CAPITULO 1

1403 Words
Luna Siete años después...   Corrí lo más rápido que pude, pero como siempre el solía atraparme, y terminábamos rodando por el suelo entre carcajadas. El comenzó a hacerme cosquillas y yo le pedí a gritos y entre risas que se detuviera, él sabía que las cosquillas eran mi punto débil. -Para por favor para- reí a carcajadas. El me miro con una sonrisa pícara – solo si me das un beso- pidió. -Diuuu- eso es asqueroso- dije haciendo una mueca, mis padres siempre que podía se besaban y con mi hermana sol que me copiaba toda, nos tapábamos los ojos horrorizados. Sol tenía siete años y hacia todo lo que yo hacía, era a veces insoportable. Mama decía que era porque me admiraba, pero yo pensaba, si hubiese querido un doble, lo hubiera pedido ¿no? El negó divertido y se acostó a mi lado en el césped. Tome una gran bocanada de aire, no sabía que estaba conteniendo el aliento, hasta que el detuvo su ataque de cosquillas. -En dos días es tu cumpleaños- dije emocionada. -Si-dijo en un tono seco y un poco mosqueado. No entendía por qué a medida que pasaban los años, odiaba cada vez más su cumpleaños. ¿A quién no le gustaba recibir regalos y comer torta el día de su cumpleaños? - ¿Por qué no te gusta festejar tu cumpleaños Nate? -pregunte frunciendo el ceño. El me miro nervioso, lo sabía, ya que lo conocía muy bien, como el a mí. -No es que no me guste, solo no le veo nada especial- dijo mirando para otro lado. -No me mientas, odio que me mientas-dije muy enojada. El suspiro y se dio vuelta, mirándome fijamente-no es que no me gusten, es solo que no quiero alejarme de ti Fruncí el ceño y lo mire confundida-¿Por qué te alejarías de mí? Somos mejores amigos ¿recuerdas? -Claro que si pequeña. Pero hay cosas que todavía no entiendes y que no puedo contarte. - ¡Prometiste que entre nosotros no habría secretos! -grite enojada y parándome de un salto. -Pequeña ¡espera! - grito el a la distancia. Pero yo no lo escuche, estaba furiosa, puesto que él no confiaba en mí, El sabia todos mis secretos, bueno no todos. No podía contarle un humano que era una niña lobo, saldría corriendo ¿verdad? Eso es lo que siempre me decía papi, aunque yo no entendía por qué no podía contárselo a Nate, si era mi mejor amigo y aparte mi mama también era humana, a fin de cuentas. Corrí lo más rápido que pude, hasta llegar a casa y me encerré en mi habitación. Dos segundos después unos golpes se escucharon y grite-NO QUIERO VER A NADIE. - ¿Ni siquiera a tu madre? Fui y abrí la puerta, para luego volverme y sentarme con la almohada entre las piernas. Ella se sentó a mi lado y me acaricio el cabello, como cuando era pequeña- ¿Qué pasa cielo? -Nate y yo estábamos jugando en el bosque, cuando él me dijo que tiene un secreto que no puede contarme-me cruce de brazos. - Y eso te enoja mucho, ¿verdad? -Sí, tuve muchas ganas de golpearlo mami. Ella me miro seria- ¿sabes que ir golpeando a la gente porque te hace enojar no está bien verdad? -Si mami, - Bien. Ahora volviendo a Nate, no te enojes con él, yo pienso que, si no fuera tan importante para el guardarlo en secreto, ya te lo hubiese contado. - ¡Pero somos mejores amigos! ¡No debe haber secretos entre nosotros! -Cariño, escúchame-dijo con dulzura- ¿No te has puesto a pensar que capaz a él también le entristece guardarte ese secreto? Lo pensé unos segundos y me sentí un poco mal por Nate y por haber huido. Tampoco era mi culpa tener este carácter chispita, como decía mi padre. Solo asentí en silencio, me sentía muy avergonzada. -Oh cariño, ven aquí- me senté en su falda – no pasa nada. -Le dije cosas feas mami. -No hay nada que no tenga solución en esta vida hija y que una disculpa del corazón no pueda hacer milagros. La abracé fuerte y le sonreí-gracias mami, iré a pedirle disculpas. Catorce años después Luna ¡Al fin llegaba al Café de mama! Después de idas y vueltas, mi madre había logrado abrir su café, a pesar de las negativas de mi padre, que se excusaba diciendo que todos iban a querer lo que era suyo. Todavía no se como lo logro, pero habían logrado llegar a un punto medio.   Mi madre había abierto el Coffe House con mis cuñadas. Era un café pintoresco, donde todos eran bienvenidos, sin discriminar. Otra objeción que había puesto mi padre, ya que decía que era peligroso invitar a otras especies a nuestro territorio. Pero mi madre le había dicho que ya era hora de integrar a todos y que si alguno no estaba contento que no fuera. Obvio que mi padre se la pasa todo el tiempo que puede detrás de mi madre, es algo cómico y la mayoría de las veces empalagoso de ver. Aunque me da esperanza de que algún día, en algún lugar encuentre a mi compañero. No es que no tenga pretendientes, pero ninguno ha logrado inspirar ni un cuarto de los sentimientos que mi madre y mis cuñadas dicen que se siente cuando estas flechada por tu verdadero compañero. Salí del colegio y tuve que tomar un atajo, para perder a Matt, un macho omega que me acosaba para que le diera una cita y que afirmaba ser mi mate. No era un chico feo, pero se tenía un ego demasiado inflado y bastante arrogante. No aceptaba un no, por respuesta. Vi el letrero de "Coffe universal House" y suspiré de alivio, por al fin llegar y haberlo perdido de vista al acosador de Matt. Entre feliz, cuando una risa ronca, me erizo el cuerpo. Me di vuelta buscando al responsable y me quedé en shock. ¡No podía ser! De seguro ya estaba alucinando. Era Nate Samuelson, mi antiguo mejor amigo. Digo "antiguo" porque a pesar del vínculo que teníamos, un día se fue y nunca volvió. Abandóname sin explicaciones o un número para llamar. Habían pasado años desde que lo había visto. El me llevaba dos años y había cambiado mucho. Llevaba su melena rubia estilo corte militar, una cazadora de cuero marrón y unos jeans que le quedaban de infarto. Mis ojos se posaron en lo quien estaba sentada en su regazo. Samantha Jones una compañera del colegio, ególatra y malvada. Ella le decía algo al oído y él le sonreía arrogante. La furia me recorrió y de repente ya no quería sacarle los dientes, quería matarla. Mis manos picaron y mis dientes también. Un gruñido involuntario salió de mi boca, cuando el volteo a ver de dónde provenía. Lamí mis incisivos tratando de calmar el dolor y la furia que crecía en mí, como nunca antes. Sus ojos conectaron con los míos y se abrieron con sorpresa. Luego tomo a Samantha por las caderas y quise cortarle las manos. ¿En qué momento mi cabeza había tornado mis pensamientos de una dulce niña de diecisiete años (bueno “dulce” cuando quería, decían mis hermanos) en una cadena de pensamientos sanguinarios? Nate se levantó de su asiento con cuidado y se acercó con cautela hacia mí. El olor a fresas con chocolate, inundo todo mi sistema, haciendo agua mi boca y quise saltar sobre el. Lamí mis labios que se encontraban resecos y sus ojos no tardaron en desviarse hacia ellos. -Pequeña ¿estas bien?- dijo con voz dulce y ronca. Como le había cambiado la voz, que antes no me llamaba la atención y ahora me provocaba sensaciones extrañas en el cuerpo. ¡Por dios estaba ardiendo! Seguro tenía fiebre o había agarrado alguna gripe. ¡Que tonta! Los hombres lobos no nos enfermábamos, me pegue una cachetada mental. Escuchar ese absurdo sobrenombre, que me había puesto desde pequeños, por mi tamaño y que odiaba antes, causó estragos en mi sistema. Resultaba que escucharlo ahora, me gustaba de una forma que odiaba, a el lo odiaba, mejor dicho. ¡Oh por dios! Me estaba volviendo una sentimental como mi madre. Tanto por molestarla, ahora el karma me castigaba. - ¿Pequeña? -su toque en mi mejilla, me abraso y tuve que dar dos pasos hacia atrás, para sentirme segura y no vulnerable. Lo miré y vi algo raro en sus ojos, como un brillo que detonaba peligro. -Eh, si estoy bien. Gracias, adiós. - mi voz salió más ronca de lo normal, pero no le hice caso, necesitaba salir de ahí cuanto antes o me volvería loca. -Espera- escuché detrás de mí, pero no me detuve, salí por la puerta y corrí hasta que mis pies dolieron y me di cuenta que estaba a kilómetros de casa.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD