Capitulo 1

2536 Words
-Pasa-salude con sencillez desde la puerta y le di lugar a mi hermano mayor para que entrara en mi casa. -Perdón por aparecer sin avisar-su disculpa era sincera, mi hermano no suele ser improvisado para las visitas, entrando a la sala de estar de mi departamento se acomodó en uno de los sillones. -No importa, me estoy tomando unas pequeñas vacaciones-moví los hombros para restarle importancia, me senté en el sillón doble cerca de él para mirarlo de frente. Jack o Jackjack como yo lo llamaba se acomodó mejor a mi lado. - ¿El proyecto Bleer ya está terminado? -se terminó de acomodar en el sillón de forma que ambos nos miramos cara a cara. -Sí, y el Makin está casi para salir del horno-respondí con una sonrisa- ¿Porque has venido con urgencia? -rápidamente fui al tema en cuestión, ya que mi hermano había llamado horas antes pidiendo verme en persona por un tema importante, pero este no quiso hablarlo por teléfono y eso solo me hizo ver la importancia del asunto. Jackjack sacó una carpeta de su portafolio y me la entregó. No necesito decirme nada ya que a simple vista esto se trataba de un caso. Me tome el tiempo para leer el expediente y al finalizar estaba entre horrorizada y furiosa, podía entender porque Jackjack no quería hablar de esto por teléfono. - ¿Cuándo? -pregunte devolviéndole la carpeta completamente seria. -Mañana, a las nueve en el juzgado estatal-la respuesta de mi hermano mayor llegó sin dudas y en su cara se notaba lo furioso que lo ponía este caso. Tenía una cita con el Señor Sebastián Bleer a las once del mediodía así que podría ir antes al juzgado, ya que ambos edificios estaban en el centro. -Estaré ahí-respondí luego de pensarlo unos minutos, esto podría traerle problemas a Jackjack. Mi hermano no necesito decir nada más. Luego de intentar invitarlo a que se quede a cenar acompañe a Jackjack a la puerta y lo despedí. Me dirigí a la cocina donde alimenté a Solomon, mi Rottweiler guardián y me dispuse a preparar una cena para mí, algo sencillo y rápido ya que quería seguir trabajando en el proyecto Makin unas horas más. ... Eran las nueve de la mañana cuando vi a Jackjack en las escalinatas del edificio, me dirigí hasta él rápidamente, llevaba un traje n***o con corbata del mismo color, sus ojos verdes, como los míos, resaltaban como dos esmeraldas. - ¿Cómo amaneciste? -me pregunto luego de darme un sencillo beso en la mejilla a modo de saludo. -Muy bien, ¿Cuánto tiempo tengo para hablar con ella? -pregunte cuando nos internamos dentro del edificio de cuatro plantas, estilo griego antiguo con grandes pilares y estancias inmensas. -Veinte minutos aproximadamente, nueve y media empieza el juicio-respondió él sin dejar de caminar. Lo seguí hasta que llegamos a unas oficinas en el segundo piso del edificio de justicia. -Dije que eras una asistente, no hables a menos que sea necesario-la seriedad de mi hermano mayor antes de entrar en la oficina me hacía entender que esto le podría traer muchos problemas. Asentí y abrió la puerta, dentro del lugar había dos hombres, muy seguramente detectives vestidos de civil, uno se puso de pie y se dirigió a nosotros, mientras que el otro se quedó sentado mirándonos fijamente. -Caballeros-dijo Jackjack entregándole una identificación al hombre que se puso delante nuestro. Los hombres la inspeccionaron y luego de verificar que yo era su asistente nos dejaron pasar, a otra puerta al fondo de la habitación. Entramos en un cuarto donde había unos sillones individuales rodeando una mesa ratona, algunos libros sobre una pequeña biblioteca y nada más, el lugar no tenía ventanas para que nadie pudiera herir a los testigos. Una niña morocha está sentada en uno de los sillones mirando a la nada. - ¿Podrías dejarnos a solas? -pregunté a mi hermano mayor mirándolo a la cara. Él hizo una mueca, pero luego de unos segundos salió de la habitación dejándome sola con la niña. Me senté en el sillón que estaba de frente a ella, su cabello estaba trenzado y tenía una venda en el brazo derecho, seguramente del ataque que recibió, los ojos son de un n***o profundo. -Hola Emily, mi nombre es Reichel Luchestember, el hombre que entró conmigo es mi hermano mayor, quien también te representara en el juicio hacia tu padre-hable rápido, dándole unos minutos para que asimile la información-sé que muchas personas ya han hablado contigo, sé con certeza que te han dicho que estarás bien, que al pasar el tiempo olvidaras todo lo malo-continúe al final extendiendo mi mano hacia ella-te puedo asegurar que es todo mentira-concluí para ver como ella clavaba su mirada en mí. ... *Años atrás* -Mami-la llamó mirando como la sangre que sale de su cuerpo llena todo el piso a su alrededor. Mamá no se mueve, su mirada está perdida. Él me toma del pelo y me tira contra la pared. -Mira lo que me hiciste hacer, ¿porque no te quedaste callada? -grita pateando el cuerpo de mamá. Me duele el cuello, un vidrio se clavó en mí, me di cuenta cuando él me lo sacó y lo arrojó lejos. El golpe que me dio a continuación me dejó aturdida, pero lo primero que pude ver fue el vidrio a mi alcance. Lo tome... ... Rápidamente deseche los recuerdos que me inundaron y me concentré en la niña que tenía delante. -Cuando las personas te miren, sentirán lástima por ti, eso nunca cambiará, ellos no saben cómo tratarte realmente, ni siquiera las personas que estudian saben cómo hacer que superes esto, Emily nunca lo superaras-fui directa y con conocimiento de causa, sabía que dulcificar el momento no me daría lo que quería. - ¿Cómo lo sabes? -ella pausadamente habló luego de unos segundos, su mirada seguía seria y directa en mí. -No soy psicóloga, ni psiquiatra, soy arquitecta, tengo veintisiete años y cuando era más pequeña que tú vi como el esposo de mi mamá la mataba luego de que ella se enterara de que llevaba cinco años abusando de mi-la contestación fue sería intentando no dar muchos detalles, ni tampoco permitiéndole a mi mente ir hacia esos recuerdos. -Pareces normal-ella habló luego de unos minutos, en ningún momento desvió la mirada. -Y lo soy, luego de años de psicólogos y ayuda de mi familia logre superar muchas cosas, por eso sé que tú lo harás, por eso mi hermano me trajo aquí, aunque no es legal y le podría dar muchos problemas, él quiere que tú papá, el hombre que mató a tu mamá, este preso por su crimen, la única que puede hacer eso eres tú-rápidamente veo como la niña que tengo delante de mí hace una mueca y se vuelve a recomponer con rapidez. Verla así me recuerda a mi adolescencia, cuando los doctores intentaban hacerme entender las cosas. -Tengo miedo-Emily lo dijo sin llorar, aunque su voz salió quebrada por un momento, se mostraba con fortaleza ante la situación que tenía delante. -Eso está bien, pero él ya no puede hacerte daño, nadie más podrá-extendí mi mano por sobre la mesa en señal de apoyo. -Hablaré-al final Emily mirándome a los ojos habla con decisión. -Yo voy a estar ahí, veré como meten preso para siempre a ese hombre-aseguró apretando la mano que Emily pone sobre la mía. El contacto físico no dura mucho y rápidamente Jackjack aparece en la puerta. -Ya es hora-él mirándome se queda en la puerta. -Toda va a estar bien-sonriendo a Emily me levanto del sillón y al final salgo de la sala sin antes darle una última sonrisa a Emily. Salimos de la primera habitación y Jackjack me acompaña hasta las escaleras. -Debo preparar todo-a modo de despedida me toca el hombro e intentando caminar hacia el lado contrario a la salida rápidamente. -Quiero estar en el juicio-rápidamente habló antes de que se marche y tenga que levantar la voz o peor aún tenga que correrlo. Jackjack me mira, pero luego de unos segundos reacciona y hace una llamada. No dura más de unos segundos, pero rápidamente me dice que me dirija al cuarto piso donde están las salas del juzgado. Él se va a otra parte y yo me dirijo allí, no tengo problemas en llegar ya que este edificio lo visite varias veces ya, conocía todos los sectores del mismo. Al llegar doy mi nombre a los guardias que están en la puerta de la sala y me dejan pasar. Me acomodo en el centro para que Emily me pueda ver cuando llegue y espero. El juicio inicia y la defensa tiene de todo menos una buena defensa, varios testigos hablan, pero ninguno tiene algo concreto sobre la noche en cuestión o sobre las acusaciones económicas que se le imputan al acusado. Luego de unos veinte o veinticinco minutos Emily entra en la sala, busca con la mirada a alguien y cuando me encuentra le doy una sonrisa solamente para no llamar tanto la atención y que eso distraiga a Emily. Ella se toma su tiempo, pero al final habla. Cuenta lo sucedido la noche en que mataron a su mamá y como ellas eran testigos de las personas que entraban y salían de su casa, donde su papá tenía dinero guardado y como pasaba montones de dinero de una persona a otra. Cuando Emily se va de la sala al responder todas las preguntas de Jackjack, escribo un mensaje a mi hermano diciendo que debo retirarme y salgo lo más rápido que puedo del lugar. Jackjack responde con un simple "ok", lo que me hace saber lo concentrado que está en el juicio. Subo al auto, me pongo el cinturón de seguridad y voy lo más rápido que puedo al edificio principal de las corporaciones Bleer. Tengo quince minutos de retraso, pero aun así me presentaré. Doy mis datos en la recepción de la planta baja y luego de un llamado anunciándome me dicen que puedo subir. -Último piso señorita Luchestember, el señor Bleer la espera-la recepcionista habla con una sonrisa ensayada y me señala a la derecha donde hay varios ascensores. El ascensor es rápido y al llegar al gran espacio de espera del piso treinta y tres me presento ante las tres secretarias que están allí. -Soy la arquitecta Reichel Luchestember, tengo o mejor dicho tenía una cita con el señor Bleer hace diecisiete minutos-en modo profesional hablo a ninguna de ellas en particular, aunque una sola me dirigió la mirada, las otras dos no dejaron su vista de las computadoras que tienen delante de ellas. -Claro señorita Luchestember, tome asiento por favor-con una sonrisa ensayada nuevamente una de las tres secretarías, la verdad es difícil saber cuál habla ya que tienen en el rostro una sonrisa clavada todo el tiempo. -Señorita Luchestember-llama mi atención una de las tres secretarías luego de unos minutos de espera. Levanto mi cabeza y sin enfocar mi atención en la rubia del medio me levanto de mi asiento. La sala de espera fuera de la única oficina que hay en el piso es espaciosa, con ventanales del piso al techo, moderna y decorada con lo justo y necesario, todo siempre de lujo y sofisticado en tonos oscuros y neutros. -El Señor Bleer la recibirá ahora-la secretaria rubia o mejor dicho la número dos ya que las tres son rubias platinadas me señala la puerta de la única oficina. Las puertas dobles negras que parecen de madera lacada, aunque pueden ser de metal y súper reforzadas, pero a simple vista no podría darme cuenta. Al entrar por las puertas me encuentro en una habitación enorme, espaciosa y con el techo tan alto que hacen el espacio mucho más amplio. Definitivamente me encanta este tipo de decisiones para una oficina empresarial, dan estilo y comodidad con pequeñas cosas, sin tanto detalle, solo el espacio y el diseño. -Señor Bleer, la Señorita Luchestember-la secretaría número dos que me acompañó a la oficina hace una seña hacia el asiento que está de este lado del escritorio- ¿Puedo servirle una taza de café? -pregunta dirigiendo su atención a mí. -Te, por favor-respondo rápidamente con una sonrisa. -Enseguida ¿Señor? -pregunta ahora dirigiéndose a su jefe. -Café-dice él secamente sin ni siquiera levantar su vista de los papeles que tiene en la mano. La secretaria se retira algo abochornada y me quedo en mi lugar, a pocos pasos del escritorio. -Llega tarde-el Señor Bleer una vez que su secretaria cierra la puerta dirige su mirada hacia mí, esta vez sí levantó la vista para hablar prestando atención a su alrededor. -Lamento la tardanza, tuve un asunto personal que atender y no pude posponerlo-digo en respuesta a su comentario acercándome al escritorio con paso firme. -Tome asiento y comencemos rápidamente que ya estamos atrasados-el Señor Bleer en respuesta me señala la silla que está de mi lado del lugar. Su voz es profunda y altiva, como cualquier voz de un empresario del tamaño y poder de Sebastián Bleer, filántropo, multimillonario y soltero, que chica no moriría por recibir una orden de él. Lástima que yo no soy ese tipo de chicas. Sentándome en modo profesional decido extender uno de mis contratos hacia el otro lado del escritorio. El Señor Bleer toma el contrato y le da una ojeada. -Espero que haya tenido tiempo de leer los papeles que le envié, ese documento es uno de ellos-comentó a modo de explicación por la triste vista que le dio el señor Bleer al documento que le entregue. -Si los leí, no era necesario que lo trajera impreso-respondió él rápidamente dejando de lado el contrato. -Si tiene alguna duda sobre el proyecto podemos discutirlas para hacer las modificaciones lo antes posible-dije para agilizar las cosas, ya que al parecer realmente había leído los documentos o al menos eso me hizo sentir. -Me hablaron de usted, me dijeron que era una perfeccionista desquiciada, pero al ver su proyecto quede fascinado, señorita Luchestember estaré encantado de trabajar con usted-concluyó rápidamente el Señor Bleer sin quitarme los ojos de encima. Aunque debería ofenderme por sus palabras la verdad era que siempre actuaba de la misma manera, controlando hasta el detalle más insignificante del proyecto. -Para mí también será un placer hacer negocios con usted Señor Bleer-dije extendiendo mi mano por sobre el escritorio. El señor Bleer toma mi mano y pasamos a firmar algunos papeles legales. Un contrato de contratación por los servicios arquitectónicos, un contrato de confidencialidad y otros tantos papeles de seguridad. El señor Bleer ha adquirido el paquete completo, no solo me contrata como proyectista, sino también como directora de la obra y también contrata a mis empleados de confianza. Yo no tengo una empresa de construcción capaz de soportar esta obra, pero aun así tengo un equipo de trabajo de treinta y tres personas que se encargan de todo lo necesario para que yo pueda hacer algo más aparte de dirigir la obra en sí, pero para el señor Bleer no será problema contratar una empresa constructora aparte. Terminamos la reunión con normalidad y al salir de la oficina, bajo y voy directo al auto, rápidamente me uno al tránsito.
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