—Dijo que iba a descuartizarme si volvía a poner mis manos en Elif. —¿La tocaste? ¿Cuándo pasó? —La besé, Omer. —¡Idiota! —exclamó pálido—. ¡¿Cómo pudiste hacer algo tan estúpido?! ¡No te dabas cuenta de donde estabas parado! ¡Imbécil! Ahora no creo que sea suficiente con que regreses a Esmirna, sal del maldito país y no veas a tus padres de nuevo…Alá, Alá, Alá… —No exageres… —¡¿Ya viste dónde estamos?! ¡Un puto hospital! ¡Pudieron matarte, matarme! ¡A ambos! ¡Creo que tengo que hablar con mi tío! ¡Debemos hacer algo! ¡Debes besarle los pies! ¡Debes hacer algo! ¡Por Dios! Omer quiso morir en ese momento. ¿Cómo que besado? ¡Alá! ¡Alá les perdonara la vida! Si las mujeres de cualquier m*****o de la Turk era Haram no quería imaginar la posesividad del Guven o del Mudur, posesivida

