De hecho, las superó. Ruzgar sonrió incomodo. ¿Había dicho preciosos ojos? —Bastante. Rizvan dio un trago a su copa y asintió. —Una pena. Tenia un par de juegos para ella, pero no me doy por vencido. Puede que no haya sido mía ahora, pero vendrán próximas subastas y es complejo que un hombre como yo, borre de su cabeza a una mujer como ella. Lindos ojos, bella silueta y mirada pizpireta. Fue una pena de verdad—continuó diciendo y sin darse cuenta, provocó que Ruzgar apretara de más la copa. No hablaba por molestarlo. ¿Por qué habría de molestar hablar de una “prostituta”? Eran hombres y en Al-Fitan se hablaba de sexo y alcohol—. Compré a otra mujer, pero mientras la tenia de rodillas, no pude dejar de imaginar esos ojos. Me arrepentí, pude haber intentado doblar la puja nada más por

