases? –Pregunté en un tono malhumorado.
–Su padre fue bien claro al decir, que la tengo cuidar en todas partes. No me haga más difícil el trabajo, tampoco estoy muy feliz de perseguirla en su escuela de baile.
Fruncí el ceño mientras el hombre hablaba con veneno, así que yo solo pude reír con enojo.
–Para mi será como estar en el infierno. –Me levanté de mi asiento y me fui hacía las afueras de la casa, en donde el chofer ya nos estaba esperando para ir a la escuela. Estaba molesta con ese hombre tan engreído. ¿Por qué tenía que ir conmigo a la escuela?
Thomas sentó al frente, junto con el conductor, lo cual me pareció lo mejor, ya que por mi cuerpo estaba pasando lava caliente, no lo quería ver ni en pintura. Pero tenía que ser sincera, me había salvado la vida como nadie más. Incluso llegue a pensar, que nadie se aventaría a nadar en aguas congeladas por la salud de nadie, incluso si él decía que era su trabajo, no lo creía.
Pero mis pensamientos fueron interrumpidos, cuando llegamos a la escuela. Me baje con rapidez, para perder a Thomas y caminar por la escuela de artes a la que asistía. Había miles de chicas con ropa, peinado y bolsos como el mío. Quería perderlo y que la gente no me viera a su lado, así que cuando llegué a mi salón de baile, pude notar que lo había perdido, así que sonreí como una tonta, sin darme cuenta, que él ya estaba esperando en la habitación, sentado en una silla de color n***o.
–Buena movida. –Se levantó para salir de salón mientras yo maldecía con la boca.
Me había alcanzado y yo había quedado como una completa idiota, pero lo que más enojo me causo, fue ver como todas mis compañeras se le quedaban viendo, tan sedientas de ver a un hombre en el salón de baile, preguntándose de inmediato quien era ese hombre tan misterioso y guapo.
–¡Maldita sea! –Dije enojada mientras veía como Fiona y Jade entraban a la clase.
–¿No me digas que tu bello salvador también estará aquí? –Preguntó Fiona sedienta de una nueva presa. Fiona sabía muy bien lo que tenía, era tan guapa que siempre tenía novios y nunca estaba soltera, lo cual me causaba un poco de problema, ya que cuando rompía con alguien, conseguía a otra presa y podía ver, que miraba a Thomas como una de sus presas sin cerebro, ni autoestima.
–Por desgracia sí, pero estará esperando afuera.
Nos acercamos a una de las paredes de vidrio, para verlo bien parado como si fuera una roca, mirándolo por esa ventana, mientras todas las bailarinas de ballet se le quedaban viendo, pero parecía que ese hombre no tenía ojos, incluso para las más hermosas bailarinas, hasta que hace contacto visual conmigo. Parecía que yo era la única joven en la que se interesaría y a pesar de que fui cegada por sus ojos castaños, no podía caer o ceder tan fácil. ¡Por dios, yo era Lucy Winter! El hielo más congelado y solitario de Inglaterra.