GOLBASI, TURQUIA. Mierda. Elif sacó el rostro de la bañera y pasó las manos por su cabello. En su cabeza se repetía un único momento, ya fuera por la intensidad de las emociones o porque había sido un gran error. Quiso que lo primordial en sus pensamientos fuera el hecho de que había terminado dentro de ella y no la forma en como sus ojos le vieron cuando lo hizo. Ella se afirmó a su cuerpo y de primera mano, notó como tembló, como su piel sudó y los escalofríos se apoderaron de él, cual placentero tormento. Si pensó que no podía ser más atractivo y masculino, en ese momento, lo fue. Pronunció una frase en un idioma desconocido, pero que pareció ser la representación de todo lo que su rostro dejó ver. No pudo dejar de pensarlo en lo que quedó de la madrugada. Ambos habían vuelto a la

