Lo llevaba dentro de la piel y ya no solo en el sentido s****l.
(…)
Espera, espera, espera.
Elif mantenía la mirada fija en el suelo, mientras sus manos permanecían sobre su cabello. No estaba lidiando bien con todo lo que fluía a su alrededor. Recordaba haber hecho lo que creyó correcto. Agradeció el polvo, recogió sus ropas y no pudo hacer nada más porque desde Ankara sabía que algo andaba mal. No le estaba gustando la forma como sus emociones tomaban control de ella y menos, como aquel gusto particular por el buen sexo estaba cruzando barreras poco controlables y sobre todo agradables para ella.
Ninguno de los dos dijo nada.
Con el cuerpo todavía sudoroso había escapado, subido las escaleras rápidamente y cerrando la puerta detrás de sí. No estaba lista para poner nombre a eso y
