Mustafá regreso con una buena botella de whisky y ambos continuaron bebiendo por le resto de la noche. Aygul se limitó a hacerles compañía pues ni el narguile ni el alcohol le fueron tentadores. Cerca de las cuatro de la mañana, con varias copas encima, Ruzgar decidió que era hora de marcharse. Aygul le acompañó al estacionamiento. No estaba ebrio, pues tenia una buena resistencia al licor, solamente que su rostro si estaba un poco rojo y hablaba más de la cuenta. Ella sintió como cruzaba su brazo sobre sus hombros en un abrazo, común en ellos que llevaban años compartiendo tanto. —Ruzgar—le llamó. —¿Qué pasa? —¿En serio tendremos que esperar? —Sera lo mejor—respondió mientras caminaban en medio del estacionamiento. —Aksoy es rebelde y muy astuta, pero te juro que su comportamiento

