El joven lucia triste y decepcionado contaba con apenas 18 años y su vida era un caos desde la muerte temprana de sus padres. Se sentía completamente perdido sus padres era lo único que conocía hasta ahora desde hace una semana todo se había ido al diablo aun recordaba el momento que llego a casa después de un fin de semana demasiado agitado para su propio bien, sus padres no estaban esperando por él porque simplemente ellos se habían ido.
Después de todo aquello Krist Marshall tenía pocos recuerdos, todo había pasado demasiado rápido, ante sus ojos sus amigos y vecinos se habían ocupado de todo, cinco días después de aquello la visita de su abuelo lo dejo aún más sorprendido.
Arthur Smith era un completo desconocido para él, a partir de ahora él tenía que vivir a su lado, por su madre sabía que Arthur era un hombre cruel y él no era precisamente su persona preferida. No podía escapar de su destino, no conoció a la familia de su padre y desconocía los motivos, pero realmente ¿importaba? volvió su vista a las montañas que se distendían ante sus ojos, su lobo se agito ante la idea de la libertad, en la ciudad nunca pudo liberarlo a plenitud, sus padres siempre vivían con el temor de que se transformara en el momento menos indicado debido a su condición, temían que en algún momento de ira se dejara llevar, sin embargo él había sido demasiado feliz para tener ira en su interior.
- Realmente heredaste la belleza de tu madre lo que es una suerte para ti, si te parecieras al parásito de tu padre, créeme que no te dejaría pisar mi casa por nada de este mundo
Krist vio fijamente al hombre frente a él, quería replicar que su padre no era un parásito pero su instinto le dijo que debía ser cauteloso, su omega podía sentir, la ira emanar de aquel despiadado Alfa y pensar que ese hombre era su abuelo, de daba escalofríos.
- Debo agradecer tu bondad entonces
Krist bajo la cabeza, no por respeto si no para ocultar la ira que estaba seguro que en sus ojos se reflejaba en estos momentos, sabía el motivo por el cual su abuelo no quería a su padre y estaba seguro que si descubría la verdad sobre él también lo odiaría e incluso quizá lo mataría.
- Recuerda esto Krist, un Alfa puede oler, el mido, la ira, la tristeza y tu celo, no trates de engañarme con tu falsa sumisión…
Krist levanto la vista rápidamente mientras sus alarmas se disparaban, era un omega y sabía poco sobre Alfas su madre nunca le explico lo que no pensó que necesitaría saber.
Krist se sentó en su nueva habitación, ni siquiera presto atención a la mansión donde su abuelo vivía, no sabía mucho de él, únicamente lo suficiente para saber que era uno de los ancianos del consejo en la manada, lo que lo convertía en un enemigo altamente peligroso para quien se opusiera ante sus deseos sin contar que su Omega podía percibir lo dominante que su Alfa era.
Mañana sería un día largo y duro, debía asistir a su nueva Universidad era su primer año, había dejado a sus amigos atrás y debía iniciar una nueva vida en este lugar totalmente desconocido, por lo que decidió dormir, no tenía hambre realmente estos últimos días había pensado tan poco en la comida que su estómago estaba casi acostumbrándose.
Krist casi corrió por los pasillos de la Universidad, maldijo por quedarse dormido pero estaba a menos de cinco minutos y no tenía intención de darle a su abuelo motivos para maldecir a su padre por su causa, afortunadamente y sin inconvenientes pudo llegar a al salón dos minutos antes de que las clases iniciaran, opto por sentarse al final de la fila, era nuevo, no conocía a nadie por lo que sería mejor pasar desapercibido podía sentir que la mayoría de los chicos eran Alfas unos cuantos hombres omegas y el resto eran chicas omegas.
Krist dejo de prestar a tensión al resto de sus compañeros y se dedicó de lleno a su libro, le parecía en estos momentos la cosa más interesante del mundo. El revuelo de sus compañeros no logro distraerlo, estaba tan sumido en sus pensamientos, que no presto atención a la persona que hablaba al frente.
- Buenos días, chicos, como la mayoría de ustedes saben, mi nombre es Sing Brown, seré su profesor de Finanzas, temporalmente
Sing continúo con la presentación y espero a que cada uno de los jóvenes hiciera lo mismo. conocía casi a la mayoría de ellos, eran hijos o nietos de amigos de su mismo circulo, sin embargo era un protocolo que no quería romper dada su condición dentro de la manada debía ser un ejemplo para sus alumnos dentro de la universidad y un ejemplo a seguir en su manada en general.
Los chicos se fueron presentando uno por uno, hasta llegar al último de la fila, al parecer el chico estaba concentrado en algo más interesante que su clase...
- Tu nombre
El chico levanto el rostro ante la demandante voz, sus ojos verdes se agrandaron ante el reconocimiento del hombre frente a él, a la luz del día parecía un dios griego. Sus mejillas se sonrojaron ante la mirada carbón del hombre sobre él, Krist trago saliva al darse cuenta que el hombre con quien tuvo su primer celo estaba parado frente a él y además ¿era su profesor?
- Kristoff Marshall, puede llamarme Krist
Apretó su libro en sus manos para evitar que se notara su nerviosismo, aunque al parecer aquel hombre no se recordaba de él. No podía culparlo, él no llevaba su olor como tendría que ser cuando alguien era marcado, aun así él debía recordar su rostro al menos eso.
- Puedes sentarte y prestar más atención a la clase, si no estás interesado puedes salir
Krist bajo el rostro instintivamente aunque él no lo recordara llevaba su marca y su omega lo reconoció como su Alfa, cosa que no le hizo muy feliz, con este hombre cerca su secreto podía ser expuesto rápidamente.
El lobo araño con fuerza, Sing sentía su piel arder, había reconocido al chico, por supuesto ese hermoso rostro no era fácil de olvidar las últimas dos semanas después de regresar de su viaje, había tratado por todos los medios no pensar en él, pero le fue completamente imposible, sin embargo le perturbo que el chico no llevara su esencia en su piel, era imposible cuando él lo había marcado, aunque no estaba por la labor de buscar explicaciones, la presencia del muchacho solo complicaba las cosas, diablos, nunca en su vida se había acostado con otro hombre era un Alfa el heredero de su Clan, lo peor de todo es que el chico ni siquiera olía a omega...
Para ambos la clase se hizo eterna, Krist podía sentir a su omega interior agitarse ante la presencia de su Alfa, su piel picaba por ser tocada y marcada de nuevo, mientras que para Sing el misterio que Krist encerraba ante la falta de su esencia lo tenía al borde, su lobo estaba agitado podía recoger el aroma a lavanda del chico, era lógico que ningún otro Alfa en el salón lo sintiera. Él había marcado territorio primero.
Sing se maldijo por estar pensando en el chico como suyo, debía agradecer que el no llevara su olor, de esa manera ninguno en la manada sabría sobre su falta y su enemigo dentro del clan no tendría excusa para obligar a que dejara el puesto a su favor...
El resto del día fue un borrón, Sing abandono el salón apenas la clase termino, no sabía porque diablos había aceptado cubrir durante cuatro semanas a su primo, pero ahora no podía simplemente abandonarlo aun así debía hablar con el chico a solas, debía encontrar la manera de hacerle callar no iba perder todo lo que tenía por un error de fin de semana...
- Hola, mi nombre es Andy
Krist levanto la mirada a su nuevo compañero quien estaba parado frente a él con una sonrisa alegre y sincera
- Hola, Krist mucho gusto
Krist se levantó y le tendió la mano el chico seguía con una sonrisa en sus labios, algo en él le agrado.
- Eres nuevo ¿verdad?
Andy preguntó, Krist lo confirmo después de todo no era un secreto, no conocía a nadie, bien podía ser amigo de este chico.
- Debes tener cuidado y prestar atención siempre, Sing Brown no es solamente el profesor de Finanzas, sabes ¿quién es el realmente?
Krist suspiro, Andy parecía dispuesto a darle la información que él no quería conocer realmente su vida apestaba, aun así negó ante la pregunta que su nuevo amigo le hizo.
Sing es el líder de este Clan, ¡no es genial! - Krist abrió desmesuradamente los ojos, demonios, no solo se había acostado con su nuevo profesor sin saberlo sino que también el tipo era el líder del Clan, Krist salió corriendo en busca del hombre, si este hablaba con su abuelo el estaría muerto...
- Que sucede, Krist regresa
Andy gritaba a su espalda sin embargo él no tenía intenciones de volver, debía salir a como diera lugar, quizá Sing pudiera ayudarlo les convenía a los dos callar después de todo.
Krist gimió cuando una poderosa mano se hizo con su brazo y le hizo atravesar la puerta.
- ¿Qué demonios?
Krist sobo su brazo después de que Sing lo liberara, sino fuera lobo estaba seguro que ahí había un hematoma.
- ¿Qué demonios significa esto?
Sing se paró con toda su altura, Krist aún estaba asombrado con la belleza de su Alfa y la sorpresa de que este era su profesor y líder.
- No sé a qué te refieras
Krist empezó a emanar feromonas y se maldijo internamente su omega estaba haciendo de las suyas tratando de llamar la atención del Alfa...
- Maldita sea para de hacer eso
Sing se acercó peligrosamente hacia él, demonios su lobo aullaba en su interior al sentir el olor lavanda nuevamente después de dos largas semanas.
- No estoy haciendo nada, realmente no puedo evitarlo
Krist bajo el rostro solo para encontrarse con la evidencia de que su alfa estaba siendo claramente afectado por sus feromonas.
Sing mando a la mierda las ganas de hablar y se apodero de los labios del chico en cuanto este levanto el rostro claramente después de ver su excitación, el olor a lavanda lo lleno nuevamente. Krist gimió desesperado ante la esencia a vainilla que su alfa desprendía se aferró a la cintura de este para corresponder el beso cargado de deseo que Sing le estaba dando, pero así como de rápido llego el beso termino, Sing abrió la puerta y la cerro de un portazo, mientras Krist se quedó ahí parado con las piernas como gelatinas y se dejó caer sobre el frió piso ¿qué demonios había sido eso?